Al igual que su homólogo norteamericano, el Banco Central Europeo también ha clausurado el año sin cambios en la política monetaria. La primera reunión de Christine Lagarde al frente de la entidad ha sido de transición. Su primera decisión ha sido mantener el tipo del depósito al -0,5% y las compras de bonos en 20.000 millones de euros al mes, en línea con lo anunciado en septiembre. Lagarde ha lanado un mensaje optimista. Siente que la ralentización de la economía de la zona euro está dando señales de que ha tocado suelo. Por eso ven poco probable un recorte de tipos en el futuro cercano.
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