Javier Ruiz (Flossbach von Storch): “Es hora de aplicar el sentido común”

Javier Ruiz
Foto: cedida por Flossbach von Storch.

Se cumplen cinco años desde que Flossbach von Storch decidiese depositar su confianza en Javier Ruiz para desarrollar su negocio en Iberia. En todo este tiempo, tanto el director de Ventas para España y Portugal como su equipo han conseguido posicionar a la boutique alemana en el selecto grupo de las grandes gestoras extranjeras en España, con un patrimonio que, según datos del barómetro que publica FundsPeople, hoy ronda los 2.500 millones. Lo han logrado con una gama muy reducida de fondos que destacan por sus buenos resultados por rentabilidad-riesgo (casi todos tienen este año la calificación Consistente FundsPeople).

“Parte del éxito viene de que la propuesta de valor que ofrece la gestora encaja muy bien con las necesidades del cliente. Nuestro discurso es muy claro. Gestionamos desde el sentido común y no hacemos promesas que no podamos cumplir. Cuando eres un gestor de patrimonio, lo que tienes que hacer es generar confianza. Y eso solo se consigue si tu propuesta es clara y comprensible, y la implementas de esa forma en los fondos. Si el riesgo está compensado por la rentabilidad que podemos esperar, invertimos. De lo contrario, no. Es una filosofía fácil de explicar y el mercado la ha entendido y acogido muy bien, afirma Ruiz en una entrevista con FundsPeople.

Este veterano profesional del sector reconoce que los inicios fueron duros, pero también emocionantes. “Empezamos a contar a nuestros clientes la empresa desde cero, con su original filosofía de inversión. Luego pasamos al periodo de consolidación. Es la fase en la que ya eres conocido, te tienen en cuenta los distribuidores, la competencia… Tras estos cinco años, hemos llegado a este punto”, señala Ruiz. Los comienzos consistieron en presentar los fondos multiactivos de la entidad, una línea de producto que está en el ADN de Flossbach von Storch, para posteriormente ir poniendo el acento en el resto de propuestas de renta variable y renta fija que conforman la gama.

Elementos diferenciadores

Cuando se le pregunta por cuáles son los aspectos que distinguen a Flossbach von Storch de sus competidores, Ruiz lo tiene claro. “Nuestros fondos se caracterizan por una cierta simplicidad. Buscamos diversificar y centrarnos en calidad, invirtiendo en compañías sobre las que tienes una mayor visibilidad a largo plazo. Esto nos hace mover menos las carteras. Partimos de una visión macro muy original porque somos una firma completamente independiente. Solo hacemos gestión. No tenemos otros negocios que puedan mediatizar nuestra opinión. Y esa independencia acaba trasladándose a una libertad de pensamiento”, subraya.

El hecho de contar con esa libertad para hacer lo que creen que tienen que hacer en cada momento entronca con otro de los elementos diferenciadores que apunta Ruiz: el no dejarse arrastrar por el mercado. “En los últimos años hemos tenido épocas donde se estaba poniendo en precio una normalización de tipos que nosotros no veíamos. Aprovechamos esa oportunidad y nos posicionamos en contra del mercado. A posteriori, demostró ser la postura correcta. No somos contrarian porque sí, pero no nos dejamos llevar por la corriente, ni nos ceñimos a un índice. Nuestra obsesión es que el riesgo conjunto de la cartera se ajuste a lo que nos pide el cliente”.

El Instituto Flossbach

Tampoco son muchas las gestoras que estén tan cerca del mundo académico como lo está Flossbach von Storch a través del Instituto Flossbach. Aunque ambas son entidades independientes la una de la otra, no cabe duda de que la gestora se nutre de todo el conocimiento que genera el Instituto, el cual funciona como un think tank en el que trabajan profesionales muy cualificados y de gran prestigio, dedicados a estudiar aspectos que pueden afectar a la gestión, los mercados y la economía. “Analizan desde cómo se fijan los precios en el mercado hasta qué puede pasar con las monedas digitales. Son generadores de ideas sobre hacia dónde va el mundo”, destaca Ruiz.

