Jubilaciones entre los grandes de la gestión: ¿una retirada a tiempo?

George Soros y Bill Miller han sido los últimos grandes veteranos del mundo de la gestión en anunciar su retirada, aunque en ambos casos es sólo parcial. El caos y la incertidumbre que domina desde hace más de tres años en los mercados mundiales, desde el estallido de la crisis de 2008, y que está ensombreciendo los hitos logrados por los grandes gurús de la inversión en décadas e incluso poniendo en entredicho la idoneidad de algunas de las filosofías de gestión más exitosas de los últimos años, podrían estar detrás de algunas de estas decisiones. Por ello, los analistas se preguntan si el fallido intento de obtener rentabilidades positivas en este entorno de mercado, o al menos de batir a los índices, es sólo un problema puntual entre los grandes o por el contrario significa que hay que dar paso a un cambio de paradigma en la gestión y cuestionarse la validez de los modelos tradicionales.

 

De hecho, los sucesos desencadenados por la crisis, tanto a nivel de rentabilidad como regulatorio, podrían estar detrás de las últimas decisiones de los inversores más legendarios. Así, una nueva regulación más exigente podría ser la causa que llevó a George Soros, el mítico inversor de hedge fund de origen húngaro y de 81 años, a renunciar a la gestión de patrimonios de clientes externos para centrarse en la gestión del capital propio y de su familia, decisión que vino acompañada del cierre de algunos de sus fondos. Diversos medios especulaban con que el anuncio era consecuencia de las próximas nuevas regulaciones que afectan al sector de los hedge fund, a quienes controlará la Securities and Exchange Commission, el supervisor de los mercados estadounidenses. La nueva normativa, que entrará en vigor en marzo de 2012, obligará a todos los hedge fund con gestión de más de 150 millones de dólares, a facilitar información de sus empleados, clientes, conflictos de interés y otras actividades, algo que está haciendo a muchos gestores alternativos a replantearse su estrategia, según publicó Funds People.

 

El fundador del fondo Quantum se hizo famoso en 1992, cuando apostó 10.000 millones de dólares a que libra esterlina se devaluaría y consiguió expulsarla del sistema monetario europeo y embolsarse 1.000 millones en un solo día, hazaña que le valió el apodo de "el hombre que rompió el Banco de Inglaterra". El multimillonario, filósofo-financiero de izquierdas que postula la reforma del capitalismo, es muy crítico con el sistema que le ha hecho rico y dedica actualmente sus esfuerzos a la filantropía y a participar en foros de economía.

 

La retirada será parcial en el caso de Bill Miller, todavía director de inversiones de Legg Mason Capital Management, que llegó a ser comparado por su éxito y su filosofía de inversión de valor con Warren Buffett. Como publicó Funds People, el gurú ya ha ya ha fijado fecha, el 30 de abril de 2012, para abandonar su puesto como responsable de inversiones de la gestora y ceder la gestión de su Value Trust, con activos de 4.700 millones de dólares, a Sam Peters. Miller también dejará de gestionar el fondo Value Equity domiciliado en Dublín, pero continuará gestionando el Legg Mason Capital Management Opportunity Trust junto a Samantha McLemore y mantendrá el cargo de presidente de LMCM.

 

El inversor se hizo famoso por batir la rentabilidad del S&P 500 durante 15 años seguidos entre 1990 y 2005, si bien en los últimos tres años el LMCM Value Equity fund ha subido el 22% frente al 38,3% del S&P 500, su índice de referencia. Esos resultados agridulces le obligaron a realizar, junto a Peters, varios ajustes a la cartera del fondo, invertida ahora en más de un 95% en acciones de EEUU y con sobreponderación del sector de consumo cíclico y servicios financieros, además de tecnología. A pesar de esa reorganización, el fondo cae en lo que va de año el 5,5%, según datos de Morningsar, frente a la subida del 1% del índice, en un momento en el que la gestión con una filosofía de valor y de convicción a largo plazo se complica en unos mercados más volátiles y cortoplacistas, impacientes y muy sensibles a cualquier tipo de noticia política o macroeconómica más que a los fundamentales de las compañías.

 

Grandes en apuros
Y es que son tiempos complicados incluso para los inversores más experimentados. Aunque sin pensar en la retirada, hay algunos, como John Paulson que están en apuros, con rentabilidades negativas en la mayoría de sus fondos. Si en la pasada crisis crediticia se hizo célebre por su pesimismo y una apuesta acertada contra las hipotecas basura y las acciones de bancos en EEUU que le hicieron ganar más de 20.000 millones de dólares, y en 2010 también sacó provecho de la evolución del oro, sus actuales especulaciones optimistas sobre un escenario de recuperación en el país le han pasando ahora factura.

 

La mayoría de los fondos de su firma de hedge funds, Paulson & Co, están en negativo, hasta el punto de que el Paulson Advantage Plus, un fondo de arbitraje de eventos que tiene un apalancamiento de 1,5 veces, cae más del 46% en 2011, según Morningstar. En los últimos meses se hablaba de que el inversor habría vendido algunas posiciones en oro, aunque más bien para cubrir estas pérdidas en sus hedge funds, según publicó Funds People.

 

Vuelta difícil tras la jubilación
También son momentos duros para el gestor de éxito Anthony Bolton, que dejó de gestionar el Special Situations Fund de Fidelity para retirarse en el año 200, con 57 años, tras lograr una rentabilidad anualizada cercana al 20% entre 1979 y 2007, periodo en el que estuvo al frente del fondo. Pero a principios de 2010, el potencial de la historia china le hizo volver de la playa y retrasar su jubilación para gestionar el Fidelity China Special Situations Investment Trust, que desde su lanzamiento, en marzo de 2010, ha perdido un 21%, frente a un descenso del 13% del MSCI China index. Según ha reconocido el gestor, su peor comportamiento se debe a su mayor peso en acciones small y mid cap y declara que se equivocó al pensar que la bolsa china podría desmarcarse de un comportamiento negativo de las bolsas europeas y americanas.