La Fed descarta una subida de tipos del 0,75%: primeras reacciones de las gestoras internacionales

Jerome Powell (Foto cedida)

De golpe, 50 puntos básicos. La mayor subida de tipos en una reunión de la Reserva Federal desde el año 2000. La Fed anunció en su reunión de mayo que elevaba los tipos al rango del 0,75-1%. También decidieron que la reducción del balance comenzará en junio, con una cantidad inicial de 47.500 millones de dólares al mes, la mitad del ritmo que llevará al final. Lo que hace un año se habría digerido como un cataclismo, ahora ha llevado a los mercados estadounidenses a cerrar con subidas del 3% de manera generalizada. Las principales bolsas europeas también se mueven en la mañana del jueves con alzas del 1,5%. Porque el verdadero titular de la noche está en una frase de Jerome Powell: una subida de 75 puntos básicos no está encima de la mesa.

Podemos hablar de que ha sido una subida de tipos dovish (accomodaticio). “Los inversores pueden respirar aliviados por el hecho de que la medida no haya sido más agresiva, ya que algunos de los miembros más hawkish de la Fed habían insinuado una subida de 75 puntos básicos durante las últimas semanas”, resalta Brian O'Reilly, responsable de estrategia de mercado de Mediolanum International Funds Limited.

La segunda medida anunciada afecta al balance de a Reserva Federal. Se dejará de reinvertir 30.000 millones de dólares en bonos del Tesoro y 17.500 millones de dólares en MBS a partir del 1 de junio. El periodo de introducción se prolongará hasta finales de agosto. A partir de septiembre, los topes mensuales se duplicarán hasta los 60.000 millones de dólares. "La contracción del balance es más gradual de lo esperado tras la publicación de las actas del FOMC de marzo. Una vez más, Jerome Powell utilizó su margen de maniobra para errar en el lado ligeramente dovish", analiza Axel Botte, estratega global de Ostrum AM, una gestora del grupo Natixis IM.

Un poco de visibilidad

“Lo que ha hecho la Fed es reducir significativamente la incertidumbre en torno a su camino, siempre que lo haga bien, con el ajuste cuantitativo a partir de junio”, lee Sebastien Galy, responsable de estrategia macroeconómica de Nordea AM. La Fed sugiere que tenemos dos subidas más de 50 puntos básicos por delante, seguidos de uno de 25 puntos básicos en septiembre si la inflación se enfría. A partir de ahí alcanzaríamos finalmente la tasa neutral, que en el dot plot (diagramas de puntos) es del 2,5 % pero oscila entre el 2 y el 3 %.

A Christian Scherrmann, economista de EE.UU. de DWS, le parece muy significativo el hecho de que la decisión fue apoyada por todos los miembros del FOMC. Incluidos los que especularon públicamente sobre la posibilidad de subidas de tipos superiores a los 50 puntos básicos. “Esto implica que incluso los más agresivos no ven la necesidad de un enfoque de carga frontal en este momento y que los comentarios dados antes de la reunión han empujado las expectativas del mercado en línea con la visión actual del FOMC sobre la probable trayectoria futura de los tipos de interés”, interpreta.

¿Una pausa ya en 2023?

De hecho, hay gestoras que comienzan a ver el final de este ciclo de subidas. O al menos una pausa. Porque la economía americana ya está dando señales de ralentización. Thomas Costerg, economista de Pictet WM, resalta el inmobiliario. El tipo hipotecario promedio a 30 años se dirige hacia 5,5%,  cuando estaba en 3% hace unos meses y ya hay señales de que las compras de viviendas caen a medida que disminuye la asequibilidad. Por eso, su escenario principal es que suban tipos de nuevo un 0,5% en junio y 0,25% en julio, antes de una larga pausa tras el verano, cuando inflación y crecimiento económico se desaceleren.  “Para después del verano puede volver a su preferencia natural por suavizar el ciclo, evitando problemas de sostenibilidad de la deuda y una recesión”, argumenta.