A nivel de servicio, a lo que dedican la mayor parte del tiempo en la oficina de Flossbach von Storch en España es a transmitirles a los clientes cómo piensan y qué están haciendo los equipos de inversión y a contarles las ideas que hay en los fondos. En este sentido, las carteras de Flossbach tienen ahora más renta variable porque, a su juicio, las acciones ofrecen un mejor perfil rentabilidad-riesgo que la renta fija. “Con los niveles de tipos y diferenciales actuales, creemos que lo mejor es ponerse de lado en el mercado de bonos y utilizar el activo para equilibrar el riesgo que asumimos en renta variable. No sirve de nada irse a emisores CCC. Ese riesgo no está pagado”.

Últimos estudios sobre las valoraciones de la renta variable

Tal y como reconoce Ruiz, los niveles alcanzados por la renta variable es uno de los temas que más aparecen en las conversaciones que mantienen con los inversores. En la firma han analizado si las valoraciones de las compañías han integrado este entorno de tipos bajos. Y la respuesta es que aún no lo han hecho. “Esto nos lleva a pensar que las valoraciones no son exageradas. Los resultados de las empresas son buenos y los tipos están relativamente bajos. Si descuentas los flujos esperados de las compañías al tipo de interés actual te salen unas valoraciones muy altas históricamente, pero que están justificadas por ese crecimiento de resultados y esos tipos de interés más bajos”.

La perspectiva que tienen en la casa es que estamos en un periodo de transición. “Hemos pasado una época de crisis debido a todo lo que ha provocado la pandemia, pero no hemos entrado en el periodo post-crisis. La economía, en muchas de sus variables, se está ajustando. Esto genera tensiones. Las primeras las hemos visto ya. Son las ligadas a la inflación. Creemos que, en esta ocasión, los bancos centrales aciertan y esta va a ser transitoria. Su repunte es producto de todo ese desembalsamiento de dinero que se estaba ahorrando, de una sobredemanda que está provocando cuellos de botella, y también al exceso de demanda en determinadas materias primas”.

Vuelta al mismo mundo pre COVID

En opinión de Ruiz, poco a poco, todo eso se va a ir normalizando. “El mercado irá gestionando toda esa demanda y, cuando todo esto pase, nos vamos a encontrar que el mundo del mañana va a ser muy parecido al mundo antes del COVID. Y aquel no era un mundo que crecía extraordinariamente, ni un mundo sin deuda… Más bien todo lo contrario. Era un mundo que tenía problemas estructurales para generar crecimiento (PIB e inflación bajos) y, además, arrastraba unos niveles de deuda que se han exhacerbado con todas las medidas que se han tenido que tomar para paliar los efectos del COVID-19”.

Ruiz cree que, en ese mundo de mañana que será como el de ayer pero peor, una normalización de tipos no es previsible. “Los bancos centrales podrían recortar sus programas, pero de una manera muy cauta. No sabemos cuándo dejaremos atrás el COVID-19. Puede que nos lleve unos meses, unos trimestres… pero acabaremos volviendo al mundo de antes, al de donde hay cada vez un mayor número de países desarrollados con una deuda sobre el PIB por encima del 100%, al de los problemas demográficos, al de la pugna entre China y EE.UU. por la supremacía mundial… En definitiva, no será un mundo radicalmente distinto. Volveremos a enfrentarnos a los mismos problemas”.

El valor de la experiencia

Si la experiencia es un grado, la opinión de Ruiz es interesante escucharla porque quien habla es un profesional con una trayectoria de casi 25 años en la industria. Esto le ha permitido vivir distintos momentos de mercado. “Todo ese bagaje que llevas a tus espaldas te permite contextualizar mejor las cosas. Tienes un pasado. Has visto distintos momentos de mercado que se pueden parecer al actual. Y lo has vivido en primera persona, que es distinto que haberlo leído en los libros. Eso hace que el discurso y la forma de contar las cosas sea diferente. No digo que sea ni mejor ni peor, pero sí distinta. Aportas experiencia. Y, en mi opinión, ahora es momento de aplicar el sentido común”, afirma.

