Las gestoras han comenzado a recorrer la senda hacia la sostenibilidad con ilusión, optimismo y mucha conciencia, pero el trabajo es arduo y la forma de afrontarlo muy variada. Responsables de varias entidades detallan su proceso de inversión ASG y cómo han llegado a él.
Las gestoras han comenzado a recorrer el camino hacia la sostenibilidad con ilusión, optimismo y mucha conciencia, pero el trabajo es arduo y la forma de afrontarlo muy variada. Responsables de varias entidades detallan su proceso de inversión ASG y como han llegado a él en un desayuno organizado por FundsPeople y patrocinado por State Street Global Advisors (SSGA).
El hilo conductor es el análisis realizado por la gestora Índices de bonos corporativos con perfil ASG avanzado: una asignación estratégica, que anticipa el crecimiento de la inversión ASG en el área de renta fija.
Un equipo especializado y una metodología propia
En Santander Asset Management, Ana Rivero, responsable global de Estrategia de Mercado y ASG de la gestora, explica que tienen un equipo puro de ASG: “En su momento, incorporamos a personas que no eran analistas financieros ni procedían de otras áreas de la gestora, sino que reclutamos a personas muy expertas de agencias de rating ASG o de consultoras especializadas en estos temas. Y eso es lo que hace al equipo muy particular”. El proceso de inversión cuenta con el comité de inversiones y el de sostenibilidad en los que se juntan las dos vertientes: los gestores de fondos puramente financieros y el equipo ASG.
La gestora cuenta con una metodología propia, que está ya incorporada a los sistemas operativos del front y back office de la entidad, de manera que los gestores, cuando están decidiendo una cartera de inversión, pueden factorizar, además de los factores financieros, los datos de esa metodología propia. “Ha sido un proceso largo, de más de un año de duración, hasta que hemos podido juntar ambas fuentes de información; y ahora mismo un gestor, cuando va a comprar o a vender un asset (da igual bonos, acciones, fondos de terceros o ETF) tiene las características, los rankings y los scorings ASG que nosotros le hemos asociado a esa inversión”.
Pero no todos los activos tienen rating, ni siquiera el propio de la gestora: “El 99% de las veces que esto ocurre es porque las empresas no dan esa información, algo que ocurre sobre todo en el ámbito de las small y mid caps, que muchas veces ofrecen muy poca información extrafinanciera o bien no la suficiente para permitir colocarlas en igualdad de condiciones de rating que al resto de compañías. Y son estos casos los que generan más debate en los comités de inversiones y sostenibilidad”.
Respecto a las estrategias, Ana Rivero explica que tienen 20 fondos dedicados a sostenibilidad en el mundo, a los que se les aplica la estrategia best in class. “Aparte de la exclusión, sistema que aplicamos no solo a los fondos ASG si no a todos, hacemos un screening basado en normas en los fondos ISR; de entre los cuales el que más activos tiene bajo gestión es Santander Sostenible 1”. Añade que tienen también fondos temáticos, destacando Santander Equality, centrado en la diversidad de género, y Santander Sostenible Bonos, un fondo de impacto (artículo 9).
Sostenibilidad como concepto trasversal
También ha sido muy relevante el proceso de transformación en materia ASG realizado en Bankia Fondos. Enrique Blasco, director de Planes de Empleo y responsable de la inversión ASG de la gestora, cuenta que desde 2013 desarrollan una gestión que tiene en cuenta criterios extrafinancieros en el caso de los fondos de empleo. “Desde entonces, hemos ido avanzando paulatinamente en el conocimiento y el desarrollo de los criterios ASG, con el despliegue de una estrategia que no solo se limita a ciertos productos, si no que afecta de manera global y transversal al conjunto de los procedimientos, a la toma de decisión de inversión y al control de riesgos”.
