Welzia Management explica los dos enfoques de inversión posibles: un planteamiento continuista y otro más extremo, estilo barbell.
El exitoso esquema de inversión utilizado por los inversores conservadores europeos desde 1998 parece llegar a su fin. “El comportamiento histórico de los bonos de alta calidad de gobiernos y compañías ha sido muy positivo, soportando la rentabilidad de las carteras conservadoras durante los últimos años. Sin embargo”, recuerdan desde Welzia Management, “estas estrategias tradicionales están siendo puestas a prueba en el entorno actual”.
Sirva como ejemplo el comportamiento de un bono investment grade de una empresa europea tipo desde el final de los 90. Concretamente, estos bonos se han revalorizado un 4,45% de media cada año desde 1998, mientras que el avance medio anual de la inflación general en Europa ha sido del 1,75%. Estos números suponen una revalorización en términos reales del 2,7% anual. “Durante este periodo, los tipos de interés han estado reduciéndose y, en consecuencia, aumentado los precios de los bonos. Esto permitía construir carteras con un riesgo asociado muy reducido que aumentaban el patrimonio de los ahorradores en términos reales”, explica la boutique española en su última carta dirigida a inversores. Sin embargo, ahora “las cuentas y depósitos se encuentran en mínimos de rentabilidad en los últimos años, mientras que los bonos de gobiernos y compañías de alta calidad crediticia con vencimientos cortos comienzan a mostrar rendimientos muy ajustados y precios muy vulnerables”, advierte, en referencia a un largo periodo de relajación monetaria que parece tener un fin próximo.
Por eso, la firma, cuyo equipo de gestión está liderado por José Manuel Marín, propone a los inversores más conservadores dos enfoques distintos para navegar por este 2017 de incertidumbre monetaria pero también política.
El primero se basa en un “planteamiento continuista”: mantener un alto porcentaje de bonos en cartera minimizando los efectos del principal riesgo al que se enfrenta este activo, subidas de tipos de interés. Dentro de esta solución, son válidos bonos con tipos flotantes, bonos de alto cupón con vencimientos cortos y bonos ligados a la evolución de la inflación.
El segundo emplea un “planteamiento más extremo, estilo barbell”: combinar activos con superiores riesgos de mercado, como acciones, con activos conservadores tradicionales. “De esta forma, elevamos el rendimiento esperado de la cartera empleando acciones, pero limitando su riesgo al emplear pesos muy bajos, entre un 5% y un 15%. El enfoque, pese a la volatilidad de las bolsas, es muy equilibrado”, considera Welzia.
Para adentrarse en este segundo enfoque de inversión destinado a los clientes conservadores, la renta variable ha de ser de empresas de alta capitalización y de alta calidad. Pero, ¿qué entiende la boutique por calidad? “Aquellas firmas que muestran rentabilidades elevadas en su actividad, bajo endeudamiento y buena generación de caja”, indica su equipo gestor.