"Las economías desarrolladas tienen un problema. Si no reducen la deuda, los mercados les darán la espalda y vendrán los problemas de liquidez y solvencia. Si reducen la deuda afectará al crecimiento económico y el consumo, lo que reducirá los ingresos fiscales y aumentará el déficit". Manuel Arroyo, director de inversiones de J.P. Morgan AM en España, cree que cualquiera de los dos caminos conlleva riesgos enormes.
En este escenario y con la rentabilidad de los bonos gubernamentales en mínimos, creen que es mejor realizar apuestas entre mercados (en este caso, prefieren los emergentes) o entre compañías (prefieren las grandes frente a las pequeñas) más que entre activos. En su opinión, en estos momentos, es interesante la inversión en crédito. "Los bonos de más calidad ofrecen más atractivo que hace unos meses", explica Arroyo. También encuentran atractivo en los bonos convertibles que ofrecen menos volatilidad que la renta variable, algo interesante en estos momentos.
Si en la primera parte del año se decantaron por EEUU, ahora creen que Europa ha aumentado su interés en las últimas semanas. En su opinión, el comportamiento de la renta variable europea será positivo de aquí a final de año, aunque cree que no superará la rentabilidad del 10%. "La clave será la publicación de los beneficios empresariales del semestre. En el último año las compañías mejoraron sus beneficios vía la reducción de costes, pero ahora las empresas deben comenzar a invertir. Tienen una caja muy alta", explica. En su opinión, las compañías no dan el paso de invertir se puede caer en una nueva recesión, ya que no se generaría empleo.
En este escenario, esperan una elevada volatilidad en renta variable, aunque cree que a final de año el balance de la bolsa puede ser positivo.