Las small caps: ¿una clase de activo propio?

En un horizonte temporal dilatado, las small caps han batido a los blue chips en términos de rentabilidad: así, de 1926 a 1994, en un periodo de casi 70 años, las diferencias van desde el 2% anual que ganó como media el mercado al 12% de revalorización en el caso de las compañías con menor capitalización. Los gestores de fondos lo saben y por eso incluyen estas compañías en sus carteras, hasta el punto en algunos casos de llegar a considerarlas como una clase de activo más. “En EEUU se considera a las small y mid caps como un activo en sí, mientras en Europa aún se concibe de forma más táctica, si bien esta situación puede cambiar”, comentó Richard Gilham, director de inversiones de Royce, filial de Legg Mason, en la conferencia “Cómo aportan valor añadido las small caps a las carteras” celebrada en el marco del 7º foro MedCap organizado por BME en Madrid.

Sus argumentos van desde la fortaleza de sus ingresos y beneficios hasta la superación de dos malentendidos que imputan a las small caps una baja calidad y un negocio exclusivamente doméstico. “Estas compañías pueden ser de gran calidad y además bastante globales. De hecho, mientras las firmas del índice Russel 2000, que muchos fondos utilizan como benchmark, generan el 20% de sus ingresos fuera de EEUU, el porcentaje en las compañías de nuestras carteras se eleva al 40%”, asegura.

Tambien Edwin Lugo, gestor de Franklin Templeton, se mostró de acuerdo tanto en la calidad del activo como en su posición global y en su utilidad a la hora de diversificar. “Somos inversores de largo plazo en small caps en Europa –incluidos mercados como España, Irlanda o Grecia- y Asia y nos centramos en firmas de gran calidad con unas carteras concentradas formadas por unos 35 valores”, explicó. De hecho, considera que la forma más eficaz de protegerse de la pérdida de capital está en la búsqueda de buenos negocios, con saneados balances, netos de liquidez, y también con una buena valoración. Además, en cuanto a las claves de gestión diferencial de las small caps, el experto señaló un enfoque de riesgo bajista que tiene en cuenta el precio de las compañías en el peor escenario posible. “La volatilidad está dirigida por emociones y supone más una oportunidad para nosotros que un riesgo”, comentó Lugo, como respuesta a la hipótesis de que la mayor volatilidad de estas acciones y su menor liquidez supongan puntos en contra.

Una tesis compartida por Fernando Bernard, gestor de inversiones de Bestinver, que, aunque no considera las small caps como clase de activo ni tampoco como esencia de la filosofía de inversión de la gestora, reconoce que históricamente han tenido en cartera más compañías de este perfil que grandes firmas, debido a que el universo es más amplio y también es menos seguido –con lo que es más fácil encontrar valores con ineficiencia entre el precio y el valor-, algo que facilita su búsqueda de buenos negocios a buen precio. “No medimos el riesgo en términos de la volatilidad, que consideramos inherente al mercado, y también creemos que la liquidez está sobrevalorada. Para nosotros el riesgo fundamental es sobrepagar”, explicó. A la hora de gestionar los riesgos de las small caps, Gilham hizo hincapié en la importancia de analizar el riesgo desde un punto de vista absoluto y no relativo a un índice, mientras Jordi Justicia, director de inversiones de renta variable y gestión dinámica de Cataluña Caixa Inversió, recordó que son muchas las small caps que cuentan con una volatilidad menor a las compañías de mayor tamaño, considerando por ello clave la selección.

Horizonte de inversión: el gran aliado

Para Justicia, sin embargo, considerarlas como una clase de activo en sí es “arriesgado”, y cree que responden más a un apartado que merece atención dentro de la renta variable y que conviene tener en cartera para diversificar. “Actualmente el que no tiene en cartera firmas de menor capitalización se está perdiendo un gran potencial de subida, pues la generación de alfa en los últimos tiempos ha venido de las small caps”, afirmó, matizando que ello no quiere decir que tenga que ser siempre así y que también depende de los periodos, pues, aunque a 50 años las diferencias sean significativas, son muy pocos los inversores con ese horizonte. “Nuestra mayor ventaja competitiva es el horizonte de inversión”, afirmó Bernard, pues Bestinver elimina el timing de la ecuación y espera a que el mercado reconozca sus errores.

Según Justicia, las mayores ineficiencias en este segmento de mercado derivan de la falta de cobertura, lo que asegura una mayor diferencia entre valor y precio, si bien cada vez el análisis es mayor. Para Lugo, muy interesado en los beneficios de esa escasez de analistas en algunas firmas en las que ellos se centran, otra razón reside en la prohibición de grandes fondos de invertir en estas firmas, lo que favorece su infravaloración. “Sometimes you pay a high price for a cheery consensus”, comentó Bernard citando a Warren Buffet. Gilham, que añadió el pago de una prima por una mayor volatilidad como razón de sus mejores retornos, matizó sin embargo que actualmente muchas pequeñas compañías están más caras que las blue chips, aunque cree que aún existen nichos de infravaloración, como en los sectores de tecnología de la información o financieras.

Los ponentes coincidieron en que no invierten en estas firmas a la espera de alguna operación de compra por parte de compañías externas o de fondos de capital riesgo, aunque reconocieron que se han beneficiado de ellas, pues las firmas en cartera resultan atractivas en la medida en que ofrecen fuertes retornos, en algunos casos de doble dígito. Justicia apeló a la dificultad de previsión de movimientos corporativos, mientras los demás se centraron en la mayor importancia de las valoraciones y Gilham señaló que la actividad de fusiones y adquisiones se incrementará en los próximos meses, sobre todo en sectores como la tecnología o las firmas relacionadas con la salud.

Un foro dedicado a las small y mid caps

En su discurso inagural de la séptima edición del Foro Medcap de Empresas de Mediana Capitalización, que se celebra del 31 de mayo al 2 de junio en el Palacio de la Bolsa, Antonio J. Zoido, presidente de BME, hizo hincapié en la necesidad de internacionalización de las empresas españolas. “Las empresas españolas se esfuerzan por innovar, por internacionalizarse, por competir con imaginación y con rigor. Desde sectores económicos muy diferentes nos aportan casos de éxito que demuestran que en España hay buena capacidad de gestión y buenos equipos al servicio de empresas competitivas, con la flexibilidad necesaria para reinventarse y de ofrecer a sus accionistas gran capacidad de creación de valor”, comentó.

En el foro, más de ochenta compañías explicarán a más de doscientos inversores institucionales y analistas, tanto españoles como internacionales, cómo son capaces de seguir creando valor, a pesar del entorno desfavorable. “Las empresas cotizadas de mediana o pequeña capitalización comparten el reto de hacerse oir, de ser las más activas, las más dinámicas, las más innovadoras. Tanto en su actividad empresarial como en su tarea de comunicar sus estrategias y sus logros a los inversores, han de ser más atractivas e imaginativas que los grandes “blue chips” si quieren que los gestores se fijen en ellas”, afirmó Zoido.