“En el actual entorno de bajo crecimiento, la rentabilidad por dividendo jugará un papel preponderante en el rendimiento total de la renta variable”. Así lo creen en Newton, boutique de BNY Mellon, al afirmar que, en el proceso conocido como 'la gran moderación', los inversores se están viendo obligados a adaptarse a un entorno de inversión marcadamente distinto al del pasado reciente, pero que puede considerarse más 'normal', con menores niveles de rentabilidad y mayor volatilidad. “Unos tipos de interés bajos, unidos a niveles de valoración y márgenes empresariales superiores a la media, podría decirse que 2012 carece de condiciones que estimulen el crecimiento”.
En un artículo publicado por la gestora estadounidense, los expertos de la firma reconocen que cabe esperar que la austeridad suponga un lastre sobre el crecimiento, así como un aumento de la volatilidad debido a la intervención gubernamental y al ritmo variable de desapalancamiento en muchas economías desarrolladas. “Con la visión eminentemente cortoplacista de los políticos, las iniciativas de las autoridades suelen abordar los síntomas en lugar de las causas de nuestro endeudamiento. En nuestra opinión, esto genera distorsiones e incertidumbre, fomenta los flujos de capital de carácter especulativo, y en última instancia alarga el periodo de depresión de la actividad económica”.
Así, en el actual entorno de bajo crecimiento, en Newton creen que la rentabilidad del dividendo jugará un papel preponderante en el rendimiento total de la renta variable. Según datos históricos que pone encima de la mesa la gestora, el énfasis en los ingresos ha resultado en menor volatilidad que los enfoques de inversión en acciones orientados al crecimiento. “Los dividendos que paga un empresa tienden a proporcionar un colchón protector en periodos de caídas del mercado. Por definición, los ingresos por dividendos son siempre positivos, y mucho menos volátiles que la revalorización del capital”.
En este sentido, Newton cree que los equipos directivos de muchas empresas ven el dividendo como un indicador del crecimiento del beneficio a medio plazo; por este motivo, en caso de sufrir un descenso del beneficio podrían optar por repartir un mayor porcentaje del mismo en forma de dividendos, como reflejo de su confianza en la futura recuperación de su resultado. “Esto suele ser posible solamente para compañías con balances sólidos y una buena gestión de tesorería. Nosotros invertimos en empresas de alta calidad, saneadas y con niveles estables de beneficio y dividendo”.
“Con el tiempo, los dividendos tienden a ser más estables que los beneficios, ya que los equipos directivos varían el porcentaje de beneficio que reparten en forma de dividendo al accionista. Las empresas con mayor rentabilidad de dividendo parecen invertir su efectivo mejor que el resto, y cuanto mayor es el coeficiente de reparto de dividendos, mayor es el crecimiento del beneficio subsiguiente. En cambio, las empresas que reparten menos de la mitad de su resultado en forma de dividendo tienden a mostrar niveles descendentes de crecimiento del beneficio”, aseguran desde la boutique.