Es el escenario que maneja Jason England, gestor de carteras de Renta Fija Global en Janus Henderson. Siente que el mercado ha puesto en precio una Fed demasiado agresiva. “Al fin y al cabo, estamos ante la Reserva Federal de Powell, con un historial de errar del lado de la moderación”, sentencia. “Pero con la inflación en máximos de varias décadas, la moderación se ha convertido en un término relativo”, matiza. Dado el ajustado mercado laboral, la Fed tiene la libertad de priorizar el control de los dolorosos niveles de inflación para los hogares estadounidenses. Y hasta que eso se logre, cualquier sesgo hacia el mantenimiento del crecimiento probablemente pasará a un segundo plano, ve el gestor.

Mantener la cautela

“La declaración se centró solo en los riesgos de inflación y Powell subrayó que la Fed está totalmente enfocada en hacer que la inflación vuelva a la meta, claro que también reconoció que la Fed debe ser ágil a medida que navega por los datos entrantes”, analiza Allison Boxer, economista de EE.UU. de PIMCO. Esto es coherente con su opinión de que continuará un ritmo rápido de subidas de tipos y utilizar el verano para revertir rápidamente los recortes de tipos de la era de la pandemia, pero en última instancia tendrá que ser ágil a la hora de sortear los riesgos a la baja para el crecimiento.

En similar línea opinan desde Fidelity. Salman Ahmed, responsable de global de macro y asignación estratégica de activos, sigue pensando que, en última instancia, la Fed subirá los tipos menos de lo que espera el mercado. “Pero por ahora es probable que la postura de halcón se mantenga intacta debido a la fuerza del mercado laboral y la dinámica inflacionista”, matiza. En su opinión, la Fed cometió un error de política el año pasado al dejar que la inflación se descontrolara y, como resultado, podría estar recorriendo un camino estrecho durante algún tiempo mientras busca equilibrar la senda de endurecimiento sin crear una recesión accidental. En lo que respecta a la asignación de activos, siguen  siendo cautos.

La inflación no lo pondrá fácil

Keith Wade, economista jefe y estratega de Schroders, coincide en mantener el pie sobre el freno. Su análisis sugiere que una recesión puede ser una contrapartida inevitable para lograr reducir la inflación. A pesar de las esperanzas de un aterrizaje suave de la economía. “La experiencia demuestra que las recesiones de los años ochenta y noventa se sucedieron tras un repunte de la inflación similar al actual. Aunque se habló mucho de conseguir un aterrizaje suave durante estos periodos, no fue así”, afirma. Silvia Dall'Angelo, economista senior de Federated Hermes, también duda de la confianza de Powell en maniobrar la economía. "Será difícil para la Fed calibrar la cantidad correcta de endurecimiento, dado que está empezando desde atrás de la curva. Hay incertidumbre sobre las tendencias estructurales de la economía después de la pandemia y la política monetaria funciona con retrasos variables".

Un martillo cuando se requiere un bisturí

Es la principal duda de las gestoras internacionales. ¿Serán verdaderamente capaces de gestionar una subida de tipos sin dañar a la economía? "La Fed cree que puede orquestar un aterrizaje suave, pero el comité está esencialmente usando un martillo para un procedimiento que requiere un bisturí. La política monetaria es una herramienta bastante contundente con retrasos largos y variables, y el endurecimiento agresivo descrito hoy aún corre el riesgo de llevar a la economía a una recesión en 2023", temen desde J.P. Morgan Asset Management. "El problema es que no hay nada normal en el ciclo económico actual", añade en esa línea Raphael Olszyna-Marzys, economista de Bank J. Safra Sarasin. Las economías avanzadas aún se estaban adaptando al mundo posterior a la COVID-19, cuando dos choques de oferta negativos más golpearon la economía mundial casi simultáneamente: la guerra en Ucrania y los severos bloqueos en China. "Si bien estos shocks pesarán sobre el crecimiento y mantendrán la inflación alta por más tiempo, su magnitud final es casi imposible de predecir", ve el experto.

El problema es que la Fed se juega su credibilidad como institución. En opinión de Ben Lord, gestor de M&G Investments, la Reserva Federal tiene que ver que la inflación se reduce de forma significativa y mantiene el rumbo, pase lo que pase con el crecimiento o el empleo o los activos de riesgo. Y para ello tiene que mantenerse al margen del ambiente político. "Si Washington empieza a preocuparse más por el desempleo que por la inflación, la Fed tiene que mantener el rumbo. Si no consigue reducir la inflación antes del próximo giro, se producirá una crisis de credibilidad”, sentencia.