La nueva era de las inversiones

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El mundo de las inversiones está entrando en una nueva fase marcada por tres factores que están revolucionando la industria de gestión de activos: gestión pasiva, inversión socialmente responsable y fondos temáticos. Las gestoras que no logren hacerse fuerte en alguno de estos tres campos lo pasarán mal para sobrevivir, ya que son tendencias muy marcadas que tendrán un peso determinante en los procesos de selección que aplican los clientes:

1. Gestión pasiva. Es la gran revolución que ha experimentado la industria de gestión de activos. “Ha habido pocos avances más disruptivos en el mundo de la inversión y más beneficiosos para los inversores como la creación de un fondo que replique al mercado a bajo coste”, afirma Fernando Luque, editor financiero en Morningstar. Los fondos de gestión pasiva existen desde finales del siglo XX, pero no fue hasta la crisis financiera cuando su uso se popularizó. El inversor quería visibilidad en los activos subyacentes que tenían los productos en cartera y ese fue el factor determinante que provocó su despegue. El crecimiento experimentado por ETF y fondos indexados a lo largo de los últimos diez años ha sido ininterrumpido. La gestión activa sigue predominando, pero el gap con la pasiva se reduce año tras año. En Estados Unidos, la cuota de mercado de los fondos de gestión pasiva sobre el patrimonio total gestionado por la industria alcanza ya el 40%.

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El inversor hoy ya no solo busca transparencia, sino coste, lo que ha alimentado su crecimiento. La tendencia es clara: el dinero abandona los fondos caros y, sobre todo, aquellos que han ofrecido pobres resultados frente a sus índices de referencia, y busca productos más baratos, generalmente ETF y fondos indexados. Es algo que está sucediendo de manera muy abrupta en Estados Unidos, pero también en Europa, que no solo alcanza a la renta variable. También a la renta fija, donde el patrimonio y la cuota de mercado de estos productos no ha hecho más que crecer a lo largo de los últimos años, incluso en fases de subidas de tipos. “En este caso, es una simple búsqueda de transparencia por parte del inversor”, asegura Detlef Glow, responsable de Análisis de Lipper para EMEA.

2. Inversión Socialmente Responsable (ISR). Parece un concepto del que se habla mucho y se invierte poco, pero en realidad no es así. En Europa, la región del planeta donde la inversión socialmente responsable está teniendo un mayor aceptación, cuentan ya con una cuota de mercado similar a la de los ETF. España va con retraso, pero el interés por este tipo de estrategias es creciente y se empieza a plasmar ya en flujos de entrada hacia estos productos. “Tras muchos años de hablar de este tema, estamos empezando a ver un interés real por parte de los clientes españoles en invertir en fondos que sigan criterios socialmente responsables”, coinciden en señalar Beatriz Barros de Lis, directora general de AXA IM para España y Portugal, y Sol Hurtado de Mendoza, directora general de BNP Paribas AM para Iberia.

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La regulación está de su lado. MiFID II preguntará al partícipe si quiere invertir de manera responsable y muchos responderán que sí. Esto está haciendo que las conversaciones que las gestoras están manteniendo con sus clientes sobre este tema se multipliquen, así como la oferta de producto a disposición del inversor, que no para de crecer. Algunas entidades, como Amundi, ya han anunciado planes para convertir toda su gama en ESG. La demanda por estos productos ha crecido en los últimos siete años de manera ininterrumpida. Los flujos se están canalizando principalmente a través de productos de renta variable, aunque el patrimonio en fondos ISR de renta fija, multiactivos e incluso monetarios también ha ido en aumento.

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3. Inversión temática. Es una revolución que está dando sus primeros pasos. Aunque algunas gestoras ya cuentan con productos con un largo track record, no ha sido hasta los últimos años cuando las gestoras se han dado cuenta del potente filón que supone crear estrategias con una potente temática detrás. Se trata de estrategias más fáciles de entender por parte del cliente y, además, abren su mente para que inviertan con un horizonte de más largo plazo. En líneas generales, son productos que van más allá de los fondos sectoriales tradicionales y que reúnen en una misma cartera a compañías que, en teoría, cuentan con unas perspectivas de crecimiento más favorables al verse respaldadas por las tendencias que marcarán el mundo: demografía, seguridad, inteligencia artificial, robótica…

Lo que atrae al inversor es que los productos temáticos son relativamente independientes del ciclo, lo que –en teoría- permite mejorar el perfil de rentabilidad/riesgo de una cartera. Aunque la mayoría de los productos que existen en el mercado fueron lanzados en 2015 y, por lo tanto, gozan de una vida muy corta, los volúmenes de activos que han alcanzado algunas de ellas son muy relevantes. “Los fondos temáticos comenzaron a ser utilizados por los institucionales, que ya invierten de forma estructural entre un 4% y un 5% de la cartera de renta variable global en productos temáticos, y ha continuado, incluso con mayor fuerza, hacia el inversor final a través de los canales de banca privada y personal, en base a soluciones de inversión innovadoras, que huyen del sesgo tradicional basado en índices”, señala Gonzalo Rengifo, director general de Pictet AM en Iberia y Latinoamérica.