Larry Fink (BlackRock): por qué la falta de inversión en infraestructuras está obstaculizando el crecimiento en Estados Unidos

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Foto cedida

“¿Ha tratado alguna vez de coger un tren directo al aeropuerto JFK? Oh, espere... no podría hacerlo, porque no existe. Las infraestructuras en Estados Unidos son deplorables, tanto si se trata de carreteras derruidas, redes de transporte faltas de fondos públicos o cosas menos visibles como redes eléctricas y sistemas de alcantarillados”. Es una observación de Larry Fink, consejero delegado de BlackRock, quien considera necesario explicar por qué en su firma consideran que las infraestructuras serán no sólo una idea de inversión, sino un catalizador para un mayor crecimiento en Estados Unidos. 

El número 1 de BlackRock se muestra muy claro en sus perspectivas de por qué el gobierno estadounidense va a necesitar la partida presupuestaria dedicada a la inversión en infraestructuras: “Muchas veces, cuando estamos atrapados en un atasco o internet va lento, sentimos que es un fastidio. Pero en realidad es algo mucho más serio: un obstáculo al crecimiento económico”. Echa mano de un dato de la Sociedad Americana de Ingenieros civiles: para 2020, las infraestructuras actuales, “viejas y poco confiables”, costarán a los negocios americanos 1,2 billones de dólares. “No deberíamos tener a los trabajadores desviando sus ahorros para la jubilación hacia contenedores de gas y a las empresas sangrando efectivo para tener sus envíos y trabajadores atrapados en el tráfico”, reflexiona Fink. 

Fink denuncia que parte del problema de las deficientes infraestructuras estadounidenses es “la creciente prevalencia de una mentalidad de corto plazo, combinado con un nivel histórico de parálisis política”. Pone por ejemplo la incapacidad del Congreso estadounidense para dar luz verde a una tasa de transporte este año. “Es incuestionable que tenemos que reducir mucho nuestros déficit, y que hay un montón de decisiones difíciles de tomar, pero la inversión en infraestructura, diseñada de tal forma que atraiga la participación del sector privado, es absolutamente crucial para la salud económica en el largo plazo”, concluye el experto. 

El máximo responsable de BlackRock defiende que las infraestructuras son necesarias para resolver problemas tanto a corto como a largo plazo. En el corto plazo, sirven para crear nuevos puestos de trabajo para mano de obra poco cualificada, el sector de la población estadounidense que más ha sufrido durante la crisis financiera. En el largo plazo, entre los beneficios que encuentra destaca la capacidad para distribuir bienes y servicios de una manera más efectiva y barata; las empresas podrían destinar el dinero que están gastando en esta área para reinvertirlo en tecnología y nuevos bienes de equipo, crear trabajos y controlar sus precios, mientras que opina que los gobiernos serán capaces de utilizar mejor sus impuestos, e incluso recortarlos. 

El consejero delegado de la mayor gestora del mundo por volumen de activos es consciente de estar dibujando un panorama de color de rosa. Pero no se olvida de que el presupuesto se ha recortado bajo la administración Obama, y que éste está teniendo muchos problemas para alcanzar consensos, por lo que a continuación pasa a analizar de qué vías dispone el gobierno estadounidense para incrementar el gasto público en el área de infraestructuras. Para él, la clave está en la participación del sector privado “tanto en Estados Unidos como en todo el mundo”. “Hay una asociación natural: muchos gobiernos simplemente no tienen efectivo suficiente para ejecutar los proyectos que necesitan, y los inversores están buscando nuevas fuentes de retorno en unos mercados financieros cada vez más difíciles y correlacionados”, explica. 

Asimismo, Fink advierte que “los gobiernos locales también necesitarán trabajar conjuntamente para atraer a la inversión. Una de las estrategias más efectivas es agregar proyectos”. ¿De qué se trata exactamente? “Mientras que los inversores puede que no quieran invertir –o siguiera saber de ello- una sola planta de tratamiento de aguas, puede que les atraiga un proyecto de larga escala en varios sitios de una región”, explica. El experto señala que mediante la agregación de proyectos se consigue reducir los costes al consolidar materiales y mano de obra al tiempo que se impulsa un proceso de concurso público más competitivo que puede ayudar a los gobiernos a ahorrar y a los inversores a obtener retornos superiores. 

Larry Fink destaca entre las directrices que está tomando poco a poco la administración Obama la creación de la iniciativa Build America Investment... aunque la juzga insuficiente: “Hay iniciativas importantes, pero los inversores deberían presionar a Washington para que hagan más”, declara. Entre sus propias propuestas sobresale la creación de un banco de infraestructuras con una dotación de 50.000 millones de dólares, que fuera capaz de apalancar varios cientos de millones de euros en inversiones privadas. El máximo representante de BlackRock concluye afirmando que esta clase de iniciativas son las que “los inversores quieren y necesitan, y las que pueden ayudar a desatar el poder del dinero privado para ayudar a impulsar la economía en los siguientes cien años”. 

Una idea ascendente en la mente de los inversores

Fink es la última de una larga lista de voces que están poniendo la atención sobre la inversión en infraestructuras, uno de los segmentos más golpeados durante la crisis financiera. “A pesar de las turbulencias del mercado, la inversión en puentes, autopistas, aeropuertos e instalaciones eléctricas continúan generando retornos consistentes con rentabilidades estables”, aclaraba a principios de agosto Hamish Mackenzie, responsable de infraestructuras de DeAWM. Según sus cálculos, “se necesitarán gastar en torno a 41 billones de dólares en infraestructuras de todo el mundo hacia 2030”. En este punto, el responsable coincide con Fink: “Dada la reticencia o incapacidad de los gobiernos para asumir este coste, hay una enorme necesidad de implicación del sector privado”. 

Anteriormente ya habían reivindicado a las infraestructuras como idea de inversión los expertos de Fidelity Worldwide Investment: “Las infraestructuras de un país no sólo le ayudan a funcionar de forma eficiente, sino que fomentan el crecimiento económico, lo que, a su vez, intensifica la demanda de infraestructuras de más capacidad. Este vínculo es hoy especialmente relevante en muchos mercados desarrollados”, rezaba un informe publicado por la firma en mayo