El mundo gasta una media del 8% del PIB en energía –más que desde finales de la década de 1970-. El potencial ahorro de un uso más eficiente es considerable. En Pictet AM estiman que dos tercios de la energía primaria del mundo se pierde en el proceso de generar electricidad o combustible a partir de petróleo o la creación mecánica de electricidad, calefacción, refrigeración o iluminación, antes de llegar al usuario. Los elevados precios son un incentivo muy fuerte al ahorro. El reto, según la firma, es identificar empresas que pueden satisfacer la demanda. El acceso a petróleo y su producción se han encarecido y la energía nuclear perdido atractivo. Así, se hará hincapié en la eficiencia.
En la gestora consideran que el gas natural tiene un gran papel que desempeñar. Ya representa casi una cuarta parte del uso energético del mundo –8% en la década de 1950–. Pero invertir en productores de gas ofrece un potencial limitado y los productores de esquisto conllevan riesgos adicionales, objeto de vigilancia de los reguladores. En cambio, las empresas de desarrollo de infraestructuras de gas representan una opción menos volátil. De hecho, el gas natural puede aumentar con rapidez en economías emergentes, especialmente Asia, donde su cuota en el mix energético es considerablemente inferior a Europa y Estados Unidos. China, mayor consumidor energético del mundo está en vías de conectar sus ciudades a la red de gas. De hecho su XII plan quinquenal (2011-2015) exige una reducción del 16% del consumo energético por unidad del PIB.
Según Xavier Chollet, gestor senior de Pictet-Clean Energy, China, segunda economía del mundo, sufre entre consecuencias no deseadas de su rápido crecimiento, como un alarmante aumento de contaminación del aire, que amenaza la salud pública. En enero, las partículas por metro cúbico subieron hasta 900 microgramos en Pekín, 40 veces más de lo que la OMS considera seguro. Quien vive en esa zona tiene, en promedio, tiene una posibilidad de morir cinco años antes que una persona en Estados Unidos. De hecho, la alta contaminación en Pekín ha coincidido con un 60% de aumento de cáncer pulmonar los últimos diez años. Los derrames cerebrales y ataques al corazón también están vinculados al aire de deficiente calidad.
Aproximadamente, el 45% de la contaminación del aire proviene de la quema de carbón, el 20% de vehículos y el resto de emisiones industriales. “Esta alarma puede acelerar controles más estrictos de emisiones y plantas de energía, cambio de carbón a gas y aumento de inversiones en eficiencia. Aunque los combustibles nucleares y renovables van a desempeñar un papel en esta transición, el gas natural es el principal sustituto para la generación de electricidad. No genera óxido de azufre; el 60% menos óxido de nitrógeno y de dióxido de carbono. Además consume un 50% menos de agua que el carbón. De hecho, el Gobierno quiere aumentar su peso del 4% al 10% para 2020. Así que es previsible que China aumente las importaciones e invierta en desarrollar y producir gas de esquisto doméstico”.
La eficiencia energética es la forma más efectiva de reducir la contaminación
Para Chollet, la eficiencia energética es la forma más efectiva de reducir la contaminación de combustibles fósiles y las autoridades están haciendo progresos. El XII Plan quinquenal para la protección del medio ambiente, conservación de energía y reducción de emisiones tiene por objetivo reducir 16% el consumo de energía por unidad de PIB. Ello se logrará en edificios y fábricas, motores más eficientes, técnicas de automatización e iluminación. Además, China cuenta con una legislación para someter a los vehículos a normas de emisiones más estrictas incluso que en Estados Unidos. El dióxido de carbono debe reducirse un 35%, hasta 116 gramos por kilómetro y en Pekín, con vista a ampliarse a todo el país para 2017, el contenido de azufre debe reducirse un 93% y las emisiones de óxido de nitrógeno y monóxido de carbono un 57 y un 60%.
Las empresas de infraestructura de gas son menos volátiles
Este fuerte aumento del uso de gas natural puede crear oportunidades entre productores del mismo, pero tales empresas tienen riesgos asociados a exploración de yacimientos y volatilidad de precios de la materia prima. “Sin embargo, las empresas de infraestructura de gas son menos volátiles, pues construir y operar gasoductos implica una tarifa de transporte y distribución, que crece a largo plazo con la red de gas”. De hecho, China está en proceso de conectar sus ciudades principales y secundarias a la red, beneficiando a clientes industriales, comerciales y residenciales. El ritmo de nuevas conexiones crece 15 a 20% al año y puede continuar en esos niveles la próxima década.
Beneficio para compañías especializadas
Además, la necesidad de reducir emisiones beneficiará a empresas de gases industriales, cuyos productos se emplean para eliminar azufre, nitrógeno de las emisiones. “Se trata de compañías especializadas en repuestos de automóvil y salida de combustible. Beneficia asimismo a empresas que desarrollan tecnologías de consumo de combustible eficiente, recirculación de gases de escape y transmisiones avanzadas. Otros beneficiarios incluyen compañías de gas natural comprimido y licuado, más barato y limpio que el petróleo. También pueden crecer las empresas con productos y servicios de menor consumo de energía de uso industrial, en construcción y transporte. Incluyen proveedores de tecnologías de automatización industrial, fabricantes de productos de calefacción y aire acondicionado de alta eficiencia y proveedores de motores de combustión interna y energía eficientes”.