Invertir en África: conceptos erróneos y realidades

Africa
Sergio.agostinelli, Flickr, Creative Commons

Es fácil caer presa de conceptos erróneos sobre lugares que nunca hemos visitado: suponer que todos en EE. UU. conducen coches grandes, que a todos los franceses le gustan los croissants y que todos los canadienses juegan al hockey sobre hielo sería equivocado. “Hay muchos conceptos erróneos sobre la inversión en los mercados en desarrollo y África sin duda los tiene, pero generalizar es peligroso. Es imposible saber todo sobre este enorme continente y diverso, por lo que el enfoque de mi equipo ha sido el de mantener la mente abierta a las posibilidades de crecimiento y los ojos abiertos a los potenciales riesgos”, afirma Mark Mobius, presidente de Templeton Emerging Markets.

Según explica el gurú en un artículo publicado en su blog, a menudo existe la idea de que todo el continente fuera un mismo país. La mayoría de las personas no se dan cuenta cuán diversos son los paisajes, las economías y la gente. Se hablan más de 1.000 idiomas en el continente, con climas que van desde calurosos desiertos y selvas tropicales hasta glaciares congelados. “Un error común es pensar que África está plagada de males sociales. No negamos la violencia, la inestabilidad política y la pobreza existentes en determinadas áreas, y tenemos que ser conscientes de ello. Pero esa no es toda la historia. También hay belleza natural, diversidad cultural y progreso empresarial”.

Una parte importante del proceso de selección de inversiones que siguen en Franklin Templeton es realizar un análisis detallado sobre cada compañía que consideramos, y hacer proyecciones a largo plazo basadas en las características de la empresa y su entorno. “Las historias a largo plazo pueden llegar a ser a muy corto plazo en los mercados de frontera debido al crecimiento generalmente más rápido y a los cambios dramáticos que ocurren como resultado de comunicaciones más rápidas y la llegada de grandes cantidades de inversión extranjera. Sin embargo, en muchos casos, hay que tener paciencia y permitir que la historia a largo plazo se desarrolle”.

Mobius afirma creer fervientemente en el valor de la experiencia directa. “El hecho de hablar con la gente cara a cara nos proporciona información valiosa sobre las dificultades de la vida real a las que se enfrentan. Un problema que tienen algunas empresas en África es cómo operar con éxito en un entorno donde hay restricciones gubernamentales y corrupción. Sabemos que hay corrupción en todo el mundo, pero sin duda en África es sobresaliente. Cuando visitamos una compañía africana, no podemos suponer que la tasa de impuestos que vemos sobre el papel es la tasa de impuestos real que la compañía debe pagar; podrían haber otros costos escondidos bajo la mesa”.

Otro problema en algunos países africanos son las infraestructuras, o, mejor dicho, la falta de ellas. “Hemos sabido que si una compañía opera una fábrica, es posible que no tenga acceso a la electricidad pública y deba generar su propia energía. Observamos obstáculos específicos como éste, que podrían afectar a las operaciones de una compañía, y a qué costo. Estas son cosas que tienen menos probabilidades de ser comprobadas con sólo mirar los balances generales o los estados de beneficios y pérdidas”, afirma el experto.

No todos los caminos conducen al ‘sí’

A primera vista, se podría pensar que la infraestructura, siendo subdesarrollada en muchos lugares, presentaría un caso convincente de inversión. Sin embargo, Mobius considera que las oportunidades podrían ser limitadas en África debido a los monopolios o subsidios gubernamentales. Por ejemplo, la electricidad en Nigeria está subvencionada y sujeta a restricciones, lo que la hace no rentable para ingresar en el negocio de generación de energía en este país. Asimismo, cuando un Gobierno está subvencionando la gasolina, es difícil operar una refinería de forma rentable. Estos son los tipos de detalles que tenemos que considerar en cada país que visitamos”, señala. La parte positiva –según Mobius- es que esto parece estar cambiando.

Otra suposición tentadora es que el futuro de África depende únicamente de las materias primas, como el petróleo, el cacao y los minerales. “Los recursos naturales y la minería son muy importantes, y de interés para nosotros como inversores, pero los motores de crecimiento económico en África son tan diversos como la informática, la electricidad solar, la cerveza y las flores. Muchos europeos probablemente no saben que hay una buena probabilidad de que las rosas que adornan sus mesas sean cultivadas en África, traídas en aviones de alta velocidad como parte de un complejo y eficiente sistema de distribución”, afirma.

Mobius señala que su equipo también está interesado en las industrias y sectores vinculados con el creciente poder del consumidor. “Hay una necesidad de servicios bancarios, en particular la banca móvil, y la penetración de las telecomunicaciones en muchos países africanos es muy baja, por lo que es una buena oportunidad para el crecimiento. Las compañías de alimentos y bebidas también han despertado nuestro interés. Hay una clase media creciente en África, con gustos cambiantes. Para el inversor paciente, África parece ser una historia que vale la pena revisar de tanto en tanto durante bastante tiempo”, concluye el reputado gestor.