El reputado gestor de Franklin Templeton considera que la importancia estratégica de Ucrania podría asegurar su supervivencia, su solvencia y su potencial éxito en el largo plazo. El experto también analiza la situación en la que se queda Rusia.
Aunque Ucrania no se debe considerar como un país emergente sino un mercado frontera de más bien escasa importancia –pondera un 0,15% sobre el MSCI Frontier Markets, mientras que el PIB ucraniano equivale al 1,4% de la eurozona-, ello no quita que los últimos acontecimientos del conflicto entre este país caucásico y Rusia se hayan apartado del radar de Mark Mobius. El presidente de Templeton Emerging Markets y uno de los gestores más reputados de la industria opr su larga trayectoria en la gestión de los mercados emergentes dedica la última entrada de su blog a analizar la situación de la economía ucraniana.
Mobius comienza el post con un breve resumen sobre los enfrentamientos que se han visto en el último mes. Al tiempo, afirma con rotundidad que está vigilando de cerca el desarrollo de los acontecimientos, incluidos los intentos de anexión de la península de Crimea por parte de Rusia. “Mientras que es imposible determinar cómo evolucionará la situación, como inversor, creo que la importancia estratégica de Ucrania tanto para Rusia como para la Unión Europea podría ayudar a asegurar su supervivencia, su solvencia y su potencial éxito en el largo plazo”, asegura el experto.
Dado que ahora Ucrania es una encrucijada entre Europa y Rusia, la previsión del gestor de Franklin Templeton Investments es que prevalecerá la volatilidad tanto en los mercados como en las calles dada la gran incertidumbre política en el país (no sólo Viktor Yanukovich ha renunciado a su cargo, también muchos gobernadores locales). Las elecciones generales se celebrarán en mayo. Mientras tanto, Alexander Turchinov, un político con perfil tecnócrata del agrado de la UE, ha asumido la presidencia en funciones.
Mobius considera que la división en el país es tanto ideológica como territorial y se está expresando principalmente en la retórica política. “Desafortunadamente para la gente de allí, no creo que vaya a haber una solución rápida”. “Se pueden ver las líneas políticas divisorias en Ucrania dibujadas en su mapa electoral; las partes del país orientadas hacia Occidente, hacia Europa, han sido las áreas donde han tenido lugar las protestas más fervientes. Cercanas a la frontera con Rusia por el este, encontrará más ucranianos que hablan ruso, y más apoyo a las políticas pro rusas del antiguo presidente Yanukovich”, resume el gestor.
Pese a que estas palabras reflejan preocupación, el mensaje de Mobius es claro: “Como inversores de largo plazo, mi equipo y yo continuamos interesados en los valores ucranianos, donde vemos oportunidades a nivel de compañías individuales”. El experto también aconseja “mirar más allá de los titulares”. “Es importante recordar que Ucrania ofrece a Rusia acceso a su único puerto naval en el Mar Negro, da acceso a gasoductos al resto de Europa y está considerada el granero de Europa”, indica.
El diagnóstico que hace Mobius sobre los futuros pasos de Ucrania aporta una solución intermedia al conflicto: “Se necesitará utilizar habilidades diplomáticas para mantener relaciones amistosas con Rusia mientras que también se abre a Occidente”. Pone como ejemplo de éxito de este proceso otra antigua república soviética, Georgia.
En líneas generales, la postura del gurú de los emergentes es constructiva: “Mientras que una escalada global del conflicto actual sigue siendo una posibilidad en Ucrania, creemos que es improbable, porque es interés de todos los partidos políticos tener una Ucrania unificada y estable”.
Mobius señala que el país puede recurrir a cuatro fuentes de financiación: la Unión Europea, Estados Unidos, Rusia y el FMI. No obstante, descarta el apoyo de Rusia dado que el país que preside Vladimir Putin ha suspendido el paquete de ayuda financiera con el que se mantenía hasta ahora la maltrecha economía ucraniana. En cuanto a la UE, estima que “aportará algo de ayuda, pero probablemente no tanta como la que Ucrania necesita”, y además podría llegar con retraso. Estados Unidos podría aportar también una parte del paquete financiero con el que rescatar al país.
“Me parece que el FMI podría ser la única opción realista”, reflexiona el gestor. “No podemos descartar la posibilidad de que el FMI suavice sus condiciones para desbloquear un nuevo tramo de ayuda, particularmente cuando la UE y Estados Unidos han pedido, o pedirán, que lo haga”, continúa. Además, cree que la ayuda financiera del FMI también podría encajar con la posición rusa. “Ucrania debe devolver unos 8.000 millones de dólares de su deuda este año, y el siguiente gran pago está programado para junio. La decisión de la Rada (el parlamento ucraniano) para convocar elecciones presidenciales el 25 de mayo podría haberse visto influenciada por esta cronología”, señala el experto.
El papel de Rusia y la situación de su economía
La importancia del país no es simplemente geopolítica, sino que también afecta al abastecimiento energético del Viejo Continente. “Tal y como lo vemos, Rusia ciertamente no quiere un gobierno inestable en Ucrania y, decididamente, la UE tampoco debido a las grandes cantidades de gas que son bombeadas a Europa desde Rusia a través de Ucrania”, analiza Mobius. A su manera de ver, la decisión de enviar tropas armadas a Crimea “no es una sorpresa” pero tampoco es bueno para la economía rusa, debido a la fuerte depreciación que ha experimentado el rublo y a las grandes caídas de la bolsa rusa.
“Rusia necesita atraer capital extranjero y la situación ucraniana probablemente impactará a los flujos de entrada, por lo que sus acciones posiblemente necesitarán ser medidas”, afirma el gurú. Aunque es consciente de que Rusia tiene el control de facto de Crimea y está alentando la secesión de Ucrania, también piensa que debido a este gran interés, “Ucrania probablemente no estará corta de subvenciones de uno o los dos bandos, si el nuevo liderazgo es capaz de actuar sabia y diplomáticamente”.
¿Y qué pasa con Rusia?
Adicionalmente, Mark Mobius realiza en el informe mensual de mercados emergentes de Franklin Templeton un breve repaso al tono de la economía rusa. Para empezar, el PIB del país creció en 2013 un 1,3% en tasa interanual, frente al 3,4% de 2012. Se trata de la menor velocidad registrada desde 2009. Las razones que justifican esta desaceleración han sido precisamente la contracción de la inversión sobre capital (que se contrajo un 0,3% frente al 6,6% de 2012), así como la caída del 1% de las exportaciones, hasta los 523.000 millones de dólares.
El pasado ejercicio dejó cifras record de flujos de entrada de inversores extranjeros, que repuntaron un 83% hasta los 94.000 millones de dólares. Esta cifra ha convertido a Rusia en el tercer país receptor de dinero extranjero del mundo, por detrás de Estados Unidos y China.
Otros datos de interés sobre el pulso de la economía rusa que proporciona Mobius hacen referencia a su política monetaria. Pese a la caída del rublo, el Banco Central de Rusia ha mantenido los tipos de interés sin cambios en el 5,5% en febrero, y las presiones inflacionarias se han desinflado ligeramente al moderarse el IPC desde el 6,5% interanual registrado en diciembre hasta el 6,1% interanual de enero. No obstante, sigue por encima del objetivo de inflación de la autoridad monetaria, situado entre el 5% y el 6%.