La inversión sostenible se pone en cuarentena, pero se prepara para avanzar en su carrera de fondo

Pablo Hernández de la Merced (CaixaBank AM), Augusto Caro (Santander AM), Eduardo Ripollés (Mapfre AM), Mikko Ripatti (DNB AM) y Jorge González (Tressis). FundsPeople.

Expertos y responsables en sostenibilidad de varias gestoras debaten, en un desayuno organizado por FundsPeople y patrocinado por DNB Asset Management, acerca del impacto del desafiante entorno macro en la inversión sostenible, de las oportunidades que se abren y de cómo está afectando la volatilidad e incertidumbre al apetito del inversor.

Tensiones inflacionistas, subidas de tipos, guerra en Ucrania… 2022 está siendo un año complicado para los mercados. La inversión sostenible, que también ha enfrenado un cambio de regulación, no se ha quedado al margen.

Pablo Hernández de la Merced, director de Sostenibilidad de Caixabank AM, apunta que el componente growth de las compañías y activos más proclives a este tipo de inversión no está jugando a su favor. Asimismo, recuerda que, en contextos de elevada inflación, los inversores tienden a buscar coberturas en las commodities, sobre todo las energéticas, que han registrado mejores performance.

“Pero en este complejo entorno, se pueden encontrar algunos nichos que han ido bien y pueden ayudar a compensar las carteras, como las energías renovables. Además, nuestra aproximación a la inversión sostenible también se basa en ayudar a aquellas empresas encaminadas a su transición ecológica, algo que abre nuevas oportunidades”, afirma.

En cualquier caso, Hernández de la Merced recuerda que un aspecto clave de la inversión sostenible es el medio y largo plazo. “Los clientes, pero también nosotros mismos, no podemos centrarnos en momentos puntuales de crisis como el actual, en el que la guerra en Ucrania, la inflación y el cambio de política de los bancos centrales han creado una suerte de tormenta perfecta. Hay que ver los rendimientos y las posiciones de la cartera y trabajarlos a medio y largo plazo”, sostiene.

Volver a los cuarteles de invierno

Eduardo Ripollés, director de Negocio Institucional de Mapfre AM, coincide con esta visión largoplacista y cree que, tras correr demasiado los últimos años, puede ser un buen momento para repensar y avanzar en el desarrollo de la inversión sostenible, mejorar los procesos de selección y que la capacidad de gestión sea mucho más precisa.

“Irte a los cuarteles de invierno, analizar tu propuesta de largo plazo y separar el grano de la paja, con una regulación más estable y sólida, permitirá que progresemos en la curva de aprendizaje”, defiende Ripollés. En este sentido, reconoce que este año el mercado ha dejado de lado la rentabilidad no financiera y ha apostado por valores mucho más centrados en la situación del ciclo económico.

“La inversión sostenible -a la que han achacado la generación de inflación- ha pasado de ser la estrella, a estar en cuarentena, desde el punto de vista de momento de mercado, no de necesidad de carteras o decisiones estratégicas. Ahora, los inversores están centrados en un proceso de búsqueda de oportunidades que no destruyan valor”, añade.

El hito que lo trastocó todo

La invasión de Ucrania por parte del ejército ruso llevó a parte de la industria de gestión de activos a replantearse algunos de los principios que regían su apuesta por los criterios de inversión ASG. “Fue un hito que alteró todo y obligó a parar y revisar cuestiones como el compromiso con la paz, la igualdad o, incluso, la exclusión de empresas de armamento”, señala Jorge González, director de Análisis de Tressis.

“La política de sostenibilidad de Tressis se basaba en un mundo diferente, sin conflictos bélicos y que se dirigía a las emisiones cero a largo plazo. Aunque finalmente no se modificó, sí implicó un replanteamiento”, afirma González, quien añade que el comportamiento del mercado tampoco ha favorecido el avance de estas estrategias.

“Si en renta fija ha desaparecido el greenium este año, en renta variable lo que tira son los combustibles fósiles, algo que te impide avanzar en la transformación de las inversiones hacia un mundo sostenible, que es nuestro objetivo a largo plazo”, destaca.

Pero para el director de Análisis de Tressis, este año también supone una oportunidad para que aquellos que de verdad están comprometidos con la sostenibilidad fijen sus bases y pilares y puedan diferenciarse de otros que solo estaban empujados por la moda.

Nuevas oportunidades

“El mundo de la inversión sostenible está en constante evolución, no solo por la regulación, también por las temáticas y por los distintos enfoques”, remarca Augusto Caro, responsable global de Inversiones Sostenibles de Santander AM, quien admite que en el corto plazo la situación es complicada, pero que lejos de desalentar puede suponer “una grandísima oportunidad”.

