1,6 billones de dólares es el dato que esta semana explica Patricia García del equipo de Análisis y Selección de Mercados Privados de BBVA Quality Funds.
COLABORACIÓN de Patricia García Cotillo, del equipo Análisis y Selección de Mercados Privados, Quality Funds.
La cifra es 1,6 billones. Este es el volumen que que alcanzó la deuda privada en 2024: más de 1,6 billones de dólares en activos bajo gestión (AUM) estimados, según Preqin. El dato no solo representa un aumento del 168% respecto a 2016, sino que confirma su consolidación como una de las opciones más atractivas para inversores institucionales y de banca privada.
¿El secreto de su éxito? Una combinación de flexibilidad, rentabilidad y capacidad para adaptarse a un entorno económico desafiante, donde la diversificación y el balance entre riesgo y retorno son más importantes que nunca.
¿Qué ha impulsado el auge de la deuda privada?
Pero la deuda privada no es un concepto nuevo, su crecimiento explosivo en las últimas dos décadas tiene raíces claras en la necesidad de las empresas de acceder a financiación fuera de los canales tradicionales. Durante mucho tiempo, las empresas dependían de los bancos para financiar sus operaciones y proyectos. Sin embargo, con el endurecimiento de las regulaciones financieras tras la crisis financiera global de 2008, los bancos se volvieron más conservadores en su oferta de crédito. Este cambio dejó un vacío que la deuda privada ha cubierto satisfactoriamente.
Actualmente, los fondos de private equity contribuyen significativamente a este crecimiento del activo, utilizando la deuda privada como una herramienta clave para financiar sus operaciones de buyouts. Esta tendencia ha generado un impulso adicional al mercado, fortaleciendo aún más su posición como una clase de activo estratégico.
Considerando lo anterior, la expansión de la deuda privada en los últimos años se ha debido a una combinación de factores que han hecho de esta clase de activo una opción cada vez más atractiva para los inversores entre los que destacan:
- Entorno de bajos tipos de interés: Las políticas monetarias expansivas tras 2008 redujeron los rendimientos de bonos tradicionales, haciendo que la deuda privada se posicionara como una alternativa con mejores retornos.
- Diversificación de riesgos: En un mundo cada vez más interconectado y volátil, la diversificación es clave y la baja correlación de la deuda privada con los mercados públicos permite a los inversores mitigar riesgos y ofrecer rendimientos estables, especialmente en periodos de incertidumbre económica.
- Desintermediación financiera y flexibilidad: la deuda privada permite acceder a financiación de manera más flexible y a menudo más rápida ofreciendo una vía más directa entre prestamistas e inversores, eliminando intermediarios y proporcionando condiciones más ajustadas a las necesidades específicas de cada empresa o fondo de private equity. Esta flexibilidad ha sido un factor crucial en el crecimiento del activo.
Un presente y futuro prometedor
En el contexto actual, la desaceleración de los tipos de interés podría tener consecuencias positivas para el activo reduciendo los costes de financiación para las empresas y mejorando las valoraciones y flujos de caja de las compañías en cartera. Además, el incremento previsto en las operaciones de buyouts podría estabilizar los spreads y aumentar la competitividad de precios.
En definitiva, la deuda privada ha pasado de ser una opción alternativa a convertirse en un pilar fundamental de las carteras de inversión consolidándose como una de las clases de activos más relevantes para los inversores que buscan no solo diversificación, sino también rendimientos atractivos en un entorno de tipos de interés bajos y volatilidad económica. Con su flexibilidad, rentabilidad y capacidad para adaptarse a las necesidades cambiantes del mercado, la deuda privada tiene un futuro prometedor, y es probable que continúe siendo una opción clave para los inversores en los próximos años.
En BBVA, la deuda privada forma parte del allocation de mercados privados en algunas de sus carteras. En este contexto de auge, BBVA lanzó en 2021 su Fondo de Fondos de deuda privada, BBVA Deuda Privada 2021 IICIICIL, con un patrimonio inicial de más de 170 millones de euros. Tanto este fondo como el resto de inversiones en deuda privada cuentan con el respaldo del equipo de análisis y selección de Mercados Privados de Quality Funds.