La recuperación bursátil, en perspectiva: ¿ha sido suficiente para anular el crash de marzo?

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Diredin, Flickr Creative Commons

En las últimas semanas, los mercados de renta variable han dudado entre dejarse llevar por los efectos positivos que el fin de las medidas de confinamiento pueden tener en la recuperación económica y la posibilidad de que los nuevos rebrotes impliquen una contracción aún más profunda que la prevista.

Estas variaciones en el estado de ánimo reflejan que los inversores no disponen de una hoja de ruta para este contexto financiero sin precedentes y no albergan demasiada confianza sobre lo que depara el future”, afirma Paul O´Connor, responsible de multiactivos en Janus Henderson.

Y de hecho, si hay una causa que explica el porqué del rally que se vio en bolsa hace apenas unas semanas, y que ahora parece estar en stand by, es el impacto de todas las noticias que se van conociendo a corto plazo en el ánimo de unos inversores que ante la falta de visibilidad a largo plazo, optan por operar en plazos más cortos. “El comportamiento del mercado es curioso porque el sentimiento es de preocupación pero el mercado está al alza y eso es debido al factor de liquidez y la poca visibilidad que hay con respecto a la evolución económica a corto plazo. Nadie sabe lo que pasará en seis meses. Muchos de los compradores de acciones están en manos débiles que se mueven a corto plazo. Hay exuberancia en el mercado al corto plazo que genera desestabilidad”, afirma Didier Saint-Georges, miembro del comité de inversiones de Carmignac.

Sin embargo, cuando uno analiza el comportamiento de un mercado a corto plazo, cae en la tentación de perderse su evolución ya no a largo plazo, sino también en el conjunto del año. En su informe sobre perspectivas económicas del segundo semestre, la gestora HSBC Global AM ha includio un gráfico comparando las caídas que se vieron en los mercados entre el 19 de febrero y el 23 de marzo y las alzas registradas entre el 23 de marzo y el 23 de mayo y la conclusión es que en muy pocas ocasiones las segundas han conseguido superar a las primeras.  Lo que deja a la mayor parte de los activos afrontando el segundo semestre del año con pérdidas anuales (las rentabilidades están en dólares)

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En concreto, las únicas excepciones son las que protagonizan el oro, el mercado global de renta fija corporativa y los bonos globales gubernamentales ILB (inflation linked securities). En el resto el rally no ha sido suficiente como para compensar las abruptas caídas que se vieron en punto álgido de la crisis del coronavirus.

Habrá que esperar entonces a ver cómo se desarrolla el segundo semestre del año ya no solo en lo que respecta al mercado sino sobre todo a la economía. A este respecto la recomendación general es la prudencia y la de inculcar a los inversores la necesidad de invertir con un horizonte de largo plazo y menos pegado a lo que pueda deparar el corto plazo, que seguirá siendo volátil e incierto. “Creemos que los inversores que estén dispuestos a absorber a corto plazo la volatilidad se verán compensados en los próximos dos años. La baja rentabilidad de los bonos gubernamentales ha implicado  un atractivo mayor para la renta variable en comparación con la renta mientras que la sustancial flexibilización de las políticas ha reducido los riesgos de la cola de las acciones”, afirma Joseph Little, estratega global, HSBC Global Asset Management.