Encuentro organizado por EFPA España.
El modelo de negocio de un agente o de un asesor financiero es diferente y ello resulta clave a la hora de elegir qué figura es preferible. Entre las ventajas que supone elegir constituirse como EAFI destaca, además de la independencia, la transparencia, según expusieron los expertos en un encuentro para asesores interesados en la creación de EAFI organizado por EFPA España en Madrid. “Es un paso que deja atrás el oscurantismo que fue en parte responsable de la crisis financiera desatada a finales de 2007 y que permite repartir los costes e ingresos en el engranaje del sistema de forma más visible, con lo que es una forma mucho más limpia de jugar”, destacó Sergio Olivares, socio de la EAFI 360 Alfa Partners Advisors.
Con respecto al problema que supone que los clientes acepten nuevos gastos debidos al cambio de figura, desde el agente al asesor, Olivares considera que el cliente profesional lo encajará mejor. “El agente no tiene por qué revelar lo que cobra, porque depende de la estructura de su entidad, pero las EAFI tienen obligación de hacerlo y la transparencia siempre es de agradecer”, señaló Santiago Satrústegui, vicepresidente de EPFA España y consejero delegado de Abante Asesores, que moderó las mesas. “La ley permite que se cobre o no, y que los ingresos vengan del producto o del cliente y ambos modelos encajan dentro de la figura”, dijo. También se destacó la dificultad de para competir frente a bancos y cajas, que prestan asesoría y “algunas veces hacen creer al cliente que es gratis”.
Entre el 0,5% y el 1%
Para Olivares, además es clave que el servicio no se dé de forma gratuita, si bien tampoco está de acuerdo en trabajar con retrocesiones ni recibir ingresos por parte de los bancos, por lo que cree que los costes los debería pagar el cliente. “Si no nos ponemos coste, no se percibirá el valor añadido de la EAFI”, afirmó, cifrando una comisiones de entre el 0,5% y el 1% como cifras “más que justificadas”, teniendo en cuenta el ahorro en las carteras y la mejora de su rentabilidad.
“Permitimos una asignación más eficiente de los activos y hay que cobrar por ello”, afirmó Javier Kessler, presidente de la asociación ASEAFI, convencido de que, quien decida convertirse en esta figura, ha de ir de la mano con los demás “porque se encuentran en un periodo de desarrollo. Ahora es una figura de puro emprendedor, si bien dentro de unos años estará donde debe”. De hecho, la asociación pretende situar, organizar y desarrollar las EAFI en el mercado, dar ideas al legislador y defender el interés de sus miembros. “Otra cosa es que el sistema no valore ese valor añadido que aportas y te obligue a recurrir a las retrocesiones para obtener beneficios”, afirmó.
El debate de las retrocesiones
Con respecto a estas últimas, hubo división. Algunos se mostraron favorables a su cobro, si bien matizando que únicamente deberían derivarse de la materialización de las inversiones recomendadas, como los fondos de inversión, y no de productos bancarios, según Gloria Bombín, subdirectora de Autorización y Registro de entidades en la CNMV, que explicó las exigencias del regulador para la creación de una EAFI. Sin embargo, otros defendieron que es clave devolverlas para que el cliente vea que no hay intereses ocultos por parte del profesional, y demostrar así su independencia.
También se habló de la nueva normativa de Reino Unido, que obligará a las FIFA (o asesores) a decidir si son “tied” (es decir, están ligadas a una entidad) o “untied” (independientes y éstas sólo podrán cobrar del cliente, no del producto). “Un asesor no puede hacer de todo, y la limitación es más tajante en Reino Unido”, señaló Satrústegui.
Más ventajas de las EAFI
Además de la transparencia, y entre otras ventajas, Ramón Zárate, consejero delegado de Lamothe y Zunzunegui EAFI, destacó la menor limitación de estas figuras. “Como EAFI, no nos limitamos a recomendar inversiones, sino que asumimos el papel de asesor y podemos trabajar con una gama mayor de productos; el problema es que poca gente conoce el sentido de las EAFI”, afirmó.
También entre las ventajas, están las de carácter operativo (el agente está limitado mientras las EAFI pueden tener acuerdos de colaboración con distintas empresas) y para el cliente, por la seguridad que le da encontrarse en una entidad supervisada que cumple los requisitos de la CNMV.
Un cambio de mentalidad
Por eso, la constitución de una EAFI tiene implicaciones no sólo de “puertas adentro”, en términos de la estructura de la organización, la experiencia necesaria y la formación, el control interno para cumplir la normativa, los manuales de procedimiento, las políticas a seguir o las infraestructuras tecnológicas, sino que también supone cambios “de puertas afuera”, en las relaciones con los clientes debido a los mayores requisitos de transparencia y también con los proveedores y supervisores, señaló Tomás Gómez Cano, socio de Gomarq, entidad que cuenta con un convenio de colaboración con EPFA España. Una relación que se encuadra en el marco del compromiso de esta última con la oferta de servicios de las EAFI españolas. “Constituir una EAFI requiere un cambio de mentalidad, hacer las cosas de otra forma”, afirmó Gómez.
Preguntado sobre si la ley dejará también gestionar a estas figuras en el futuro, Kessler afirmó que no lo cree porque entonces desaparecerían las sociedades gestoras de carteras, que ya han visto reducido su número de forma significativa, mientras crece el número de EAFI. De hecho, actualmente hay 37 empresas de asesoramiento financiero registradas en la CNMV y otras 9 autorizadas pendientes de inscribirse.
Entre los mayores problemas a la hora de constituir una EAFI, Gloria Hernández, directora del Departamento Regulatorio Financiero de Deloitte, señaló que lo más complicado es, frente a la CNMV, “acreditar la experiencia”, frente a los clientes, “que entiendan el nuevo sistema de recepción y transmisión de órdenes”.