“En la renta variable, hay sectores que se ha comportado francamente bien, como energía o defensa, pero no las compañías de crecimiento. Y muchas de las temáticas tenían ese componente más growth. Por otro lado, cualquier exposición a la renta fija ha dado rendimientos muy negativos, como los bonos verdes, que normalmente se han emitidos con duraciones muy elevadas porque son proyectos de largo plazo”, explica.

Sin embargo, Caro considera que hay que aprovechar esta situación de corto plazo para afrontar nuevos retos, ser más exigentes en la selección de temáticas y compañías y que su crecimiento sea sostenible y rentable. En este sentido, hace hincapié en la ineludible transición climática, que “no se producirá de la noche a la mañana y que nos obligará a fijarnos más en los criterios extrafinancieros y en los compromisos y objetivos que se vayan marcando las empresas”.

La MiFID verde, un nuevo reto

Por otro lado, el responsable global de Inversiones Sostenibles de Santander AM reconoce que la entrada en vigor de la MiFID verde ha supuesto un nuevo reto.

“Son muchos frentes abiertos. Aunque, por un lado, la nueva regulación es positiva porque nos marca un paso exigente; por otro, aún se necesita un mayor desarrollo para avanzar en cuestiones como la definición de inversión sostenible, en la aplicación de metodologías como los principios de incidencias adversas -tanto en la identificación como en la gestión-, y en otros retos como el cumplimiento de compromisos a largo plazo y el Net Zero”, detalla.

Una carrera de fondo

Este desafiante entorno ha podido penalizar más las valoraciones de estos activos, sin embargo, los fondos sostenibles, en términos de flujos, han registrado un mejor comportamiento que el resto, según pone de manifiesto Mikko Ripatti, responsable para Iberia de DNB Asset Management.

“A pesar de todo, parece que la inversión sostenible cuenta con una ventaja, aunque obviamente sufra el impacto de una guerra, una inflación no vista en décadas y las subidas de tipos”, sostiene Ripatti, para quien no debería sorprender que en esta carrera de fondo hacia la sostenibilidad haya obstáculos que requieran soluciones y atenciones inmediatas.

“Nuestro primer fondo ASG se lanzó en 1989 y en estos 33 años cayó el Muro de Berlín, la URSS y se han sucedido varias crisis financieras. Y ocurrirá lo mismo si ponemos la vista en 2050 o en el muy largo plazo. Los problemas a los que nos enfrentamos ahora no serán los únicos que tengamos que resolver, pero este camino que hemos iniciado no se detendrá”, asegura.

Criterios ASG en el proceso de selección

El responsable para Iberia de DNB Asset Management detalla cómo incorporan gestora los criterios ASG en los procesos de selección. “Examinamos las empresas antes de incluirlas en nuestro universo de inversión, trimestralmente para el reequilibrio del índice de referencia, y semanal y diariamente para detectar cambios en las calificaciones o factores ASG”, expone.

“A partir del cribado, y de la investigación interna, destacamos los posibles riesgos y oportunidades ASG a los gestores del fondo, y alertamos sobre cuestiones controvertidas. Incluso las empresas pueden llegar a ser excluidas también si se determina que incumplen los criterios basados en el producto o las normas y estándares internacionales”, indica Ripatti.  

El papel del inversor particular

Para Eduardo Ripollés (Mapfre AM), el test de idoneidad que ha introducido la MiFiD verde será la “prueba del carbono 14” que medirá el verdadero interés del inversor particular en la inversión sostenible y su capacidad para tomar decisiones.

“En Mapfre creemos que aún no está preparado, pero el problema no es que el inversor particular sepa o no de inversiones sostenibles, sino que el asesor esté formado. Esta materia requiere una formación continua porque se encuentra en constante evolución y cuando un cliente se sienta con su asesor debe ver seguridad y recibir respuestas sólidas a todas las preguntas que plantea”, explica.

Ripollés apuesta por “hacer amigable el marco regulatorio para el inversor retail y que la transición en la que estamos inmersos sea ordenada y que no genere desconfianza.

Formación para el desarrollo a largo plazo

“Todo esto es una lluvia fina que tiene que calar en el mercado. El inversor particular no tiene por qué saber qué son los objetivos de desarrollo sostenible, el reglamento SFDR o lo que dice ESMA, pero sí hay que educarle y plantearle la inversión desde un punto de vista didáctico, con sutileza y tranquilidad, para evitar correr el riesgo de que el enfoque comercial prime sobre el desarrollo a largo plazo”, añade.

Con todo, el director de Negocio Institucional de Mapfre AM cree que la buena noticia, en medio del complejo escenario actual, es que hay liquidez y, cuando se estabilicen los tipos de interés, habrá más perspectiva y mejorará la capacidad para analizar las compañías a largo plazo. “Las empresas sostenibles son más growth que value porque se basan en nuevos modelos de negocio y el flujo de dinero volverá hacia la inversión sostenible”, apunta.