Explica, que en Bankia Fondos trabajan con MSCI, tienen un rating mínimo establecido, y también aplican exclusiones (incumplimiento del Pacto Mundial, armas controvertidas, carbón térmico, tabaco...). Entienden la sostenibilidad como algo transversal a todos los departamentos: “En el terreno de la gestión de activos, la incorporación de los criterios Ambientales, Sociales y Gobernanza (ASG) a los procesos de toma de decisión de inversión y de control de riesgos es un componente esencial de valor añadido para dar una mejor rentabilidad-riesgo a nuestros partícipes. Creemos, además, que, al incorporar ese análisis de sostenibilidad, tenemos grandes oportunidades y ventajas competitivas, al tiempo que nos permite mitigar riesgos en el futuro”.
Cuentan con un comité de sostenibilidad, que está formado por la alta dirección de la gestora, y con diferentes subcomités, como el de política de exclusiones, metodología e integración, divulgación, engagement y proxy voting y membresías y reporting.
Respecto a las estrategias, a nivel gestora un porcentaje muy importante se centra en la exclusión e integración de los riesgos ASG. “La más común es la estrategia best in class, que es la que aplicábamos en un inicio a los planes de empleo y que, poco a poco, la hemos ido extendiendo a toda la gama de productos. De entre las diferentes estrategias, la más pura sería la gama sostenible: Bankia Futuro Sostenible y Bankia Mixto Futuro Sostenible, que son fondos con impacto en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas. Intentamos llegar a 10 de los 17 objetivos marcados”.
Enrique Blasco destaca, además, que están haciendo un esfuerzo muy importante en el ámbito del engagement: “El poder influir en las decisiones de las compañías, el mantener un diálogo activo con ellas, nos parece un tema muy relevante. Está cogiendo bastante importancia dentro de la gestora”.
Una apuesta por la información y la calificación externa
En Bankinter Gestión tienen una gama creciente de producto (dos fondos de inversión y uno de pensiones), por lo que el modelo de integración se ha centrado en ellos. Emilio Barberá, gestor de fondos sostenibles y responsable de Integración de Riesgos ASG de Bankinter Gestión, explica que desde el año pasado la entidad se marcó la sostenibilidad como objetivo estratégico. Una meta que ha reforzado la regulación, que “nos ha llevado a hacer esa integración a nivel transversal en la gestora, que es en lo que estamos trabajando ahora. Con lo que al final tendremos analizados y medidos los riesgos en todos los productos que gestionamos, con independencia de si tienen o no objetivos específicos en términos de sostenibilidad”.
En este caso cuenta que, desde un primer momento, consideraron que lo más adecuado era delegar la tarea de recogida de datos y el tratamiento de los mismos en proveedores externos: “Estamos trabajando con proveedores externos para la gestión de los riesgos ASG en los productos específicos y seguiremos haciéndolo cuando integremos esos riesgos a nivel transversal de la gestora".
Por tanto, según explica, "no hay un equipo de analistas específicos dedicado en exclusiva al análisis de riesgos ASG, sino que hay una tarea conjunta de los gestores que, al mismo tiempo que cubren determinados sectores analizan, junto con el resto de variables financieras, los riesgos ASG”. De hecho, según explica, en los comités semanales, cada idea de inversión que se presenta desde hace casi dos años incorpora dentro de las muchas variables que se estudian y se analizan las de riesgos ASG.
Respecto a las estrategias, no hay una preferencia, “realmente es el producto y su objetivo el que la determina. En uno temático, obviamente lo que predomina es una estrategia de buscar compañías vinculadas con los objetivos o la temática del mismo. En el resto, en los que se tiene una aproximación a la sostenibilidad más general, la estrategia habitual es best in class”. Añade que, la exclusión no ha formado parte de la estrategia de los productos, “lo cual no significa que en un futuro no se pueda aplicar”.
Un plan de inversiones sostenibles apoyado en cuatro pilares
Igual que en el caso de Bankia Fondos, en la de BBVA Asset Management, también el origen de la sostenibilidad está muy vinculado al mundo de los fondos de empleo. “Ya en 2008 el fondo de empleados de BBVA y la gestora dedicada a los fondos de empleo firmaron los Principios de Inversión Responsable de la ONU, con lo cual el compromiso viene de muy lejos. En estos fondos hemos ido aplicando criterios sostenibles muy variados, y hace tres años se lanzó un plan de sostenibilidad que afecta de manera transversal a todo el grupo de asset management: sale del mundo del empleo y se convierte en transversal”, comenta Alberto Gómez-Reino, responsable de Inversiones Sostenibles y Clientes Institucionales de la gestora.