Además, al haber estado mucho tiempo en contacto con los distribuidores, toda esa experiencia le permite a Ruiz entender lo que el cliente está buscando en cada momento y el por qué. “Eso hace que el producto que le presentas al inversor pase un filtro inicial, que es el tuyo”, reconoce.

Grandes tendencias

Ahora, una de las grandes tendencias que aprecia es el boom de los temáticos. “Muchos inversores han considerado que es una buena idea aprovechar ciertas megatendencias que se han comportado bien en el mercado. Cuando haces algo por primera vez y, además, te sale bien, te autoratificas en tus ideas. Piensas: esto es lo que hay que hacer. Puede tener sentido que esos vehículos te den la posibilidad de poner el acento en esa megatendencia, pero al final deberías tener las carteras equilibradas porque, en inversión temática, puedes acabar teniendo sesgos no deseados”, advierte.

Otra de las grandes tendencias es la aceleración de la ASG. En este punto, Ruiz reconoce que en la casa se han tenido que adaptar poco a estas nuevas demandas del cliente porque este análisis estaba implícito. “Somos inversores fundamentales. Analizamos lo que genera una empresa y cómo lo genera. Todo el análisis ASG no es más que estudiar cómo hace las cosas una determinada compañía. A una de nuestras gamas le hemos puesto un filtro MSCI de sostenibilidad. El resultado ha sido que el 95% de las empresas que estaban en nuestra lista de compras pasaban ese filtro. Para nosotros, tiene mucho más sentido esto que buscar el sello”, explica.

La situación de los multiactivos en España

En lo que respecta a los multiactivos, el producto que está en el ADN de Flossbach von Storch, Ruiz sigue apreciando un gran interés por estas estrategias. “Los asesores quieren tener un fondo que les sirva de piedra angular sobre la cual poder construir el resto de sus carteras. Continúa siendo ese producto de fondo de armario que puede encajar en las carteras. Así lo siguen utilizando la mayoría de las redes de distribución y de asesores. El mixto no ha perdido interés ni atractivo. Evidentemente, competimos con los propios productos de las gestoras nacionales, pero eso depende de la apertura que tenga cada red y del producto que quiera ofrecerles a sus clientes”.

En una categoría repleta de oferta, los inversores tienen que cribar. Y, a la hora de hacerlo, el responsable de Flossbach von Storch para España revela que lo primero a lo que prestan atención es a la rentabilidad-riesgo generada. Salvado ese filtro, pasan a analizar el proceso, con el objetivo de determinar si esos números son repetibles o no. “Que el proceso de inversión sea consistente es fundamental. Es raro que nuestros fondos den sorpresas. Todo el proceso de inversión está diseñado para no cometer errores exagerados. Cuando inviertes te puedes equivocar, pero tienes que hacer que la probabilidad de cometer un error de este tipo sea baja”.

Innovación

Flossbach von Storch no es una casa que todos los años esté lanzando al mercado nuevos productos. Su gama es reducida, pero se está ampliando debido a que están trayendo a España algunos de los productos que tenían en Alemania. Lo último que han hecho es apoyar el fondo de renta variable emergente. “Pensamos que, en el futuro, las economías emergentes van a crecer más que las economías desarrolladas y tiene sentido invertir en aquellas compañías que se van a beneficiar más de esa tendencia”.

La otra idea que han traído a España es Der erste Schritt (en español, el primer paso), un fondo gestionado de manera muy conservadora pensado para los inversores a los que les están empezando a cobrar por tener el dinero en depósitos o cuentas a la vista, y para que las empresas puedan disponer de un producto en el que aparcar su liquidez estratégica. “Son los últimos fondos que hemos traído al mercado español. No son productos nuevos. No empiezan de cero. Tienen track record y vienen a complementar lo que ya ofrecíamos”, concluye.