Un menor apetito

Jorge González (Tressis) considera que aún es pronto para hacer balance sobre los efectos del test de idoneidad, al tiempo que percibe un menor apetito del inversor retail. “Ya no preguntan por bonos verdes ni sociales y, mucho menos, azules. Las cuestiones se centran en por qué los fondos sostenibles lo están haciendo peor que los tradicionales”, asegura.

En este sentido, señala que aquellos clientes que estaban muy convencidos de su apuesta por la sostenibilidad lo siguen estando, mientras que los que buscaban sobre todo rentabilidad, y que eran conscientes de los altos retornos de los últimos años, han desaparecido. “Este tipo de inversor ya no demanda productos Artículo 8 o 9 debido a la volatilidad del mercado”. 

Avanzar en el conocimiento sobre sostenibilidad

Augusto Caro (Santander AM) coincide en la importancia de la formación y el conocimiento sobre sostenibilidad, para definir metodologías, crear procesos robustos, avanzar en el desarrollo de la taxonomía o establecer una definición clara de inversión sostenible, entre otras cuestiones clave.

“Este proceso va a requerir una capacidad enorme por parte de los gestores comerciales y los asesores para explicar al cliente cómo se definen y diferencian cada una de las variables, y cómo ello puede añadir valor o no a sus decisiones de inversión. Y también obligará a que las entidades lo tengan muy atado internamente”, señala Caro.

“En Santander estamos haciendo un esfuerzo enorme en formación. Nuestros gestores y empleados enfocados en sostenibilidad están inmersos en las certificaciones ASG, pero no solo se trata de eso. Hay que conseguir que el cliente sea capaz de entender en todo momento ciertos términos y esto es un trabajo complicado que puede llevar un tiempo”, agrega.

Para el responsable global de Inversiones Sostenibles de Santander AM, “el resultado final dependerá de cómo seamos capaces de transmitir que la sostenibilidad es un ámbito adicional y que tenderá a mejorar los rendimientos a largo plazo o, al menos proporcionará la misma rentabilidad con menos riesgo”.

El enlace emocional

A pesar de que cada vez hay una mayor conciencia por la sostenibilidad, Pablo Hernández de la Merced (Caixabank AM) reconoce que muchas veces el inversor tiene otras prioridades “y más en momentos como este”.

Además, cree que existen diferentes perfiles en función del grado de convicción. Así, considera que los inversores en fondos de impacto o Artículo 9 tienen a ser más estables por cuestiones emocionales. “Si necesita liquidez, probablemente su última preferencia sea reembolsar un fondo que tiene un impacto”, afirma Hernández de la Merced, quien tampoco ha apreciado salidas significativas en los fondos de impacto o Artículo 8 de su entidad.

Por otra parte, respecto a la reciente entrada en vigor de la MiFID verde, el director de Sostenibilidad de Caixabank AM ve positivo que la regulación empuje a la industria e incluso aplaude, desde un punto de vista conceptual, que se inicie un diálogo con los clientes acerca de sus preferencias en sostenibilidad. Sin embargo, advierte del riesgo de que se sientan sobrepasados.

Inversor institucional versus inversor retail

Mikko Ripatti (DBN Asset Management) hace referencia a las diferencias existentes entre los inversores institucionales y los retail, sobre todo porque los segundos pueden sufrir más el impacto de la elevada inflación y las subidas de tipos, algo que les puede obligar a replantearse sus inversiones o a variar el ritmo de éstas. 

“Los planes del inversor institucional para la ASG son a largo plazo. Así que crisis del mercado como las provocadas por la Covid, Ucrania o la inflación no les impactan en sus decisiones. Puede que tengan que avanzar un poco más despacio o con cantidades menores de las previstas inicialmente, pero seguirán adelante”, desarrolla Ripatti.

El inversor minorista, en cambio, “tiene en este momento muchas cosas de las que preocuparse (la misma inflación, la guerra, etc.) y la sostenibilidad es sólo un factor para ellos en este entorno económico tan confuso; si bien, estoy seguro de que los inversores minoristas también seguirán aumentando su exposición a los productos sostenibles/ASG”, añade.

“Hay muchos frentes abiertos y quizás no puedan prestarle tanta atención a la sostenibilidad”, resume Ripatti, quien no solo circunscribe esta cuestión al mercado español, sino que también es algo que ocurre en regiones donde esta materia está más avanzada, como los países nórdicos.

“La inflación y la guerra también son temas muy relevantes para los inversores nórdicos, pero debido a la larga tradición de sostenibilidad, siguen considerando muy importantes los aspectos ASG, a pesar de todo lo que ocurre en el mercado”.