“Invertir en sostenibilidad beneficia a las empresas, a sus accionistas y a la sociedad en general”

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Floresyplantas.net Flickr. Creative Commons

La inversión sostenible ha venido para quedarse. Considerada un segmento minoritario hasta hace unos años, este tipo de inversión se ha ganado por méritos propios un puesto entre los productos de las grandes gestoras. Como explican desde UBS Wealth Management, la división de gestión patrimonial de la firma suiza, en un informe reciente donde analizan la evolución y el futuro de la inversión sostenible, “este tipo de inversión, también llamada inversión socialmente responsable o ISR, ofrece a los inversores rentabilidades competitivas y les permite expresar sus valores mediante sus inversiones e influir positivamente en su entorno”.

Para los expertos de UBS, “la ISR es una de las grandes tendencias en el entorno financiero. Cada vez son más las empresas que incluyen criterios ASG (ambientales, sociales y de buen gobierno) en su estrategia de negocio y sus informes financieros porque les ayuda a crear y a preservar valor para sus accionistas. Además, el acceso a esta información permite adoptar mejores decisiones de inversión e integrar la gestión de riesgos extrafinancieros en el análisis estratégico”.

No obstante, la inversión sostenible sigue siendo desconocida para muchos inversores y la rentabilidad de estos productos, el caballo de batalla. “La percepción general es que este enfoque de inversión no es rentable pero se han realizado numerosos estudios en los últimos años que concluyen que la rentabilidad de la ISR es similar a la de los principales índices de referencia o incluso ligeramente superior en algunos casos. Por ejemplo, si comparamos el índice MSCI KLD 400 Social, compuesto por las 400 empresas estadounidenses con mejores calificaciones ASG, con el MSCI US que mide mercado de renta variable estadounidense, observamos que han evolucionado bastante a la par”, afirman desde la gestora.

El informe de UBS destaca un enfoque innovador en inversión sostenible: la inversión de impacto, que centra la estrategia de inversión no solo en obtener una rentabilidad financiera sino también en alcanzar metas concretas en cuestiones sociales o medioambientales, la denominada rentabilidad social de la inversión (SROI). “En un momento en el que los gobiernos de países desarrollados cuentan con menos recursos para proyectos de desarrollo, los inversores privados se han convertido en la mejor alternativa de financiación, ya sea en forma de microcréditos o de otros vehículos de inversión como los ‘bonos de impacto social’ (SBI) del Banco Mundial”.

En UBS concluyen que “los inversores influyen en su entorno mediante sus inversiones, ya sea de forma intencionada o no. Tener en cuenta aspectos como los criterios ASG permite redirigir el capital hacia ciertos sectores o empresas y penalizar a otros. Por eso, en ISR, como en cualquier tipo de inversión, es importante que los inversores definan cuidadosamente el enfoque que mejor se adapte a sus objetivos, su misión y sus valores”.