Tras cuatro meses de estudio
Según publica hoy Cinco Días, el nuevo comisario europeo responsable de los mercados financieros, Michel Barnier, lleva cuatro meses en el cargo dándole vueltas al calendario de reformas que se propone iniciar. Pero lo único que ha logrado hasta ahora ha sido agotar la paciencia de Berlín y París.
La canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Nicolas Sarkozy, exigieron ayer por escrito al presidente de la CE, José Manuel Barroso, que "acelere e intensifique" las reformas en marcha. Muy en particular, la regulación de las ventas a corto (es decir, con títulos que sólo se piden prestados para realizar la transacción) y al descubierto (cuando ni siquiera se poseen al pactar la operación).
Barnier tenía prevista esa iniciativa para el próximo otoño. Pero, Berlín y París consideran que las actuales turbulencias en los mercados no permiten esperar.
Merkel y Sarkozy quieren que en la reunión de ministros de Economía y Finanzas de la UE del próximo mes de julio se aborden ya las grandes líneas de la nueva regulación. Y reclaman que incluyan, de entrada, la posibilidad de prohibir a nivel europeo las ventas al descubierto para todo tipo de títulos o para algunos en concreto, como los credit default swaps (CDS) de deuda soberana.
La CE acogió ayer con aparente ironía las prisas del eje franco-alemán. Y confió en que la voluntad política expresada por Merkel y Sarkozy sobre el papel se traduzca después en un impulso a las iniciativas en marcha. "No lo interpretamos como una queja, sino como un apoyo", se desentendió la portavoz oficial de la CE.
Pero para Barnier supone la enésima corrección a un calendario totalmente desfasado con la velocidad de los mercados financieros.
En mayo ya tuvo que presentar la reforma del reglamento de las agencias de calificación, prevista para este mes. Y Barroso anunció que el plan de regulación de los productos derivados, previsto por Barnier para el mes de octubre, se adelantaría a al mes de septiembre.
El comisario francés, que llegó al puesto sin experiencia previa en mercados financieros, insiste, mientras tanto, en la necesidad de abordar con mucha cautela las reformas para no cometer ningún exceso regulatorio.
Barnier, además, ha dedicado los primeros meses de su mandato a intentar ganarse la confianza de la City londinense, donde su nombramiento se interpretó como una peligrosa ofensiva francesa para regular el mayor centro financiero de Europa. Las teoría más conspirativas incluso señalaban a Barnier como el ariete encargado de arrebatar el negocio financiero a Londres en favor de París y Fráncfort.
Pero el gobierno francés y el alemán no parecen demasiado satisfechos con la labor desarrollada por Barnier hasta ahora. El mes pasado, Berlín prohibió las ventas a corto sin dar explicaciones a Bruselas. Y París, que reaccionó con cierto disgusto a la medida, parece haberse resignado a los planteamientos de Merkel.