La mesa de tres patas

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Joel Filipe (Unsplash)

La primera pata, o el entorno internacional, responde en este momento a fuentes de incertidumbre asociadas a las discusiones que mantiene el Congreso de EE.UU. sobre el cierre del déficit fiscal del país antes del primero de enero del 2013; también a la interminable crisis económica europea. Ambos factores, que son reflejos de la crisis económica del primer mundo, refuerzan una política de bajas tasas de interés en los países desarrollados, que ha obligado a los inversionistas internacionales a incursionar en deuda de mercados emergentes, emitida tanto en divisas como en moneda local.

Es innegable que el apetito de los inversionistas por instrumentos de renta fija de alto rendimiento, ha sido una de las causas del rally de deuda venezolana denominada en dólares, el cual comenzó en el último trimestre del 2011. Como referentes de este rally usaremos los bonos con vencimiento en el año 2022, de la República y de PDVSA que han subido 29% y 30,23% respectivamente en el 2012.

La segunda pata es la del entorno nacional, representada por temas políticos y económicos. Dominada hasta principios de octubre por las elecciones presidenciales venezolanas. Esta base responde ahora a los ajustes económicos que según el consenso de los analistas financieros deberían llevarse a cabo en el 2013.

Preguntas tan concretas como qué proporción del déficit fiscal venezolano se reducirá vía reducción del gasto público y devaluación de la moneda local ocupan la atención de los inversionistas, ya que todo factor que mejore las finanzas públicas ayuda a mantener el precio de los bonos denominados en dólares.

Mientras menor sea la cantidad de recursos que la República y PDVSA tengan que buscar en el mercado de deuda internacional, menores serán las presiones para que bajen los precios de los bonos venezolanos denominados en dólares. Mientras mayores sean los recortes y la devaluación, mayor será el impacto recesivo sobre la economía.

No hay cobertura de déficit fiscal que no pase por un tamiz político. La Eurozona y EE.UU. nos han dado en los últimos años sobrados ejemplos en esta materia. Es evidente entonces, que el esquema de reducción de déficit que se aplicará en Venezuela en el 2013 debe surgir de las negociaciones internas dentro del chavismo. Los sectores más ortodoxos del oficialismo son partidarios de restringir el acceso a las divisas a todos aquellos grupos económicos que se dediquen a actividades consideradas no estratégicas o suntuarias, mientras los más liberales proponen una transición más suave a costa de aumentar el endeudamiento externo, garantizando un mayor abastecimiento y menor disrupción del ambiente de negocios.

La tercera pata de la mesa, es de los fenómenos de la naturaleza, representados por aquellos eventos que no se controlan o se predicen, como son los desastres naturales, los cambios climáticos abruptos, y hasta la salud de Presidente. Es este último factor, el cual de nuevo ha tomado control de la escena, una vez conocido el viaje de la semana anterior del Presidente Chávez a La Habana.

Ya días antes del anuncio de dicho viaje, el mercado de bonos venezolanos experimentaba una ligera presión al alza, atribuida por algunos traders a compras del BCV para alimentar el inventario SITME.

Sin embargo, existe también la posibilidad que la noticia de este viaje se hubiese filtrado muy a principios de la semana, afectando también dichos precios.

La subida de casi 300 puntos básicos de estos papeles el día de hacerse pública la noticia, muestra el deseo de los mercados para que se ejecute lo antes posible el ajuste fiscal. La hipótesis de trabajo de los especuladores es que en un escenario de ausencia temporal, el Presidente podría delegar la toma de decisiones a grupos más propensos a políticos, en tanto que estos técnicos no están sujetos al escrutinio electoral.

Mientras no se despeje la incertidumbre del quién, del cómo y del cuándo asociado al ajuste del déficit fiscal venezolano, el mercado de deuda venezolana se encontrará atrapado entre dos fuerzas que no lo dejarán subir, pero tampoco bajar significativamente. Paciencia y un libro de Sudoku se recomienda a los interesados.