Las EAFI: un largo camino por recorrer para crecer en número y en cuota

“El número de EAFI es todavía insuficiente y su papel, pequeño con respecto a Europa, lo que quiere decir que necesita crecer enormemente en cuota para tener una participación digna en la industria del asesoramiento”, afirmó Carlos Orduña, presidente de EAF-CGCEE (la asociación de asesores financieros perteneciente al Consejo de Economistas) en una reciente presentación en Madrid.

 

Según sus datos, el volumen de negocio de estas entidades es menor al 5% de los activos invertidos totales, muy lejos de otros países como Reino Unido, donde el porcentaje está cerca del 80%. En Suiza, la mitad de los activos es asesorado por estos profesionales, mientras en países como Suecia o Alemania, el porcentaje se sitúa por encima del 15%. A diferencia de esos países en Francia aún está por debajo del 10%, mientras en Italia la situación es muy parecida a la española.

 

Al hablar de entidades financieras, la proporción es inversa: mientras en España tienen un volumen que alcanza el 60% de los activos y las compañías de seguros superan el 30%, en Reino Unido los bancos tienen un peso menor al 10% y las aseguradoras, de en torno al 15%. En otros países como Italia o Francia e incluso Alemania, el peso de los bancos también es fuerte en la industria de la gestión, con más del 60%.

 

 

Actualmente, hay 81 EAFI registradas en CNMV. Según Valentín Pich, presidente del Consejo General de Colegios de Economistas, “independientemente de la velocidad que tomen las EAFI en España, el reconocimiento de la figura del asesor independiente es necesario”.

 

Sebastián Velasco, director general de España, Portugal y Latinoamérica de Fidelity (Fil Investments International), cree que la velocidad dependerá de tres factores: regulatorios, culturales y coyunturales, y ahora este último es clave, pues está marcado por la inestabilidad de los mercados, que conduce a una mayor predisposición de los inversores hacia ideas que se adapten a su perfil de inversión. Como aspecto en negativo, también obliga a priorizar la liquidez, lo que fomenta la contratación de productos de rentabilidad alta y una menor percepción del riesgo, como los depósitos, y "constituyen un obstáculo para que los inversores sustituyan a su interlocutor tradicional".