Larry Fink: La caída del precio del petróleo puede suponer la mayor redistribución de la riqueza en un siglo

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Es conocido que la postura que pueda mantener no un inversor, sino un ciudadano de a pie, sobre la reciente caída de los precios del petróleo, puede variar considerablemente en función de la parte del mundo en la que se viva. ¿Y si este ciudadano en concreto viviese en Estados Unidos, y se llamase Larry Fink? Para el consejero delegado de BlackRock, la tendencia bajista del crudo supone para los consumidores americanos “un recorte masivo de los impuestos”. Pone este ejemplo para ilustrar cuán beneficiosa es la caída del precio de la gasolina para un estadounidense: “Tome por ejemplo un conductor de la zona de Los Ángeles, donde crecí, que tiene que desplazarse a larga distancia para ir a trabajar todos los días. A lo largo del año, podría ahorrar unos 1.000 dólares debido al abaratamiento de los precios de la gasolina. Mucho de ese dinero va a ir de vuelta a la economía (y esperemos que se ahorre algo para la jubilación)”. 

Fink recurre a su dilatada experiencia para recordar que las bajadas de impuestos en el pasado de este calado “tienen un efecto estimulante cuantificable, y no deberíamos percibir este de forma diferente”. Es decir: más efectivo disponible para el consumidor y menos costes para las empresas. Con la particularidad de que “no es sólo en Estados Unidos, sino alrededor de todo el mundo”. Por ejemplo, el consejero delegado de BlackRock señala que en su último encuentro con Raghuram Rajan, gobernador del Banco Central de India, Rajan le contó que según sus cálculos la caída del precio del petróleo podría contribuir en más de un 1% al PIB indio. 

Fink va todavía más lejos en sus cálculos: “En términos generales, (la caída del precio del crudo) podría resultar ser una de las más significativas redistribuciones de riqueza que hayamos visto en un siglo”. Considera que llega en un momento más que oportuno, debido a que los salarios se están estancando y está creciendo la desigualdad. 

Dicho esto, el pronóstico del experto es que al final los precios terminarán por igualarse: “A medida que los métodos con altos costes de producción como el fracking sientan la presión de los precios bajos, la oferta empezará a ralentizarse y los precios subirán marginalmente”. Con una puntualización, eso sí: “Creo que es probable que veamos precios bajos sostenidos, en parte porque las transformaciones tecnológicas de la industria (que pillaron al oligopolio del petróleo por sorpresa) han llegado para quedarse y sólo van a ser cada vez más eficientes, más refinadas”. 

La deflación, un problema a medias

Por supuesto, Fink no ignora el efecto deflacionario de la caída del precio del crudo. De hecho relata que durante su estancia en Davos con motivo del foro anual de líderes mundiales, el riesgo de deflación fue una de las principales preocupaciones de todos los asistentes. Sin embargo, el consejero delegado de BlackRock cree que en este caso podría hablarse de “deflación buena”, porque ayuda a reducir algunos de los principales gastos del consumidor. “La tecnología, particularmente la ‘economía de compartir’, también puede ayudar a generar más deflación de la tradicional, al causar cambios significativos en el comportamiento de los consumidores y el gasto de capital de los negocios”. 

Fink deja la puerta abierta a más información sobre este último punto. Pero, para poder acceder a ella, el lector tendrá que acceder a su blog alojado en LinkedIn, donde es uno de sus principales generadores de opinión (“influencers”).