“Las pensiones públicas no deben apuntar a tasas de cobertura tan altas como las actuales”

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“El sistema público de pensiones no debe apuntar a tasas de sustitución o cobertura tan altas como las actuales”, en torno a un 80%, sino que, más bien, “deberían estar en torno a un 60%”, además de que las cuantías, “en ningún caso, estén por debajo del salario mínimo interprofesional”, opina Diego Valero, presidente del Grupo Novaster. Pero las recetas de Valero en pos del bienestar de los pensionistas presentes y potenciales futuros no terminan ahí, ya que, a su juicio, el sistema privado también tiene mucho que decir, impulsado, no obstante, desde el Estado.

En concreto, el presidente de Novaster propone para España un sistema “pseudo-obligatorio”, basado en el inglés que comenzó a funcionar el año pasado en Reino Unido, donde las empresas tendrían que ofrecer obligatoriamente a sus empleados un plan de pensiones. Eso sí, sería el propio empleado el que, discrecionalmente, decidiría si aceptar la oferta o, por el contrario, rechazarla. De lo que se trata, tal y como explica Valero, es de conseguir generalizar el sistema de pensiones complementario mediante el diseño de modelos de sistema de largo plazo. Y ahí la iniciativa de la empresa es crucial en esta encrucijada de pensiones, más para un país como España. “A muchos españoles, o la empresa les hace un plan, o ellos difícilmente lo contratarían por su cuenta y riesgo”, cree Valero.

Quizá con el tiempo, una vez normalizados o asimilados los planes privados de empresa entre una mayor capa de población española, sea más fácil abordar en un segundo paso el impulso a los planes privados individuales. O eso piensa al menos Valero. Para lograrlo, recuerda, y “sea el modelo que sea, el ahorro a largo plazo debe tener un buen tratamiento fiscal”.

Pero, ¿cómo debe ser un buen plan de pensiones privado? Valero responde: “sencillo, transparente y barato”. Para que sea sencillo, “la gente debe entenderlo, es decir, que sólo contenga activos como renta fija y renta variable”, lo que “no quita que existan otros más complejos que incluyan activos como derivados o capital riesgo, por ejemplo”, explica. En cuanto a la sencillez, la compenetración entre la parte privada y la parte pública tiene que verse reflejada en informes periódicos sobre la pensión futura a percibir, y “a ser posible, en un único documento y no sólo para los trabajadores mayores de 50 años”, apunta Valero.

No obstante, el gran lastre de los planes de pensiones españoles son las comisiones, critica Valero, quien considera que “sólo puede haber comisiones altas si las rentabilidades ajustadas al riesgo son más altas todavía”, cosa que no ocurre en España, “país de comisiones altas y rentabilidades bajas”, justo lo contrario. Una alternativa factible para rebajarlas, en su opinión, sería tender a hacer los planes de pensiones más grandes o a concentrarlos en unos pocos.

Su personal “Pacto de Toledo”

Hace dos semanas, el Comité de Expertos del Informe del Factor de Sostenibilidad del Sistema Público de Pensiones, que trabaja bajo el paraguas de los Acuerdos del Pacto de Toledo, publicó su informe recomendatorio sobre este factor. La cuantía base de la pensión pública pasaría a ligarse a la creciente esperanza de vida, mientras que, por su parte, su actualización o revalorización anual se desindexaría del IPC y, en su defecto, pasaría a estar condicionada por las cuentas del Estado (ingresos del sistema y superávit o déficit de la Seguridad Social).

Según el presidente de Novaster, el aspecto positivo de esta reforma llega por la parte de la sostenibilidad, donde “tiene cosas buenas”, aunque no está cien por cien seguro de que el propio factor sea suficiente para garantizar la sostenibilidad del sistema por sí solo. El punto negativo recae en la cuantía de las pensiones. “Nos bajará la pensión a todos”, resume. La adecuación a la estructura social, así como la suficiencia, son junto a la sostenibilidad los pilares que deben sustentar el sistema público de pensiones, enumera Valero.

“Mientras haya pensiones por debajo de los 400 euros, no se va a lograr”, critica, al tiempo que defiende que “la pensión tiene que permitir vivir con dignidad en la vejez”, hecho que, “por desgracia, no se da en todos los casos”. Valero también apunta hacia una revisión de los criterios de acceso a las pensiones de viudedad. “Es una tristeza cuando ocurren esas situaciones en una pareja pero, en la actualidad, si trabajan las dos personas, quizá ya no sea necesario que la pensión sea vitalicia”, contextualiza el presidente de Novaster, que no niega la necesidad de que se contemplen excepciones a la regla general.

A Valero le gusta el modelo de sistema de pensiones público sueco, el de cuentas nocionales, aunque explica que la reforma que está discutiendo España, sin embargo, “tiene más de alemán y de portugués que de sueco”.

“Si es bueno para lo privado, es bueno para lo público”

Prácticamente, el 90% del Fondo de Reserva público está invertido, a día de hoy, en deuda pública española, algo que “no es la mejor opción”, critica Valero. Para el presidente de Novaster, “una estructura de inversión a largo plazo -como es el Fondo de Reserva- tiene que estar diversificada y regirse por principios parecidos a los privados”. “Si es bueno para lo privado, es bueno para lo público”, sentencia mientras reitera que “la diversificación aporta valor”.

A su juicio, una buena estrategia para el Fondo de Reserva sería invertir un 70% de sus ahorros colectivos en renta fija y, el 30% restante, en renta variable vía gestión pasiva, “buscando los mejores índices y pegándose a ellos”.