El director general de Credit Suisse Gestión cumple una década al frente del fondo Credit Suisse Bolsa, la apuesta value de renta variable española de la firma.
Javier Alonso cumple su décimo aniversario al frente del fondo Credit Suisse Bolsa, uno de los productos emblemáticos de Credit Suisse Gestión, la gestora de activos española del grupo de origen suizo. Aunque el fondo data de 1997, en 2006 el que hoy es el director general de la firma asumió la responsabilidad de convertir este fondo en el espejo en donde Credit Suisse Gestión trata de plasmar su estrategia en torno a la renta variable española.
Su responsable define el producto como “un fondo de value investing con mucho tracking error”. El concepto de creación de valor que maneja la gestora se traduce en que la rentabilidad del capital empleado (ROCE, por sus siglas en inglés) sea mayor que el coste medio ponderado del capital (WACC, en inglés). “A largo plazo, el ROCE hace el cariño”, defiende Alonso, quien recuerda que “a lo largo del tiempo, ha quedado demostrado que las empresas familiares son, generalmente, las más sensibles a defender retornos”.
Pero la creación de valor no es el único criterio utilizado por Alonso en el Credit Suisse Bolsa. También se apoya en la generación de caja. Reconoce que para la firma, “el dividendo es clave”, y no tanto por su cuantía, sino más bien “por lo que representa respecto a la caja generada para ver su sostenibilidad”. En 2008, el equipo de gestión analizó en profundidad los futuros de dividendo y, desde entonces, éstos “se han convertido en una posición estructural del fondo gracias a una estructura temporal muy favorable”.
Combinando ambos criterios, Alonso trata de encontrar compañías con retornos y márgenes elevados sin darle demasiada importancia al beneficio. “Para nosotros, el beneficio no significa nada. En algunos casos puede enmascarar una estructura de capital ineficiente, una política contable cuestionable o decisiones cortoplacistas de los directivos basadas en incentivos perversos”, justifica.
El tercer criterio empleado es la liquidez, en este caso “irrenunciable”. Todas las posiciones en cartera son líquidas, y cuando Alonso no encuentra un margen de seguridad suficiente, mantiene posiciones en futuros del Ibex 35 e invierte la caja en deuda privada subordinada a corto plazo e investment grade.
Dos fenómenos que dejan huella
Según la última ficha mensual del fondo, que atesora 32 millones de euros en activos bajo gestión y una TAE del 5,9% a cinco años y del 0,9% a una década, según Morningstar, entre sus principales posiciones destacan nombres como Telefónica, Coca-Cola European Partners, Almirall, Santander o Caixabank. Sectorialmente, sobresalen telecomunicaciones, industrial, farmacia y salud, financiero, consumo no cíclico y consumo cíclico.
Alonso echa la vista atrás y señala cómo a lo largo del último lustro dos fenómenos han marcado la gestión del fondo: los efectos de la globalización y de la digitalización. “La transformación de los modelos de negocio ha sido determinante en la gestión del fondo. Siempre tratamos de estudiar la sostenibilidad de la ventaja competitiva analizando el sector, los competidores y las industrias sustitutivas”, explica.