Las gestoras internacionales no ocultan su decepción por la reelección de Dilma Rousseff en Brasil

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Sala de Imprensa Dilma13, Flickr, Creative Commons

Contra los deseos del mercado, finalmente Dilma Rousseff ha sido reelegida para presidir Brasil en la segunda vuelta electoral. Ha sido una victoria ajustadísima, por tres millones de papeletas –146 millones de brasileños tenían derecho a voto en esta cita- , que ha puesto un fin acorde a una de las campañas más reñidas y llenas de incertidumbre que ha vivido el país en los últimos años. 

Desde Fidelity Worldwide Investment recuerdan que Rousseff, como máxima representante del Partido de los Trabajadores, ha conservado su popularidad entre las clases bajas gracias a los bajos niveles de desempleo y los programas de ayudas sociales del gobierno. Sin embargo -añaden- “Brasil está sitiado por desafíos: recesión económica, alta inflación, un déficit presupuestario que amenaza el estatus de grado de inversión del país, una carencia de competitividad, infraestructuras descompuestas y corrupción”. De ahí la insistencia por parte de los inversores internacionales a lo largo de la campaña de que los brasileños deberían elegir al candidato que fuera capaz de implementar más reformas estructurales, por lo que podría quizá afirmarse que Dilma ha resultado ser el "anti-Modi", ya que no se ha repetido la historia de la India. En opinión de Fidelity, aunque es cierto que Brasil está en una situación compleja, el Gobierno conoce perfectamente cuáles son los desafíos: “Rousseff tendrá que encarar estos problemas para devolver al país al camino del crecimiento económico”, concluyen. 

¿Qué supone este desenlace para los inversores de renta variable latinoamericana? La visión de la firma estadounidense es que es imposible invertir en función de la macro. “Como ha probado esta competición por el liderazgo, hay demasiados interrogantes y el sentimiento cambiante de los inversores tiene el poder de mover a los mercados de forma espectacular en un corto periodo de tiempo”, observan. Al mismo tiempo, constatan que “se ha prestado poca atención sobre los fundamentales, algo que anticipamos que cambiará con el tiempo a medida que las aguas vuelven a su cauce tras las elecciones”. 

Su última conclusión teniendo todo esto en cuenta es que “aunque sin duda 2015 será duro para la economía, la debilidad de las cotizaciones como efecto colateral de las elecciones crearán algunas oportunidades para añadir de forma selectiva empresas de buena calidad con una visión de medio a largo plazo”. Los expertos de Fidelity afirman que la clave para poder invertir en esta región con buenos resultados en el largo plazo es gracias a “un entendimiento de las perspectivas de las compañías, y esto se puede predecir con un mayor grado de exactitud que las tendencias macroeconómicas generales”. Adicionalmente, consideran importante la comprensión de las tendencias de largo plazo dentro de cada sector. 

Patricia Urbano, gestora de renta variable emergente en Edmond de Rothschild AM, no  espera que vaya a producirse un cambio radical en las políticas del Ejecutivo reelecto de Brasil, aunque recuerda que las próximas citas que tendrá la política brasileña con el mercado se producirán en las próximas tres semanas, con los anuncios del nuevo ministro de Economía y el nuevo gobernador del Banco Central de Brasil. Sin embargo, a diferencia de Fidelity, en la firma sí que aprovecharon para incrementar su exposición a Brasil en septiembre, cuando Marina da Silva se convirtió en candidata por el Partido Socialista, aunque en términos generales siguen infrapoderando sus posiciones sobre el país. “Creemos que su elección podría haber sido un buen catalizador para un cambio de la política monetaria actual, que no se ha concretado”, explica Urbano. 

A pesar de la reciente corrección experimentada en la bolsa brasileña, en Edmond de Rothschild continúan infraponderados, solo con exposición a compañías exportadoras que se puedan beneficiar de la debilidad del real y en alguna compañía de salud o de banca privada, y han incrementando en cambio su exposición a México y Chile. ¿Las razones? Por un lado, el mercado está cotizando con un PER de 11 ó 12 veces, en línea con la media, y esperan un crecimiento del BPA (en dólares) del 3% para 2015 si no se producen cambios significativos en el entorno macro. “Si se confirma algún cambio, sería al alza”, aclara la gestora, que indica que las oportunidades que buscarán en la bolsa se van a centrar en compañías de calidad a un precio correcto y sólo si el mercado sigue corrigiendo. 

Nos han preguntado muchas veces cuando podría ser un buen momento para volver a invertir en Brasil”, añade la experta. Para ella, esto volverá a ocurrir si se produce alguna de estas condiciones: “Si las valoraciones son demasiado bajas como para ignorarlas, con un descuento relevante sobre su media histórica; si hay un signo claro de que la presidenta cambiará su política actual; si Rousseff implementa reformas estructurales para recuperar la competitividad de Brasil e impulsar una recuperación de la confianza de las empresas y los inversores; o si se ajusta la cuenta corriente (desde el déficit acutal del 3,7% a 0) y se reducen los riesgos de una depreciación de la divisa”. 

Desencanto general

Craig Botham, economista especialista en mercados emergentes de Schroders, muestra abiertamente su decepción: “Las esperanzas de reformas que permitan afrontar los problemas económicos estructurales de Brasil se han desdibujado, que no arruinado”. En opinión de Botham, “un cambio marcado en el curso político parece improbable bajo el mandato de Rousseff. Aunque la presidenta ha asegurado que resolverá las preocupaciones macroeconómicas, hemos oído esas promesas antes sin ver una acción política acorde”. 

Una vez reelegida la candidata del PT, el escenario más probable para el experto de Schroders es que ésta “sólo cambiará el curso de los acontecimientos bajo una coerción extrema del mercado”. Asimismo, considera que “puede que mejoren ligeramente las políticas a un margen, pero menos de lo que se necesita, o tendrían que ser propuestas por el candidato de la oposición Aécio Neves”. Pone como ejemplo el hecho de que la actual gobernante ha legislado para otorgar mayor autonomía al Banco Central de Brasil. En resumidas cuentas, lo único que encuentra positivo Botham de este resultado electoral es “el final de la incertidumbre y la volatilidad. El mercado sabe ahora que tiene que esperar más de lo mismo, por muy malo que sea”. 

Es similar el punto de vista de Edwin Gutiérrez, responsable de renta fija emergente soberana de Aberdeen: “La victoria de Rousseff quizá resulte ser pírrica. La agria campaña electoral ha dividido a un país que ya estaba sufriendo por el bajo crecimiento, la alta inflación y el deterioro de la posición fiscal”. Para Gutiérrez, la historia de Brasil para el largo plazo “permanece intacta, pero los primeros cuatro años de Rousseff no fueron buenos para el país”. En opinión del experto, “ha gastado demasiado tiempo apagando fuegos a medida que surgía en vez de aparecer con un plan de largo plazo”. 

Desde un punto de vista social, el experto cree que esta ajustada victoria debería ser interpretada como una advertencia seria de cambio que, si la presidenta no cumple, provocará que “los manifestantes que han llenado las calles brasileñas en los últimos 18 meses no dudarán en reanudar sus peticiones de cambio”. Desde el punto de vista de los inversores, Gutiérrez cree que “Rousseff necesita reconocer la importancia de recuperar la confianza del sector privado como la clave para liberar crecimiento”. “Desafortunadamente, el mercado sigue escéptico con razón sobre si tendrá esa epifanía, porque cree que continuará su modelo de crecimiento proteccionista”.