Las gestoras vuelven a lanzar fondos con garantía interna

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Tenisca, Flickr Creative Commons

Un camino de ida y vuelta: así ha sido la evolución de las garantías de los fondos de capital asegurado. Si en los últimos meses las gestoras dejaron de lado la garantía interna (a favor del fondo) para centrarse en la externa (a favor de los partícipes) debido a las rebajas de calificación crediticia de las entidades financieras de su grupo, que normalmente actuaban de contrapartes, han vuelto a la senda inicial.

De los fondos garantizados con nueva carcasa, tanto de rendimiento fijo y variable, que han visto la luz desde el pasado agosto, el 70% han optado por la garantía interna, según un análisis de Funds People. Justo al contrario de lo que ocurría hace unos meses: en 2011 el 27% de los nuevos garantizados tenía garantía externa, según los datos de la CNMV, pero en el primer semestre de este año la cifra se había elevado hasta el 72%.

Además, hay entidades que han empezado a cambiar la garantía externa de sus fondos a otra interna. Algunos ejemplos son BBVA y Banco Sabadell. Este último cambió de externa a interna la garantía de dos fondos, el fondo BG Capital Asegurado, y el BG Índice Garantizado, según comunicó a finales de octubre a la CNMV, explicando en sus comunicados que su decisión se debía a “la entrada en vigor de la Circular 1/2012, de 26 de julio, de la Comisión Nacional del Mercado de Valores”. BBVA ya había hecho lo mismo a finales de agosto con el fondo BBVA Revalorización Europa.

Cambio legal

La situación está dando un giro de 180 grados, tras el cambio legal del pasado agosto, que permite a las entidades, independiente de su rating, ser garantes internos de los fondos de inversión de capital asegurado de sus gestoras, siempre que estas últimas confirmen su solvencia y la tilden de “suficiente” tras realizar un análisis de riesgos, y siempre que el fondo en cuestión no supere la exposición a derivados determinada en la normativa. Así lo decidió la Comisión Nacional del Mercado de Valores en la Circular 1/2012, de 26 de julio.

Bajo la anterior regulación, que ligaba al rating la capacidad de una entidad financiera de ser garante interno de los fondos de capital asegurado lanzados por sus gestoras, llegó un momento –en junio e 2012 y en un entorno de bajadas generalizadas de calificación crediticia– en que ninguna entidad financiera española podía dar ese servicio, al margen de entidades foráneas que operan en el mercado. Santander y Banesto fueron los últimos en perder esta capacidad.

Una situación que impulsó a las gestoras a generalizar el uso de las garantías externas, una tendencia de la que avisaron entidades como Ahorro Corporación.

Ventajas garantía interna frente a externa

La garantía interna, que es aquella que tiene como beneficiario el fondo, tiene ventajas de tributación para el partícipe, pues el rendimiento del fondo se refleja en el valor liquidativo y, por tanto, no tiene implicaciones fiscales inmediatas (en el  momento del reembolso tributarán como plusvalías). Si la garantía es externa (con los partícipes individualmente como beneficiarios), el partícipe recibe en su cuenta la diferencia entre el valor de su inversión y el valor garantizado. Esta cantidad se considera rendimiento de capital mobiliario y tributa, por tanto, en el mismo ejercicio en el que se percibe.

Sin embargo, para la entidad, la garantía externa ofrece algunas ventajas: por ejemplo, no tiene costes de garantía mientras la interna (ya sea por la misma gestora que lanza el fondo o por una tercera entidad con la que se contrata una garantía interna) ha de hacer frente a una comisión de aportación de garantía a la entidad a la que corresponda, ya sea dentro o fuera del mismo grupo.

Otra ventaja que tiene una entidad a la hora de lanzar garantía externa es la posibilidad de eliminar la garantía por el resto de participaciones no reembolsadas por un partícipe que haya reembolsado algunas previamente, mientras con la garantía interna la garantía ha de seguir vigente aunque haya habido reembolsos parciales. Con todo, no es una práctica frecuente.