Tras años de dudas sobre su futuro, desde finales de 2012 y, sobre todo, durante 2013, España ha pasado a ser de nuevo un destino atractivo para los inversores internacionales. “España se está comportando como un emergente reaccionando muy rápido”, justifica Javier Santiso, director general de Global Affairs y Nuevas Empresas de Telefónica, así como profesor de Esade y vicepresidente de EsadeGeo, que, no obstante, advierte que “ahora es el turno de la España 3.0”.
En su opinión, el final de la dictadura y el comienzo de la democracia fue el momento de la España 1.0, mientras que, una década después, la entrada del país en la Unión Europea y la internacionalización de sus empresas supuso el paso hacia la España 2.0.
Para lograr esta reconversión económica y social del país, como se puso de manifiesto durante el primer Foro Mirabaud Madrid, titulado “Valores e Innovación en la Economía Española” y organizado por la entidad especializada en gestión patrimonial, gestión de activos e intermediación de origen suizo, hay que aprobar “la gran asignatura pendiente”, la investigación y el desarrollo (I+D). A pesar de que los ejecutivos españoles son cada vez más reconocidos y requeridos por compañías de todo el mundo y de que, por ejemplo, dos empresas nacionales como Grifols y Abengoa son las primeras y únicas en colocarse en el Nasdaq, “España necesita reforzar su compromiso con la I+D para no quedar atrás y lograr crecimiento y expansión”, señala Santiso, muy crítico con esta deficiencia histórica del país. De hecho, recuerda, incluso “Samsung invierte en I+D por sí sola como toda España”.
Javier Seijo, socio de Gómez-Acebo y Pombo, contextualiza la situación: “España cuenta con uno de los incentivos fiscales más altos a la innovación de la OCDE y, sin embargo, no sé por qué no innovamos. Posiblemente sea un problema de seguridad jurídica, ya que las empresas españolas no saben si el I+D que llevan a cabo a nivel empresarial es igual que a nivel estatal, lo que implica la falta de una definición de la I+D concreta y homogénea”. Lo mismo le ocurre al capital riesgo. “Sólo hace falta hacer uso de ello”, anima Seijo.
El foro organizado por Mirabaud, que estuvo dirigido a empresarios e inversores, contó con la participación de Clemente González Soler, presidente del grupo Alibérico, muy optimista con el sector empresarial español. En España, “el 90% de la población tiene una buena opinión de las pymes, un porcentaje mejor que en Estados Unidos”, apunta.