La población activa en China ha tocado techo: y ahora, ¿qué?

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Omar Eduardo, Flickr, Creative Commons

Uno de los temas globales más importantes para ayudar a los inversores a delimitar las oportunidades en la región del Pacífico asiático (sin Japón) es el de dinámica demográfica. Según Newton, boutique de BNY Mellon, este tema de inversión ayuda a identificar patrones de consumo y de ahorro que en última instancia determinan el tipo de empresas y países en los que invertir. En este sentido, el análisis realizado por la entidad revela una gran diversidad de tendencias demográficas en la cuenca del Pacífico asiático, que quizá no resultan aparentes a primera vista.

China y la India lideran el ranking de población, con 1.300 y 1.200 millones de habitantes, respectivamente. Pero aunque ambos países son de similar magnitud, China se enfrenta al desafío del envejecimiento de su población: de cara a los próximos años se prevé un retroceso constante del segmento de 15 a 24 años. Según la Oficina Nacional de Estadística, además, la población activa de China ha tocado techo; el año pasado, el número de chinos en edad de trabajar cayó en 3,45 millones. En cambio, la población activa de la India todavía crecerá pasado 2025, con un rápido crecimiento en la categoría de mayor gasto –de 25 a 44 años– previsto para los próximos cinco años.

Con una población conjunta cercana a los 600 millones de personas, los países de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) forman la tercera región más poblada del mundo. “El panorama de estas economías nos parece excelente, debido a su dinámica demográfica y a la pujanza de su demanda interna. Tras la crisis financiera global, y por primera vez desde la crisis asiática de 1997, observamos que economías como Malasia, Tailandia, Filipinas e Indonesia se han visto impulsadas por mayores niveles de gasto en inversión fija”, asegura Jason Pidcock, gestor del BNY Mellon Asian Equity Fund.

El buen funcionamiento de sus sistemas bancarios ha facilitado este proceso, reflejado en el fuerte crecimiento del crédito. Ello constituye un desarrollo significativo, ya que estos países, marcados por la crisis financiera asiática, habían sufrido a causa de la insuficiencia de inversión y de la falta de infraestructuras para soportar sus poblaciones crecientes. “Por lo tanto, creemos estar asistiendo al principio de un ciclo de inversión que podría durar muchos años. De cara al futuro, pensamos que la abundante liquidez, la inercia bursátil y los datos macroeconómicos razonablemente positivos a nivel global continuarán respaldando el actual repunte bursátil durante un tiempo”.

“Aunque algunas acciones puedan parecer caras, son atractivas respecto a otras clases de activo –como por ejemplo la deuda– y anticipamos una continuación del trasvase de capital inversor de la renta fija a la renta variable. Por este motivo, tenemos nuestras carteras plenamente invertidas y mantenemos una estrategia de selección de valores concentrada en las empresas que identificamos como beneficiarias a largo plazo del crecimiento en Asia. Los países de la ASEAN nos siguen inspirando optimismo debido a sus tendencias demográficas y a su trasfondo de demanda interna, y frente a esta perspectiva favorable, consideramos justificados los actuales niveles de valoración en la región”.

En China, Pidcock cree que el actual repunte de la actividad se debe más bien a la reposición de existencias que a una mejora genuina de la demanda a largo plazo. “En este contexto continuamos monitorizando la economía del gigante asiático, ya que cualquier cambio en su evolución podría afectar rápidamente al sentimiento respecto a los demás países de la región”.