Existe una razón de mucho peso que hace pensar quelas cifras brutas que están siendo recogidas por los medios de comunicación sobre el impacto que podría tener sobre la economía china la guerra de aranceles no se van a materializar.
Muchas de las incertidumbres macroeconómicas que afectan a los mercados financieros vienen motivadas por la geopolítica. El Brexit o la guerra comercial iniciada por Estados Unidos son los ejemplos más claros de hasta qué punto el rumbo político puede restar visibilidad a la evolución futura de las economías y obligar a los analistas a rehacer todas sus previsiones. En ocasiones, los grandes titulares que aparecen en los medios de comunicación provocan fuertes movimientos de los precios de los activos financieros que, si un inversor con nervios de acero se para a analizar con tranquilidad, suponen una gran oportunidad. En estos momentos, el caso más evidente es el de China.
“El spread en el mercado de renta fija china está en los 200 puntos básicos cuando nuestros modelos muestran que debería moverse en torno a los 100. Es una gran oportunidad”, asegura Jaime Albella, director de ventas sénior de AXA Investment Managers en España. El experto reconoce que en China los datos macroeconómicos están reflejando una cierta desaceleración de su economía. “El capex está cayendo y también el consumo, tal y como reflejan las ventas minoristas, pero no estamos preocupados. China nos gusta. Ajustado por precio, las caídas registradas por su mercado descuentan un escenario infinitamente peor de lo que muestran los fundamentales macro”, subraya.
El motivo de la corrección sufrida por el mercado chino la encontramos en el temor que pueda tener sobre su economía los efectos de la guerra comercial, sobre todo teniendo en cuenta el peso de las exportaciones en el PIB chino. No obstante, tal y como revela Albella, existe un dato del que casi nadie habla, que no aparece en las portadas de los periódicos, y que tiene una importancia capital. “Aunque China es un exportador neto, parte de la subida de tarifas se está compensando con una caída del yuan. Si a los productos que el país exporta a Estados Unidos les incorporas una tarifa de entre el 10-15%, pero a su vez contrarrestas con un yuan más bajo, el impacto en la actividad en China debería ser más pequeño”, destaca.
En consecuencia, las cifras brutas que están siendo recogidas por los medios de comunicación sobre el impacto que podría tener sobre la economía china la guerra de aranceles no se van a materializar. “No serán tan altas por el ajuste que se está produciendo vía depreciación de la divisa, con lo cual el impacto sobre el crecimiento para China no debería ser importante”, señala. En AXA IM estiman que ese crecimiento será del 6,4% para este año. La cuestión es si esta depreciación del yuan está siendo buscada por el Gobierno chino o responde simplemente a movimientos especulativos por parte de los inversores. Según Albella, es una mezcla de ambas cosas.
“El yuan comenzó a depreciarse una vez iniciada esta guerra, por lo que es indudable que existe una parte especulativa. Desde principios del año 2000, a Pekín siempre le ha gustado un yuan débil, lo mismo que ha ocurrido con otros países. Hasta 2001 China tenía una tasa fija en su cambio con el dólar. A partir de 2001 la liberalizó, dejando una doble banda de fluctuación, con el objetivo de buscar una apreciación lenta de la divisa. La reducción por parte de China de las reservas en dólares, que ahora están en niveles bastante bajos, ha contribuido a debilitar aún más el yuan. Por lo tanto, es un cúmulo de factores que responde a movimientos especulativos, por un lado, y a una laxitud gubernamental, por otro”.
La defensa que está logrado construir China con su divisa para protegerse de los efectos de la guerra de aranceles está haciendo que algunos gestores resten importancia a este riesgo. En este grupo se encuentra Lilian Co, gestora del E.I. Sturdza Funds - Strategic China Panda, fondo con la calificación Consistente Funds People, quien asegura que “una guerra comercial con EE.UU. no es el fin del mundo para China”. Aunque reconoce que este es, hoy por hoy, el principal riesgo al que se enfrenta la economía del gigante asiático en el corto-medio plazo, y que pueda tener un impacto sobre la economía china, también considera que éste no será tan grave como muchos auguran. “El PIB chino no se va a reducir a la mitad. El mercado está siendo muy pesimista”, asegura.
A su entender, el mayor riesgo está en que esta guerra comercial entre Estados Unidos y China se les fuese de las manos y que ambos países empezasen a tomar decisiones irracionales, si bien la posibilidad de que esta contienda vaya a más no es su escenario central. Lo que podría ocurrir es que la política económica china volviese a ser expansiva. “El mercado de valores ha caído este año, el renminbi se está debilitando y, sobre todo debido a las tensiones en torno al comercio global, la preocupación por la salud de la economía china sigue aumentando. Por lo tanto, de cara al futuro, no nos sorprendería que la política macroeconómica china volviera a ser expansiva. En este sentido, mirar la oferta de dinero podría dar una pista, siendo el crecimiento de M1 un indicador de ello”, apuntan desde DWS.