La realidad oculta tras los falsos mitos sobre los hedge funds

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Wertheim, Flickr Creative Commons

En contextos de crisis económicas y financieras, la búsqueda de culpables es todo un ritual. Políticos, banqueros o legisladores son señalados con frecuencia como responsables de los excesos que llevan, por unas u otras razones, a pinchazos de burbujas o baches económicos. Pero también los actores de los mercados se han situado en primera línea de los envites, principalmente inversores a corto plazo (especuladores) y aquellos que pueden beneficiarse de todo tipo de eventos, incluidos los negativos, a través de las apuestas bajistas o toma de posiciones cortas, algo que pueden hacer los hedge funds.

Pero la industria de hedge funds no está dispuesta a asumir el rol de chivo expiatorio porque considera que la percepción que existe en torno al negocio está forjada de mitos, más que de realidades. Mitos como la falta de regulación, los grandes riesgos que asumen o su condición de causantes de la crisis son contrastados por una realidad mucho más compleja, según explicó Dominic Tonner, responsable de Comunicación de AIMA, la asociación global de la industria de la gestión alternativa. En el marco de una conferencia sobre fondos alternativos europeos celebrada recientemente por Alfi, la asociación de la industria de la gestión luxemburguesa, el experto contrarrestó los que considera los mayores cinco mitos en torno a los hedge funds con sus respectivas realidades.

El primer mito que desmonta es que los hedge funds son productos con poca seguridad y regulación. Al contrario, señaló que “deben registrarse de forma global y ser aprobados por los reguladores nacionales”. Con respecto a lo que se considera como una libertad ilimitada de actuación en los mercados, recuerda que han estado siempre sujetos a restricciones, determinadas por leyes sobre abuso de mercados.

El segundo mito al que alude es que los sesgos de las bases de datos de hedge funds exageran las rentabilidades de la industria, a lo que Tonner responde que muchos de los principales productos no informan de sus retornos y recuerda que los sesgos positivos y negativos se cancelan mutuamente.

Al tercer mito, consistente en los grandes riesgos que toman estos fondos, el experto responde que en general los productos cuentan con bajo apalancamiento, están menos dispuestos de lo que parece a realizar trading y los tilda más como ángeles guardianes más que como buitres, debido precisamente a su disposición a formar carteras con coberturas y a la gestión activa del riesgo.

Otro mito es el que los señala como los causantes de las crisis. A esta acusación, Tonner responde en primer lugar que su participación en los mercados es muy minoritaria en el mundo de la gestión. Así, sus activos sólo representan el 4% de los totales de la industria global, con 2,1 billones de dólares, frente a los 55,9 billones de otros sectores. El experto añade los beneficios de las posiciones cortas y recuerda la temprana alarma que ofrecen los hedge funds sobre futuras crisis del sistema que pueden ser de gran utilidad para los reguladores.

Por último, responde a aquellos que dicen que los hedge funds no benefician a la economía real, con datos como que los impuestos de un año al sector de hedge funds y capital riesgo en la Unión Europea equivalen al presupuesto humanitario de la UE a otros países a lo largo de 12 años, el programa de ayudas y cohesión para Polonia o el subsidio agrícola francés. “Los impuestos de la industria alternativa en Reino Unido equivalen a 200.000 enfermeras, 45.000 consultores hospitalarios, 165.000 profesores o la mitad del coste de los Juegos Olímpicos de Londres”, señala.

Alta protección e institucionalización

Como otras ventajas de los hedge funds, señala el reparto de beneficios entre los gestores y los inversores, pues, según datos de Hedge Funds Research, del retorno anual ofrecido entre 1994 y 2011, el inversor ha captado el 71,93% de las ganancias y el gestor el 28,07% restante (ver cuadro). Tonner también recordó su capacidad de recuperarse tras la crisis, la rentabilidad que ofrecen a largo plazo, la protección frente a las caídas de los mercados, la activa gestión del riesgo y la institucionalización del mercado. Así, los inversores de este tipo, como fondos de pensiones, compañías de seguros, fundaciones o fondos soberanos, tienen más del 60% de los activos, frente a solo el 25% que estaba en sus manos en 2003.

 

Rentabilidad compartida

Rentabilidad anualizada bruta de los hedge funds entre 1994 y 2011 (índice HFRI) 12,61%
Retornos netos al inversor 9,07%
Retornos para el gestor 3,54%
Cuota sobre el total que recibe el inversor 71,93%
Cuota sobre el total que recibe el gestor 28,07%
Fuente: Centro Hedge Funds Research