La estrategia de integración global de sostenibilidad afecta, por tanto, a todos los productos que gestionan. “Aunque sean productos del artículo 6 (mainstream) van a tener un mínimo de características sostenibles y, por supuesto, aquellos específicamente sostenibles van a tener unos estándares superiores”.
El plan de inversiones sostenibles se apoya en cuatro pilares: política de exclusión, de integración, de voto y de engagement, y de estrategia de impacto. Para los productos mainstream, más tradicionales, hay una política de exclusión y de integración. Mientras que las políticas de voto y de engagement y de impacto normalmente están dedicadas a aquellos productos que tienen equity o a los que son del artículo 8 o 9.
Explica que para la información extrafinanciera también utilizan asesores externos, tanto para la parte de integración como para la de voto. Pero transforman esa información. “No la cogemos tal como viene. Hemos dedicado gran parte del año pasado a ver cómo se combina de la mejor manera toda la información disponible por parte de esos proveedores. Esta información se la hacemos llegar a los equipos de inversión para que la incorporen en su toma de decisiones”.
Respecto al funcionamiento interno, hay un grupo de gobierno que, a nivel gestora, coordina las iniciativas sostenibles en lo que se refiere a criterios, metodología y productos. Y, además, también se encarga de armonizar lo que se hace en las diferentes geografías, al pertenecer la firma a una entidad financiera global. En un nivel puramente de inversiones hay un equipo dedicado de cuatro personas que en estos momentos gestiona producto.
Pero, según explica Alberto Gómez-Reino, esa función se va a transformar. Cuenta que “su misión va a ser definir qué significan los cuatro pilares mencionados, comprobar que los productos sostenibles y los que no lo son los cumplan. También se encargará de coordinar en la selección de arquitectura abierta qué productos consideramos sostenibles, cómo vamos a alinear nuestros criterios con los de los proveedores de terceros, que no siempre son iguales”. En cuanto a producto dedicado, trabajan en tres líneas: producto artículo 8, en bolsa, bonos y asset allocation, tanto en formato fondo de inversión como de pensiones.
La importancia de ponderar cada uno de los criterios ASG
Daniel Ung, responsable de Quantitative Research y Analysis, ETF Model Portfolio Solutions en SPDR EMEA & APAC, la unidad de ETF de SSGA, explica que utilizan un enfoque propio. Consideraban necesario desarrollar una metodología interna, y no solo basarse en datos externos, debido a la gran diversidad que existe en las calificaciones ASG, una dispersión que califica de preocupante. “Si solo utilizamos el rating de un proveedor, adoptamos su esquema de ponderación y el nivel de importancia que él le da a ciertos criterios”.
Por este motivo, considera que pueden aportar mucho valor añadido al incorporar también el punto de vista de SSGA en esta materia: “No solo usamos varios proveedores, si no que también, después de procesar los datos brutos, incluimos nuestra opinión”.
Por eso es tan importante para ellos el engagement. “Aprovechamos el tamaño de nuestra casa en la discusión que tenemos con las empresas. Usamos también el conocimiento de nuestro equipo de Asset Stewardship, lo que nos permite mantener un diálogo con las compañías que realmente sirva para que mejoren, si esa es su intención, en el ámbito de la sostenibilidad”.
Explica que SSGA ha desarrollado la herramienta R-Factor, un sistema propio de scoring ASG. En ese R-Factor las conversaciones que el equipo de Asset Stewardship mantiene con las empresas pesa un 10%. El otro 90% procede de la información sobre los criterios ambientales, sociales y de gobernanza que aportan los proveedores externos. “No usamos datos internos pero sí decidimos que ponderación le otorgamos a cada uno de los criterios ASG. Por eso tenemos una calificación más global, al no incluir solo los criterios ASG tradicionales, sino también conocimiento interno”.