Las refinanciaciones pueden ocultar cerca de la mitad de la morosidad hipotecaria

la_20foto
cedida

Las entidades financieras españolas tienen elevadas tasas de morosidad en la financiación a promotores y constructores, e incluso en la del resto de empresas. Sin embargo, la tasa de morosidad de hipotecas de particulares está muy controlada y se sitúa en el 3,5%, pese a la elevada tasa de paro actual. Los expertos justifican que los hogares lo último que dejan de pagar es el préstamo de su vivienda. Sin embargo, la realidad de fondo es peor de la que muestran las cifras,  afirma María José Lockerbie, responsable de las calificaciones del sector financiero de Fitch Ratings.

Lockerbie explica que en las cifras de dudosidad no aparecen las numerosas refinanciaciones que bancos y cajas han realizado para conseguir que los titulares pudieran seguir pagando sus créditos sin tener que embargarles la vivienda. Dado que la probabilidad de que esos créditos se acaben impagando es elevada, en puridad -aunque la ley no lo exige- deberían contabilizarse como problemáticos y, por tanto, incluirse en los datos de dudosos. De hacerse así, la tasa de morosidad podría llegar a duplicar la actual, como ocurrió en el caso de la CAM, aseguró Lockerbie en unas jornadas organizadas por la compañía. No obstante, destacó que esas cifras son desconocidas -no sólo en España- y es muy difícil hacer un cálculo fehaciente.

La responsable de Fitch admite que las entidades financieras españolas son muy sensibles a la recesión, al colapso del sector inmobiliario y a la crisis de deuda soberana, especialmente las que ya tienen apoyo del FROB, asegura. Sobre todo en estos casos, necesitarán nuevas ayudas públicas para ser viables, advierte. "Hará falta dinero adicional para que las entidades hagan provisiones, se reestructuren y vuelvan a dar financiación a las empresas".

Parte de las circunstancias en las que están ahora las entidades se deben a que las fusiones que se han realizado en los últimos años entre cajas fueron por motivos políticos y no económicos, destaca Lockerbie, para quien estas uniones no fueron las adecuadas y por eso "no han fructificado". Las que se están acometiendo ahora tienen "más sentido económico", reconoce, pero "el entorno económico es tan complicado que algunas de las nuevas entidades que se formen sufrirán todavía deterioros mayores".

Solvencia de Santander y BBVA

Con esta coyuntura, la responsable de los ratings del sector financiero europeo admite que las calificaciones de deuda de la banca española seguirán bajo presión hasta que se aclaren los problemas actuales. Recalca eso sí la solvencia y fortaleza de Santander y BBVA, que tendrían notas superiores a las del Reino de España si no fuera por los préstamos que tienen realizados al resto de entidades españolas. 

En el conjunto de Europa, alerta de que las entidades pueden sufrir recortes importantes en sus ratings dado que la mayoría de las que tienen las mejores calificaciones tienen grandes inyecciones de dinero público en sus balances. "La futura disminución de estos apoyos puede dar lugar a bajadas bruscas en muchas calificaciones". 

Lockerbie recomienda a las entidades españolas que reduzcan su dependencia de la financiación de los mercados y que aumenten el peso de los depósitos. En todo caso, admite que España y el resto de los países periféricos tienen difícil ahora conseguir que aumente esta partida, con lo que reclama nuevas subastas de liquidez a largo plazo para la banca (LTRO) especialmente necesarias, dice, para las entidades griegas y españolas.