La buena noticia es que los modelos a seguir se encuentran cerca…

Chile ha experimentado durante los últimos años un crecimiento más que significativo en el volumen de activos bajo administración, pudiéndose observar solo desde 2008 un incremento de prácticamente un 25%, según datos de la Federación Iberoamericana de Fondos de Inversión.

Fundamento el éxito chileno en la decisión de considerar a la industria como estratégica, no solo con la mirada puesta en el desarrollo del mercado de capitales local, sino como un actor de relevancia en su evolución integral económica.

A partir de ello, y como medida concreta, se sanciona en 2001 la Ley de Reforma al Mercado de Capitales, la cual tuvo como objetivo principal acompañar la dinámica adquirida por los mercados a nivel internacional en términos de complejidad de productos y servicios, internacionalización de operaciones, avances tecnológicos y nuevas modalidades de distribución; entre otros factores, la cual a través de sus sucesivas modificaciones y ampliaciones fue dotando al sector del marco regulatorio necesario para su desarrollo.

Esta nueva realidad llevó a que progresivamente el sector comenzara a ganar en sofisticación, incorporando productos no solo basados en activos subyacentes de carácter financiero, sino que tuvieron una rápida y amplia aceptación Fondos vinculados al sector inmobiliario, y más recientemente, a actividades como tecnología de la información, biotecnología, educación y minería, en donde la creciente utilización de instrumentos como ETFs posibilitaron ésta expansión.

Si buscamos una confirmación adicional al compromiso tanto público como privado en cuanto al desarrollo de la industria, podemos considerar la normativa y marco regulatorio que dio origen a los denominados Aportes Previsionales Voluntarios (APV), por medio de los cuales se otorgó al sector la posibilidad de ser vehículo de aquellos aportes adicionales que deseen efectuar los trabajadores, tanto dependientes como independientes, encontrando en los Fondos soluciones más que apropiadas de ahorro e inversión que complementarán sus ingresos una vez retirados.

Reforzando la necesidad de dotar a éste sector de un marco jurídico claro y predecible, se enmarca como otra demostración del consenso existente en la materia el desarrollo de la denominada Ley Única de Fondos, a través de la cual se reformulan aspectos normativos y tributarios de la legislación vigente, con el objetivo principal de otorgarle a la industria un mayor nivel de competividad para de ésta manera transformar definitivamente a Chile en una plataforma financiera regional de alcance global.

En diversos aspectos, es similar el grado de evolución que se encuentra experimentando la industria en Colombia. Durante el mismo período que el considerado para el caso chileno, el sector experimentó un crecimiento del orden del 60%; ello según información otorgada por la entidad que nuclea a los operadores de la industria en Iberoamérica.

Si bien éste proceso de expansión de la actividad y los factores que lo están haciendo posible comenzaron a observarse más recientemente que en Chile, los drivers sobre los cuales se apoya son similares a los observados en el país trasandino.

En éste último tiempo, la economía colombiana se ha caracterizado por ser uno de los principales receptores de inversión extranjera directa en la región, y su sistema financiero y mercado de capitales, al igual que lo observado en Brasil, México y Chile, han sido unos de los principales beneficiarios.

Ello encuentra también entre sus principales impulsores a la consideración del sector como determinante para el desarrollo de la economía en su conjunto, dotándola de instrumentos que puedan ser eficientes en canalizar los requerimientos de ahorro e inversión, tanto de residentes, como de no residentes en el país, y además, ser protagonistas del financiamiento de proyectos de inversión de compañías consolidadas en el mercado, como así también en la creciente industria de Private Equity y Venture Capital.

De ésta manera el mercado de capitales colombiano en general, y la actividad de Wealth Management en particular, han ganado en amplitud y especialización, contando con una creciente cantidad de operadores de relevancia no solo regional, sino global, que introducen el know how adquirido en otros mercados ya desarrollados en términos de nuevos productos y modalidades de distribución; acuerdos que posibilitan el acceso a cualquier mercado a nivel internacional.

Queda de manifiesto, una vez más, analizando los casos particulares de Chile y Colombia, a los cuales quisiera sumar una mención particular acerca de lo que se encuentra realizando Perú, y a las favorables expectativas existentes sobre su evolución, que no solo la actividad vinculada a los sistemas financieros y mercados de capitales requiere del firme compromiso del sector público y privado para su desarrollo, sino que cualquier otro tipo de emprendimiento cuyo objetivo sea generar valor propio y para su sociedad en el mediano y largo plazo lo demanda.

Este convencimiento y accionar a la vez, deben materializarse en la creación de un entorno de certidumbre jurídica hacia la iniciativa privada, trasladando a través de las características del marco regulatorio imperante la relevancia del desarrollo del sector para el país, como así también que éste entramado normativo se transforme en un promotor más de la actividad.

Es por ello que toma el carácter de determinante el accionar coordinado de los diferentes actores del sector, para que en conjunto con las autoridades gubernamentales generen un ámbito favorable para el desarrollo de la activad, que como se ha demostrado en mercados desarrollados, y más crecientemente en emergentes, es de vital importancia para el desarrollo integral de una economía.

Pero como mencionaba en el encabezado del artículo, y no como una mera “frase hecha”, sino para ser considerado seriamente, la buena noticia es que los modelos a seguir se encuentran cerca…