Las sicav andorranas quieren ser alternativa a las españolas y luxemburguesas

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Stephen Downes. Flickr. Creative Commons

En los últimos años han llegado a España nuevas gestoras de fondos y nuevos bancos provenientes de Andorra. Ahora, un nuevo producto puede llegar también como solución para clientes que busquen alternativas donde depositar su patrimonio. Las sicav andorranas quieren posicionarse como una alternativa atractiva tanto frente a las españolas como a las luxemburguesas.

“Son especialmente competitivas con las luxemburguesas para patrimonios de entre tres y diez millones de euros por sus menores costes y frente a las españolas por la privacidad total que otorgan al cliente, algo que no ocurre en España”, explica Marc Vilallonga, director del área jurídica del grupo Morabanc. En este banco, aseguran, han detectado un creciente interés por estos productos y vehículos de inversión por parte de clientes españoles. Morabanc Asset Management, la gestora del grupo, gestiona actualmente seis sicav de este tipo con un volumen total de 40 millones de euros y confían en seguir creciendo en este negocio en el futuro.

Andorra perdió su condición de paraíso fiscal en 2009 y un año después firmó un acuerdo con España que permite el intercambio de información en materia tributaria siempre que se trate de peticiones de información concretas, no generalizadas y justificadas. Desde entonces, junto a las reformas legales y fiscales efectuadas por Andorra, que normalizaron y homologaron el marco legal y fiscal del Principado con el entorno UE, han facilitado el movimiento de capitales entre ambos países y las inversiones en este tipo de vehículos de inversión para clientes españoles.

Según explican desde Morabanc, estas sociedades están bajo la supervisión del Instituto Nacional Andorrà de Finanzas (INAF), que es el organismo local que asume los papeles que en España tienen Banco de España y la CNMV. Así pues, las sicav están sujetas a auditoría y reporting ante el regulador, pero tan sólo tienen que estar registradas en el banco depositario y en su sociedad gestora, es decir, no existe un registro público. Este punto es igual que en Luxemburgo pero contrario a lo que ocurre en España donde todas las sicav tienen que estar registradas en la CNMV, en un registro público que incluye la actualización trimestral de las carteras, lo que da pie a que las decisiones de inversión de los accionistas sean de dominio público.

Sin mínimo de accionistas y con menor patrimonio exigido

Otra gran diferencia frente a las sociedades españolas es el número mínimo de accionistas que necesita la sociedad para constituirse y ser considerada como un instrumento de inversión colectiva y, con ello, beneficiarse de las distintas ventajas que ello acarrea: frente a los 100 accionistas mínimos que en España se exigen, en Andorra no hay un número mínimo. 

También difiere el patrimonio mínimo de la sicav: 1,25 millones en el caso de la andorrana (igual que en Luxemburgo) frente a los tres millones que se exigen en España. En cuanto a la valoración, cada sicav puede optar por el periodo que quiera, llegando a ser posible el hacerlo únicamente una vez al año. Otra diferencia fundamental es en los activos en los que puede invertir pues está permitido que inviertan en activos reales, no sólo financieros.

La sicav andorrana, además, permite la autogestión por parte de los accionistas/inversores, algo que en España, si bien no es ilegal, desde la CNMV no ven con buenos ojos. Pese a que en el país pirenaico es posible, los clientes españoles de sicav andorrana que quieran beneficiarse del diferimiento fiscal que se aplica a las IIC españolas no pueden, no obstante, optar por la autogestión. Necesitan siempre que sea la gestora quien tome las decisiones de inversión. En cuanto al depositario y la sociedad gestora de la sicav, la normativa andorrana exige que sean entidades andorranas autorizadas a operar por el INAF.

“Tanto el mercado como el regulador local estamos trabajando para que este negocio crezca de manera sostenible y responsable, y poder llegar a ser, algún día, un centro como lo es hoy en día Luxemburgo”, explica Vilallonga, quien, además, destaca el hecho de que, optando por una sicav andorrana se está depositando el dinero en un país con seguridad jurídica y con una gran solvencia tanto del país como de sus bancos. Morabanc, por ejemplo, tiene un ratio de solvencia de 31,9%, lo que le sitúa entre los mejores bancos de toda Europa.

Frente a las luxemburguesas, la principal ventaja que aportan las sicav andorranas son su menor coste: frente a los 50.000 euros que cuesta, de media, la creación de una sociedad en el Ducado, en Andorra esa cifra baja a los 10.000 euros. Además, según aseguran en Morabanc, el coste de mantenimiento también es menor por lo que, según explican, es una opción especialmente atractiva para patrimonios de entre tres y diez millones de euros.