El COVID-19 ha marcado un antes y un después para la inversión de impacto. La pandemia ha tenido dramáticas consecuencias sociales y ambientales y muchas de las áreas de acción de este tipo de inversiones han sufrido efectos negativos. “La emergencia sanitaria del COVID-19 ha tenido un enorme costo social. Por ejemplo, detuvo el proceso de 22 años de reducción de la pobreza global”, señala Ben Constable-Maxwell, director de Inversión Sostenible e Impacto de M&G Investments.
La gestora británica, que presta gran atención a la sostenibilidad de la inversión, organizó un seminario web sobre el papel del capital inversor en la contribución al logro de los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) de las Naciones Unidas con motivo de los 5 años desde su lanzamiento. “Durante el cierre se produjo una importante reducción de la contaminación atmosférica en las principales ciudades del mundo, que ahora está volviendo a niveles preocupantes”, prosigue el experto. Para tres de los 17 objetivos de la ONU hay un cambio radical después de la pandemia: "En el caso del objetivo 2, vinculado a salud y bienestar, el coronavirus ha interrumpido los programas de vacunación de vacunas en 70 países de todo el mundo. Para el objetivo 11 sobre comunidades sostenibles, notamos que casi el 90% de las infecciones ocurrieron en áreas metropolitanas. Por último, en lo que respecta al objetivo 12 sobre consumo responsable, los residuos de componentes electrónicos están aumentando en todo el mundo, pero solo se recicla menos del 20%. Por lo tanto, hay mucho trabajo por hacer con la inversión de impacto”, concluyó Constable-Maxwell.
“En el espectro de las inversiones responsables, las soluciones de inversión de impacto son aquellas que apuntan a asegurar retornos con un impacto positivo concreto y medible. Siguen siendo una gota en el océano, según una estimación del GIIN, Global Impact Investing Network, el mercado de estas inversiones es de 715 mil millones de dólares, la mayoría en instrumentos de deuda Privada y capital Privado ”, dice Véronique Chapplow, directora de inversiones en renta variable.
Para identificar las empresas en las que centrarse, M&G utiliza un comité de inversión de impacto interno y ha desarrollado un marco de selección denominado Triple i. “La primera i significa inversión, porque nos preguntamos si estamos en presencia de una empresa sólida. El segundo aspecto es la intención, con una selección de empresas que pretenden alinearse estratégicamente con la cultura ESG. Finalmente, la tercera i significa impacto, porque verificamos que estas empresas tienen una influencia real en la sociedad ”, explica Randeep Somel, gestor asociado de renta variable. Somel también presentó algunos nombres en los que centrarse: "ALK Abello, líder mundial en inmunoterapias para alergias. Otra empresa interesante es Rockwool que opera en el sector del aislamiento para reducir las emisiones de carbono de los edificios. Finalmente DS Smith, una de las empresas más grandes de Europa en el reciclaje y conversión de residuos en particular papel y embalajes”, ilustró.
"El COVID-19 ha generado mucha incertidumbre, pero también ha destacado la importancia de un enfoque holístico de la inversión. Creemos que la tendencia de la inversión de impacto está destinada a durar. El interés por este tipo de soluciones crece también porque, al poner mucho énfasis en la capacidad de medir los resultados perseguidos, satisfacen las necesidades de transparencia de los inversores”, concluye Chapplow.
