¿La luz al final del túnel, o la locomotora?

Nos metimos en un túnel oscuro y lo único que sabemos es que hay que salir. Y por eso vamos en dirección a una luz al final del túnel. Adoptamos el modelo económico del crecimiento por la expansión de la demanda agregada hace muchos años, y hoy la deuda de varios estados desarrollados ya supera el 110% de PIB.

No tenemos más márgenes para endeudarnos: necesitamos reducir la deuda en el mediano plazo de manera urgente, pero también, necesitamos impulsar la productividad y el crecimiento en el corto plazo, generando mercados dinámicos y eficientes.

Aprendimos que para crecer hay que endeudarnos, la expansión económica en muchos países dejó de ser sustentada en un aumento real de la renta en las familias y pasó a ser un reflejo de un mayor acceso al crédito -no digo que el crédito sea un mal para la economía- el crédito es necesario, por eso nacieron las entidades financieras, para intermediar el excedente de algunos direccionándolo a los deficitarios. Y así nos enseñan en la universidad.

También nos enseñaron que la mano invisible de Smith nos conduciría siempre al mejor escenario pero, al parecer, la mano dejó de conducirnos y, al contrario, nos dio un golpe dejándonos botados en el suelo. Este golpe, vino de nuestro sistema financiero, que siempre consideramos de tan alto nivel y auto regulado; pero olvidamos que la soberbia siempre estará entre nosotros y donde no hay regulación eficiente y clara, no hay control efectivo...

Pero creo que ese tema para muchos ya no es tema… Entonces, sigamos camino a la luz.

Siempre hablo de la Sustentabilidad en mis columnas y hace mucho tiempo estoy convencido de que el camino a la Sustentabilidad es inevitable si queremos lograr coexistir al largo de los años como seres económicos y sociales. Los panoramas económicos no son los mejores; aún seguimos intentando recuperarnos de la última crisis mundial. Seguimos creyendo que el crecimiento económico y la expansión de la productividad es la tabla de la salvación para nuestros problemas. En parte lo es, pero no en el todo.

El costo del crecimiento ha aumentado demasiado, y hoy estamos empezando a pagar la cuenta de nuestros lujos económicos. Llega así como la medicina amarga que nadie quiere, pero además de amarga, es una opción que tiene muchos efectos colaterales, causando más enfermedad.

Eso me recuerda a mis padres: “los extremos nunca son buenos”, y es verdad.

Ahora me queda muy claro. ¿Qué hacer entonces?

En mi opinión, hay que saber escoger las medicinas, aprendiendo a reinventarse. Nada es tan cierto que nunca pueda cambiar; si existen momentos exactos para los cambios, este es uno de ellos.

Tenemos muchos temas por solucionar y, si los observamos bien, se derivan de tres tipos de problemas: sociales, ambientales y económicos Estos son los pilares de la Sustentabilidad. Es necesario un cambio muy importante, que es un cambio que no les había comentado anteriormente, y que he denominado de la economía “marrón” a la economía “verde”.

Abro aquí un paréntesis para aquellos que se asustan con la palabra “verde” y creen que de alguna manera eso los perjudica. Acostúmbrense con el tema, porque inevitablemente ya está en las “tendencias” y se aprecia en las “calles”.

Ser sustentable es perdurar durante años y más años en el negocio, generando ganancias para los accionistas, sociedad, medio ambiente y todos los stakeholders. Todos pueden ganar y perdurar. Pero les comentaré más sobre este cambio de economía en una nueva columna. Por ahora, no permitan que la luz al final del túnel sea la locomotora, piensen distinto, hagan distinto, sean sustentables y generen negocios sustentables.

Nunca se olviden: ¡Sustentabilidad es estrategia!