Inversión sostenible: las vías para generar alfa en las carteras

Sostenibilidad, ASG, ISR
Jan Piatkowski, Unsplash

A estas alturas parece superado el discurso que enfrentaba la inversión sostenible con la rentabilidad. Está demostrado que ofrece retorno; y que lo busca, no se trata de un acto filantrópico o una donación. Pero, ¿cuáles son las vías de generación de alfa de una cartera sostenible? Sobre ello reflexionan analistas, gestores y selectores en un desayuno organizado por FundsPeople y patrocinado por Liontrust.

Mejores resultados ajustados por riesgo

Claudia Antuña, analista de inversiones en Afi Inversiones Globales, ve dos vías principales de generación de alfa. En primer lugar, y partiendo de que hay muchas maneras de hacer inversión sostenible, considera que ya ha quedado ampliamente demostrado que estas carteras no drenan rentabilidad, y que incluso pueden ofrecer mejores resultados en el largo plazo. Mejores resultados que se consiguen precisamente por un mejor control de los riesgos. Entendiendo un mejor control de los riesgos, no tanto por menores niveles de volatilidad (la inversión sostenible también está sujeta al ruido del mercado) sino por la capacidad de mayor amortiguación en momentos de fuertes caídas: “Los mercados reconocen a las empresas con un mejor perfil ASG como compañías más robustas y mejor preparadas para afrontar los momentos de mercado en los que exista una mayor incertidumbre”. 

Siguiendo con este argumento, considera que si, con una correcta integración ASG y control de las controversias conseguimos que las inversiones caigan menos que los índices tradicionales, “solo con que en el momento de la recuperación del mercado estas carteras recuperen igual que las tradicionales, en el largo plazo vamos a lograr resultados mejores por el simple hecho de la capitalización”. 

Además, explica que la generación de alfa la podemos encontrar a través de aquellos sectores que consideremos que tienen un mayor recorrido a futuro porque van a ser receptoras de flujos, porque las economías se están transformando, porque la forma en la que vivimos está cambiando y, todo ello, va a convertir a las actividades económicas más sostenibles en las ganadoras del mañana. Por tanto, asegura que “desde un punto de vista de apuesta temática y sectorial la inversión sostenible también ofrece una oportunidad para generar alfa en las carteras”.

Sesgos factoriales y criterios ASG para seleccionar empresas

Jorge González, director de Análisis en Tressis, ve otras dos fuentes de generación de alfa. Una de ellas son los sesgos factoriales o sectoriales que suelen conllevar este tipo de inversión. Por ejemplo, el típico de no tener exposición al sector de la energía, al del armamento o a empresas tabaqueras, las exclusiones más básicas que suelen incluir estos productos, se ha traducido en un mejor comportamiento de los productos que los índices debido a la evolución del mercado en los últimos años. Este alfa no lo achaca a los gestores sino a las dinámicas del mercado: “Desde mi punto de vista no es el alfa que perseguimos cuando buscamos un fondo para incluir en la cartera. Es un alfa con el que ya contamos, que a veces nos ha venido muy bien pero a lo mejor en los últimos seis meses no tanto por la rotación hacia sectores más value”.

El otro alfa, el que considera más importante, es “la capacidad de los gestores de conseguir mayores rentabilidades usando criterios ASG para identificar compañías dentro de los diferentes sectores”. Explica que aquellos en los que los gestores suelen encontrar más divergencias en cuanto al comportamiento de las empresas son el industrial, la banca y el consumo básico. “Es aquí donde los gestores que se apoyan en criterios ASG son capaces de generar más alfa. Hay otros sectores en los que el gestor tiene más dificultades para obtener alfa vs. los índices a pesar de tener en cuenta los criterios ASG”.

¿Inversión rentable per se o por impulso de la demanda?

El buen resultado cosechado por estas estrategias en 2020 ha provocado que en este 2021 la inversión sostenible esté en boca de todos. Y el hecho de que sean muchos los que se estén apuntando a esta corriente podría hacer pensar que esa mayor demanda está impulsando el precio de las empresas y, por tanto, la rentabilidad de los productos sostenibles. En definitiva, ¿estamos hablando de una burbuja?

Almudena Cansado, gestora de Fondos de Fondos en Unigest (Grupo Unicaja Banco), considera que aunque algo de eso puede haber, “la inversión sostenible renta por los principios implícitos que tiene detrás. Evidentemente, el apoyo de la demanda ayuda a que esa rentabilidad sea más real, pero invertir en empresas sostenibles es hacerlo en compañías sólidas, que cuidan no solo a los clientes sino también a los empleados y a la sociedad en general y, por tanto, suelen tener balances sólidos y comportarse muy bien en entornos de mercados de no alto crecimiento o incluso de recesión como el del año pasado”.

No obstante, apunta que se han visto comportamientos de rentabilidad dispares por sectores y compañías: “Si seleccionamos a las empresas best in class y eliminamos a las peores generaremos alfa casi seguro, pero habrá en ciertos sectores donde sea más complicado generar ese alfa adicional”.

Minimizan el impacto de eventos extremos negativos

Las empresas con mejor nota en inversión sostenible aguantan mejor los vaivenes por ser más robustas. Pero no solo por eso. David Sánchez, responsable de Selección de Fondos en Santalucía AM, se centra en el denominador de la ratio de Sharpe, en la parte de los riesgos, para analizar por qué estas empresas han caído menos. “El hecho de incorporar unas variables extra en el análisis ayuda, y ayuda sobre todo desde el punto de vista de la minimización del riesgo de cola, de que tengas un evento extremo”. Explica que al evitar estos riesgos de cola al incluir las variables ASG al análisis, las compañías que lo superan son más longevas, con más posibilidades de tener una vida más larga.

Pone un ejemplo, el clásico de Volkswagen y las emisiones de CO2: “Si incorporas este tipo de análisis de riesgos que ayuden a minimizar esos impactos tan negativos, que son riesgos intrínsecos de esa compañía, lógicamente estás generando un mayor alfa dentro de tu cartera”. A su juicio, no hay que quedarse solo con el hecho que las empresas más sostenibles caen menos porque tienen una mayor calidad, sino porque, además, minimizan el riesgo de eventos negativos extremos.

Cuatro claves para elegir una empresa sostenible

Para terminar, un ejemplo práctico de cómo una gestora incorpora alfa a sus fondos sostenibles. Lo explica Louis Stevens, del equipo de inversión sostenible de Liontrust. El enfoque de partida es claro y simple: “Ofrecer a los clientes una rentabilidad superior al tiempo que contribuimos a hacer un mundo mejor”. Y a partir de aquí, la gestora ha identificado cuatro aspectos clave que, a su juicio, cualquier empresa debe tener para aportar alfa de manera sostenible y, en consecuencia, para que sea tenida en cuenta por el equipo de selección.

En primer lugar, antes de invertir en un sector, “queremos entender las grandes tendencias estructurales de nuestra economía y cómo están afectando a las empresas. Las compañías alineadas con estos cambios son mejores inversiones que las empresas que no los tienen en cuenta. Por tanto, exigimos que las empresas estén expuestas a una de nuestras 21 temáticas de sostenibilidad”. A continuación, explica que necesitan la excelencia en criterios ASG, que miden con su propia matriz de sostenibilidad: “Entender cómo se gestiona una compañía nos ayuda a encontrar equipos de gestión de alta calidad que tienen más probabilidades de cumplir con su estrategia empresarial”.