Janet Yellen consolida su legado con la tercera subida de tipos de 2017

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Ni agua, ni viento, ni lluvia. El Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC por sus siglas en inglés) mantiene su lenguaje de reuniones anteriores y espera que la actividad económica siga expandiéndose a un ritmo moderado y que las condiciones del mercado laboral sigan siendo fuertes, incluso a pesar del impacto de los fuertes huracanes que azotaron al país hace unos meses. La Fed también piensa que la inflación se mantendrá en el corto plazo por debajo del 2%, pero que alcanzará su objetivo en el medio plazo, y que los riesgos a la economía parecen equilibrados. En resumen, que las condiciones económicas invitan a proseguir con la normalización, y así lo ha hecho: la Fed se despide de 2017 con la tercera subida de tipos del año, hasta el nivel de 1,25%- 1,5%.

Aunque el FOMC ha insistido en que la política seguirá siendo acomodaticia, su famoso gráfico de los puntos sigue reflejando la expectativa de que los tipos terminen 2018 en el nivel de 2%- 2,25%. Es decir, que prevé otras tres subidas de tipos de interés en el próximo ejercicio, tal y como comunicó asimismo en su reunión de septiembre. Las proyecciones de la Fed también reflejan una previsión de crecimiento del PIB real de EE.UU. del 2,5% para este año y otro 2,5% para 2018. Prevé que el empleo se reduzca una décima más el año que viene, hasta el 3,9%, y estima que el IPC debería terminar este año en el 1,7% y el año que viene, en 1,9%.

"La reunión de hoy no trataba en realidad sobre una subida de los tipos, eso lleva tiempo descontado, se trataba de lo que hará la Fed en el futuro. Está claro que la Fed cree que puede subir los tipos tres veces más el próximo año. Pero esta es una previsión que los mercados no compran todavía, y son los datos más que la retórica los que convencerán a los inversores en última instancia”, comenta sobre esta reunión Luke Bartholomew, responsable de estrategia de inversión de Aberdeen Standard Investments. "Lo que los mercados quieren saber son dos cosas: cúanto impulso cree la Fed que tendrán los recortes de impuestos, y la pregunta del millón de si su confianza en la curva de Philips se ha debilitado”, añade el experto.

Anna Stupnytska, economista global de Fidelity, muestra un punto de vista similar, pues afirma que la Fed “parece estar en disposición de mantener el endurecimiento monetario, al menos hasta el primer o segundo trimestre de 2018”, pero añade que la trayectoria de su política monetaria para 2018 – 2020 “sigue pareciendo demasiado ambiciosa, ya que la inflación va camino de defraudar de nuevo las expectativas”. La economista añade que probablemente el crecimiento del primer trimestre de 2018 “probablemente tenga dificultades para acelerar más allá del pico de inversión derivado de los esfuerzos de reconstrucción tras los huracanes”. Dicho de otra manera, Stupnytska cree que “en 2018 y años posteriores van a ir bajando más puntos en el gráfico de la Fed”.

El legado de Yellen

Esta ha sido la última rueda de prensa con las conclusiones del FOMC en la que ha participado Janet Yellen; el próximo mes y medio estará marcado por lo que ella misma ha definido como “una transición suave” en el relevo de poder. El mandato de la que ha sido la primera mujer al frente de la presidencia de la Reserva Federal se agotará el 3 de febrero de 2018, lo que significa que la siguiente rueda de prensa posterior a la reunión del FOMC ya será dirigida por su sucesor en el cargo, Jerome Powell.

Yellen se convierte en la primera presidenta de la Fed desde los años 70 que no es renovada para un segundo mandato. En estos cuatro años, ha tenido que lidiar con el legado envenenado de Ben Bernanke, que depositó en ella la difícil tarea de reducir los estímulos cuantitativos puestos en marcha en el periodo 2008- 2013. Lo ha hecho con un estilo dovish, prudente, continuista con los mensajes de su predecesor y, al igual que este, no exento de polémica. Cabe recordar que la Fed ha seguido siendo duramente criticada en los últimos cuatro años por sus labores de comunicación, primordialmente al señalizar subidas de tipos que después no se han ejecutado, o se han ejecutado con más lentitud de lo esperado inicialmente.

Otra decisión difícil fue la introducción formal en el lenguaje de la Fed de la monitorización de los acontecimientos externos a la economía estadounidense, como factor adicional a la toma de decisiones sobre política monetaria. Esto sucedió en 2015, año en el que los mercados convulsionaron por las maniobras de China en torno a su divisa, y provocó el retraso efectivo de la primera subida de tipos en casi diez años hasta diciembre de 2015.

Desde entonces, Yellen ha tenido tiempo de comunicar en hasta cinco ocasiones – las dos primeras, con un año de diferencia entre ellas- el incremento del precio oficial del dinero. También ha iniciado la normalización del descomunal balance de la Fed, en marcha desde el pasado mes de octubre. Y hasta ha advertido al actual presidente de EE.UU., Donald Trump, sobre los peligros que entrañan la desregulación y el proteccionismo para el mercado. En todo caso, Yellen deja su puesto con el doble mandato de la Fed más que cumplido: la economía se encuentra muy cerca del pleno empleo, y la inflación se acerca al objetivo del 2%. Ella ha dicho que confía plenamente en Powell para que pilote los mandos de la nave monetaria a partir de febrero de 2018.