La falta de alternativas perfila al crédito como sustituto de los gubernamentales

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Las reglas del juego han cambiado. A pesar de una brutal crisis económica, muchos de los mercados están en máximos históricos. Lo que ha principio de año parecían políticas monetarias especiales ahora se han consolidado como medidas convencionales. “Las políticas de estímulos iniciadas en 2008 son ahora la norma”, reconoce Pierre Verlé, responsable de deuda corporativa de Carmignac. Los bancos centrales están imprimiendo dinero a una velocidad de vértigo. Puede que no se note el impacto en la inflación, pero desde luego que sí se nota en los precios de los activos financieros.

Y esto tiene implicaciones directas en el factor técnico de la renta fija. “Claramente estamos atravesando un periodo de represión financiera”, afirma Verlé. “Los activos libres de riesgo se han vuelto ininvertibles en el medio plazo para todos aquellos inversores que no tengan restricciones regulatorias o un mandato estricto”. En su opinión, nadie en su sano juicio podría argumentar que es una asignación correcta tener una parte significativa de la cartera en bonos gubernamentales que garantizan una pérdida a cinco años.

Y así, la liquidez cada vez mira más hacia el espacio de los corporativos. Un cambio de tendencia con profundas implicaciones para los mercados. Verlé cuenta una anécdota interesante sobre el ambiente a principios de 2016. El mercado de renta fija venía de cerrar un año complicado para los emisores del sector del crudo y gas, lo que había lastrado las rentabilidades de muchos fondos high yield. Recuerda una comida con otros inversores, que comentaron cómo se habían deshecho de posiciones en sus fondos de high yield en previsión de la ola de reembolsos que típicamente llega tras años malos. Sin embargo, esas peticiones nunca llegaron. ¿El por qué? La ausencia de alternativas. “Cuando las previsiones de las tasas de impagos era que subirían, los inversores típicamente vendían. Pero ya no está ocurriendo así; no vemos esas ventas, el crédito siguen abundante en capital. Esta es la gran diferencia entre los ciclos de crédito previos a 2008 y ahora”, vaticina el gestor.

Es una sensación que se va convirtiendo en tónica general entre las gestoras internacionales. “El argumento estratégico para mantener bonos gubernamentales nominales ha disminuido materialmente con unas tires más cera de lo que se interpreta como el límite bajo del rango. Unos tipos tan bajos reducen la capacidad de la clase de activos para actuar como estabilizador en momentos de corrección del mercado”, advierten desde BlackRock en su último comentario semanal de mercados.

Todo esto también está teniendo su impacto en el resto del segmento del crédito. Como bien señalan desde J.P. Morgan AM en su boletín semanal de renta fija, en los flujos de fondos de noviembre las clases de activos de más riesgo han sido las que han contribuido en positivo, mientras que las clases de activos / productos más seguros, como los del mercado monetario y la deuda pública, han registrado importantes salidas. “Parece que los inversores están poniendo más fichas sobre la mesa y se posicionan con una postura propensa al riesgo”, analizan. Y esto se nota también en las propias carteras. “Las exposiciones a beta sugieren que el posicionamiento se ha inclinado hacia un mayor riesgo, no solo al rotar hacia valores cíclicos sino también al bajar la calidad crediticia. Por ejemplo, los valores estadounidenses con una calificación de CCC han comportado mejor que los calificados con BB en un 3,5% desde principios de mes”, comentan.

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