José Manuel Durão Barroso (Goldman Sachs International): “Tenemos que prepararnos para un escenario energético extremadamente difícil, peor de lo que se prevé”

Durao Barroso
Foto: FundsPeople.

Dos ingredientes importantes: habla con total franqueza y su conocimiento de la materia es muy amplio. Fue primer ministro de Portugal, presidente de la Comisión Europa durante 10 años y, ahora, presidente de Goldman Sachs International. Se trata de José Manuel Durão Barroso, quizás uno de los ex políticos con un conocimiento más profundo sobre Europa y su funcionamiento. Su visión sobre la crisis geopolítica y energética que se vive en el Viejo Continente puede ayudar a muchos inversores sobre la manera en la que deben preparar sus carteras. Se la ha trasladado a los clientes de Goldman Sachs Asset Management en la conferencia anual celebrada por la gestora en el Hotel Villamagna de Madrid. 

Tal y como contó, Vladimir Putin es el líder de fuera de la UE con el que más veces se ha reunido. En la invasión de Crimea de 2014, él era el presidente de la Comisión Europea. “Cuando le pregunté sobre la presencia de militares rusos en la región, él respondió que eran turistas rusos visitando a sus familias. Llegó a decir públicamente muchas veces que, si quisiera invadir Ucrania, podría tomar Kiev en menos de dos semanas. Era algo que ya estaba en su cabeza. Pero Ucrania no es el mismo país que el de 2014. Ha recibido entrenamiento militar, mejorado su inteligencia y capacidad armamentística. Putin no esperaba una resistencia tan fuerte por parte de Ucrania, ni tampoco una reacción tan coordinada por parte de la comunidad internacional”.

En su opinión, Putin no acepta la idea de una Ucrania independiente. “Le gustaría que fuese una Bielorrusia II. Es un autocrático, con una visión nacionalista extrema. Utiliza los recursos energéticos y su arsenal nuclear para tratar de proyectar su poder en el mundo. Pero, en el plano económico, con un PIB inferior al de Italia, Rusia es un fracaso completo”.

A su juicio, lo que está sucediendo es muy grave. “El mundo no es el mismo desde el 24 de febrero. Estoy muy preocupado. No hay una idea clara sobre cuál va a ser la salida al conflicto. Se prevé que sea largo. Tenemos que prepararnos para un escenario energético extremadamente difícil, peor de lo que se piensa. La situación es ultra compleja y es posible que muchas de las consecuencias aún no las hayamos visto”.

El presidente de Goldman Sachs International no tiene ninguna duda de que las reticencias de Turquía a la entrada de Suecia y Finlandia en la OTAN se salvarán y que ambos países ingresarán en la organización. Esto es algo que le conduce a pensar que la tensión geopolítica con Rusia va a continuar. “El problema es de largo plazo”.

En su opinión, ante la agresión, Europa podía adoptar tres posturas: no hacer nada y limitarse a una mera declaración institucional, entrar en un conflicto bélico o aplicar sanciones. Ha optado por esta última vía, aprobando una batería de sanciones muy duras. A este respecto, Durão Barroso duda de la capacidad de Europa para mantener su postura actual. “El impacto de las sanciones no puede ser más grave para Europa que para Rusia”. En materia energética, una de las soluciones que podría buscar Europa sería acelerar el Green Deal. “El problema está en el coste que tendrá que afrontar para realizar la transición”.

Crisis de deuda

Pese a todos los problemas a los que se enfrenta la región, el ex mandatario muestra una plena confianza en la capacidad de las instituciones europeas para dar una respuesta adecuada a la situación actual, como por ejemplo lo que estamos viendo estos días con la ampliación de diferenciales en el mercado de deuda pública y el incremento de los intereses de los bonos periféricos.

“Europa tiene la capacidad para evitar otra crisis de deuda. Dispone de instrumentos con los que no contaba en la crisis financiera de 2008 o en la crisis de deuda de 2012. El BCE tiene una experiencia acumulada que le permite responder. Está por detrás de la curva y hay que mantener una estrecha vigilancia sobre el mercado de deuda. Pero, en Europa, nunca se debe perder de vista el factor político. En la crisis griega, la mayoría de economistas de los principales bancos creían que el país abandonaría el euro y la mitad pensaban que la divisa se rompería. Eso no ocurrió. Alemania era la mayor interesada en que esto no sucediese”, recuerda.

Tal y como explica, hoy se pueden hacer cosas que en 2008 eran impensables. “Hay instrumentos que antes no existían. Muchos tabúes han sido quebrados, como la mutualización de la deuda. Cuando yo estaba al frente de la Comisión Europea, Angela Merkel dijo que los eurobonos tendrían que pasar por encima de su cadáver. Hoy ya hemos visto un fondo de recuperación por 750.000 millones de euros”, argumenta.

Por su experiencia, en Europa es muy difícil tomar decisiones, ya que para ello se necesita la aprobación de todos los socios. Pero más difícil todavía es revertirlas. “También requieren unanimidad y eso es aún más difícil de lograr. Lo vimos cuando Rusia invadió Crimea. Europa le impulso unas sanciones que Italia, posteriormente, quiso revertir. Pero eso no fue posible por la oposición de algunos países del Este”.

El fenómeno de la desglobalización

Con respecto a las fuerzas desglobalizadoras que están teniendo lugar, Durão Barroso recuerda que este es un fenómeno que comenzó antes de la guerra en Ucrania. Incluso antes del estallido de la pandemia. “Antes, había productos que no se fabricaban en Europa. Para proteger las cadenas de suministro, se ha vuelto a producir a nivel regional, lo cual es una clara fuerza inflacionista”. Pero los efectos de la desglobalización son mucho más profundos. Afectan también al desacople que se está produciendo a nivel tecnológico entre Estados Unidos y China.  

“Washington considera que el principal problema es China. Es una de las pocas cosas en las que demócratas y republicanos están de acuerdo. Esto está provocando un desacople tecnológico entre ambas potencias que va a ir a más”. También afecta a Europa, que -a su entender- sigue manteniendo una mente abierta para los negocios con el gigante asiático, pero donde ya hemos visto marchas atrás importantes, como cuando el Gobierno del Reino Unido prohibió a los operadores de telecomunicaciones adquirir tecnología 5G de Huawei.