Las firmas de redes sociales: ¿una segunda parte de la burbuja puntocom?

El interés suscitado por las compañías cuyo negocio está relacionado con las redes sociales no puede compararse con la burbuja de las punto.com de hace una década, según el estudio "Social networking companies: not yesterday's dot-com bubble" de MFS Investment Management elaborado por Timothy Dittmer, analista de renta variable de la gestora, C.V. Rao, asociado, y Matthew Sabel, analista y gestor de renta variable.

 

A pesar de que los inversores han seguido con expectación la salida a bolsa de firmas como Linkedin –que dobló valor su primer día de cotización en bolsa- y esperan ansiosos el día en que Facebook lance su oferta pública de venta, además de la presencia de fundadores de nombres como Facebook, Apple, Amazon o Microsoft en la lista de personas más ricas del mundo, no estamos viendo una repetición de la burbuja de entonces.

 

En primer lugar, porque el negocio ha cambiado. Para Sabel, si hace una década las firmas de internet se valoraban en función de las visitas o clicks, ahora se hace en función de la publicidad que puedan atraer y de su capacidad para ofrecer información sobre los hábitos de consumo de sus miembros. Rao cree que también ofrecen información valiosa acerca de sus relaciones con la comunidad. “Las redes muestran más información de sus usuarios de la que ha ofrecido Google con su sistema de búsqueda”, concluye Sabel, lo que resulta de gran interés para las empresas y sus anunciantes.

 

Para Dittmer, “las grandes diferencias entre las firmas hoy las de 2000 son los modelos de negocio con ingresos recurrentes, la diferenciación competitiva y el camino hacia la obtención de beneficios”, explica, citando el ejemplo de Facebook y Linkedin, con posiciones competitivas y grandes barreras de entrada. También cree que a diferencia de una década, los modelos de negocio son mucho más estables. “Muchas firmas que salen a bolsa no necesitan financiación de la bolsa, sino que tienen grandes cantidades de cash y lo hacen como una herramienta para compensar a sus empleados”, comenta.

 

Además, las firmas sólo están empezando ahora a obtener beneficios. “La clave es cómo de grande es el pastel”, dice Sabel, ya que estamos en un primer estadio de su evolución.

 

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