La estrategia de Omega Capital en mercados privados: ADN de family office
Montserrat Formoso
La experiencia de Omega Capital en mercados privados se remonta al origen de la propia entidad en 1999. “El private equity estaba entre los cinco programas de la casa”, señala Alberto Ruiz, Consejero Delegado de Omega Gestión, la gestora de Omega Capital. En ese tiempo han acumulado mucha experiencia combinando la inversión en gestores con la inversión directa, “lo que ha supuesto un expertise muy útil para la inversión a través de fondos, puesto que permite entender cuáles son las dinámicas de creación de valor. Ambos programas se complementan”.
La confianza de la firma en las inversiones en mercados privados se mantiene en la actualidad. Alberto Ruiz destaca el menor protagonismo de los mercados públicos en los últimos años. “Hay 3.000 empresas cotizadas, la mitad que en el año 2000. Al mismo tiempo aumenta el tamaño del mercado de compañías no cotizadas. Una oficina familiar como somos nosotros no puede estar al margen de esto”, explica.
La estrategia de Omega Capital en este campo ha estado siempre centrada en la inversión en fondos de operaciones de control (buyouts). Sin embargo, esta ha evolucionado a lo largo de los años: aunque comenzaron invirtiendo en el segmento de empresas de gran capitalización, desde 2016 están focalizados en fondos de compañías mid market en América del Norte y Europa. Pablo López de Ayala, responsable de la estrategia en Omega Capital, considera que es el segmento que “aporta retornos más consistentes en el ciclo”. Además, “el 87% de las empresas en EE.UU. son privadas y la inmensa mayoría son pymes que no están presentes en los mercados cotizados”, explica.
"La principal palanca de creación de valor es la gobernanza y la alineación de intereses"
En una industria donde las entidades buscan diferenciarse, ellos destacan su apuesta por lo que para muchos inversores es un plain vanilla: la estrategia de buyouts. “Nuestros esfuerzos se concentran en lo que conocemos”, señala López de Ayala. Además, no buscan invertir en “grandes marcas” que pueden verse “penalizadas por la teoría de rendimientos decrecientes”; prefieren gestores con igual o mayor potencial pero de más difícil acceso.
¿Qué es invertir en mid-market?
Si se atiende a tamaño de las compañías, el concepto es muy distinto en EE.UU. frente a Europa. Por ello, desde Omega matizan que lo que define el mid-market es “que haya posibilidad de participar en los procesos de consolidación de los sectores y que además haya flexibilidad en a la hora de desinvertir de las compañías, ya sea mediante operaciones de salidas a bolsa, venta a un industrial o venta a otro private equity. Es fundamental en entornos como el actual”, afirma López de Ayala.
Aportando una visión general sobre la industria de mercados privados, Pablo destaca que “estamos en un momento de transición. El negocio de las entidades de gestión va hacia el acceso del inversor con patrimonios más pequeños y a fórmulas que aplican una mayor liquidez”, explica. Hay que ir analizando cómo estos cambios afectan a las estrategias de los gestores, aunque tiene claro que son fórmulas que “no serán inocuas y afectarán a los retornos”.
Se declaran defensores de los vehículos cerrados para este tipo de compañías en las que la creación de valor exige plazos más largos. Aunque para ello, es fundamental tener experiencia invirtiendo en estos mercados para conocer las dinámicas del activo. Ayudar a las participadas en momentos de incertidumbre “no está al alcance de todas las gestoras”, apunta.
Esto pone el foco en el proceso de selección de las entidades en las que invierten. “No hay un patrón común en las gestoras que queremos”, señala López de Ayala. “Lo más importante es el equipo que hay detrás del fondo”, apunta. “Aquí dedicamos mucho tiempo a entender cómo se ha generado la rentabilidad en el pasado, cómo se pretende hacer en el futuro, cómo se ven remunerados, etc.”. En este sentido, destaca que la principal palanca de creación de valor es la gobernanza y la alineación de intereses, que sirve de engranaje de toda la cadena: desde la misma compañía participada hasta el inversor final, e implica, nuevamente, “entender qué es el private equity y las mejoras operativas”, añade.
ADN de family office
Como family office, “tenemos un ADN diferencial a la hora de invertir en private equity”, señal Ruiz, y lo compara con la famosa etiqueta acuñada en EE.UU. de “invertir como un endowment”.
¿Cuáles son estos aspectos diferenciadores de invertir como una oficina familiar? En primer lugar, la recurrencia, el concepto de programa de inversión en mercados privados. “Todos los años tomamos dos o tres compromisos, independientemente de las circunstancias de mercado”, señala Ruiz. Este es un concepto muy útil en el largo plazo porque descartamos el market timing en private equity, que es una idea que no funciona. Además, dicha recurrencia inversora permite la autofinanciación de nuevas inversiones a medida que se materializan las devoluciones de capital. Un circulo virtuoso.
“Ahora es una buena oportunidad para invertir, el LP tiene la sartén por el mango"
En segundo lugar, podemos establecer una planificación en la que cada cinco o seis años renovamos la apuesta en una gestora. “Nuestro objetivo es establecer relaciones de largo plazo con los gestores en los que invertimos”, añade López de Ayala. Esta estabilidad hace que se abran puertas a firmas a las que “no han tenido acceso otros inversores”, añade. A lo largo de los últimos años “hemos establecido una relación con más de 1.000 gestoras. Tenemos un grado de cobertura dentro del universo de buyouts que nos permite estimar lo que vamos a hacer en los próximos 2-3 años”, explica.
Además, como family office, destacan que son más flexibles que otras gestoras institucionales en la toma de decisiones.
Visión de la industria
En un entorno más complicado para el fundraising a nivel global, ven que muchas gestoras norteamericanas que nunca habían desplegado sus esfuerzos de comercialización fuera de EE.UU. están comenzando a buscar inversores en otras geografías, Europa entre ellas. “Ahora es una buena oportunidad para invertir, el LP tiene la sartén por el mango", señala Ruiz. En ese sentido, afirma que Omega Capital está en una buena situación frente a las gestoras, puesto que su programa de inversión sigue adelante independientemente de la coyuntura: “los compromisos que la oficina ha tomado en el programa de inversión actual han aumentado respecto al anterior”.
A pesar de que esperan que sean buenas añadas, López de Ayala advierte que “no hay que rebajar ni un ápice los procesos de due diligence. Hay que ser muy selectivo, no se trata de invertir por invertir. Las gestoras pueden tener problemas con sus participadas y los equipos deben tener capacidades para apoyarlas”.