La importante rotación de los gestores a liquidez activa la señal de compra

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Unos bancos centrales más hawkish (restrictivos) han provocado un fuerte repunte de los niveles de liquidez entre los gestores profesionales. Según el último Fund Manager Survey de BofA, el nivel de caja se ha disparado en un mes del 4,4% al 5,1%. Tal es así que se ha activado la señal contrarían de compra. También ha habido una rotación mensual hacia renta variable más defensiva. Hablamos de salidas en cíclicos como la banca, materiales y materias primas y un reposicionamiento en el sector salud o utilities. Incluso se ha visto entradas en renta fija, algo que no ocurría en los anteriores giros defensivos de 2021.

Las carteras se están preparando para el giro de timón en la política monetaria. Las reuniones de final de año del Banco Central Europeo pero especialmente la de la Reserva Federal marcarán el tono de 2022. Y lo cierto es que por ahora la narrativa del mercado va ganando. Siguen siendo mayoría quienes ven una inflación transitoria, pero mes a mes la encuesta a gestores de BofA ha mostrado una caída en ese consenso. De hecho, ya solo el 55% diría que la inflación actual es transitoria.

Eso implicará unos bancos centrales necesariamente hawkish. Si a principios de año los gestores no veían una subida de tipos en el horizonte cercano, ahora el consenso es que la Fed tendrá que actuar pronto. Casi uno de cada dos gestores encuestados calcula dos subidas de tiempos en EE.UU. en 2022. Pero es que hasta un 17% ve tres. Y solo el 6% cree que no habrá ninguna subida de tipos.

Un entorno benigno para 2022

Curiosamente, esta rotación a la cautela se da en  con un contexto macroeconómico positivo. Las expectativas de los gestores con el crecimiento mundial se han estabilizado e incluso mejoran tras casi un año de caídas en las previsiones. Solo el 6% de los gestores encuestados ve una recesión en los próximos 12 meses.

Dicho lo cual, es cierto que la exposición a bolsa al fin está acompañando al sentimiento macro. Como se aprecia en el anterior gráfico, ambas métricas históricamente han estado muy correlacionadas. Salvo este año, donde las previsiones de crecimiento ha sufrido una fuerte caída mientras que la inversión en renta variable se mantenía fuerte, cerca del pico histórico. Ahora vemos un leve giro. Los niveles de exposición a bolsa han caído ligeramente al 46% neto.

Estará por ver cuánto persiste las salidas de la renta variable. Porque también está mejorando el sentimiento con los beneficios empresariales. Al igual que en el crecimiento económico, las previsiones de los resultados globales y la mejora de márgenes están rebotando. Cierto es que sigue lejos del pico marcado en marzo de 2021, cuando el 89% vaticinaba una mejora, pero sí está claro que el consenso pesimista ha tocado suelo.

Quizás por eso el posicionamiento de las carteras sigue, a nivel general, risk on. En comparación con el histórico, los gestores se han movido a posiciones defensivas (sector salud, liquidez) pero también están largos activos pro-inflación (materias primas, bancos). A su vez, se mantienen infraponderados en activos vulnerables a las subidas de tipos (renta fija, mercados emergentes).