Las tres D que utiliza Invesco para invertir en emergentes

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Joel Filipe (Unsplash)

Que el sentimiento de los inversores hacia activos emergentes ha mejorado espectacularmente no es ningún secreto a estas alturas del año. “Es un momento interesante para los emergentes, cada vez hay más conocimiento sobre los desafíos que afrontan estos países y además ofrece una rentabilidad atractiva toda la clase de activo en su conjunto”, resume Rashique Rahman, responsable de renta fija emergente de Invesco AM. Rahman explica que los expertos de Invesco están invirtiendo este año en emergentes guiándose por el mantra de las tres D: divergencia, disrupción y (ausencia de) desastre. Procede a explicarlas a continuación.

Divergencia

Rahman detalla que el efecto de las políticas laxas del BCE y el Banco de Japón y la intención de la Reserva Federal de retornar a la normalidad han contribuido a impulsar la diversidad dentro de los emergentes. Se refiere a que, si hace diez años los países del universo se encontraban más o menos en la misma fase del ciclo de crédito, en cambio esta tendencia es “menos obvia”, dado que se pueden detectar distintos países emergentes en distintos puntos del ciclo. “Supone una variación significativa de la ecuación económica”, indica.

En este sentido, Rahman rompe una lanza a favor de la caída en desuso del término BRIC: “Se ha quedado obsoleto, ya no es una etiqueta relevante para caracterizar a los emergentes. De hecho, cada vez es más difícil agrupar en una misma etiqueta a países tan distintos como por ejemplo México y Brasil”.

Disrupción

El responsable utiliza este término para referirse particularmente a los efectos de la volatilidad que lleva azotando desde hace tres años a la clase de activo. Cree que los efectos disruptivos han sido más evidentes en países como Brasil, China o Sudáfrica, y admite que le preocupan “las perspectivas para los emergentes y el potencial contagio de la volatilidad a los activos de países desarrollados”.

Rahman aporta otra reflexión sobre el impacto que han tenido los últimos tres años sobre las economías y los mercados en vías de desarrollo: “Los emergentes son un contribuidor muy importante al crecimiento global, pero ya no son un motor para el crecimiento. Las expectativas es que presenten unas tasas de aumento del PIB más bajas y que esto se prolongue los próximos años”.

Desastre

La actitud del experto de Invesco es constructiva y pragmática a pesar de las luces y sombras que detecta: “No creo que la situación de los emergentes dé lugar a una crisis. Existe el riesgo, una posibilidad. Pero también observamos que en los últimos años ha habido muchos países que han hecho los deberes, que han trabajado para tener superávit comercial, que han fortalecido sus reservas de divisas, han aplicado reformas fiscales y, en definitiva, han conseguido mejorar la confianza. Son las economías que no han hecho los deberes las que están sufriendo mucho estrés”.

Parafraseando algunas declaraciones del FMI, Rahman recuerda que “no todos los boom del crédito han acabado en crisis de crédito, sino que en muchas ocasiones han dado paso a un periodo de crecimiento apagado en el que las compañías han aprovechado para reparar sus balances”. Ése es el escenario que cree que se está empezando a establecer en el universo emergente, un periodo de crecimientos bajos similar al que lleva viviendo el mundo desarrollado desde 2008. “Los días del PIB al 7% se han quedado atrás”, zanja el experto.

“Todo el mercado está inmerso en un proceso de ajuste, sobre todo la deuda denominada en divisa local, que prácticamente lleva depreciándose de forma continuada desde 2011. En algunos casos hemos observado depreciaciones de hasta el 60%”, continúa Rahman. Dicho esto, Invesco considera que la debilidad de la divisa ha contribuido en parte al ajuste macro, pues la devaluación ha devuelto competitividad a muchos países del universo.

“El problema no es la deuda externa, sino la deuda doméstica porque se ha incrementado hasta el 200% del PIB. El endeudamiento ha experimentado un crecimiento muy rápido en la última década y está teniendo impacto sobre el crecimiento de los PIB”, insiste el experto. En su opinión, una de las pruebas más evidentes del aumento de la deuda en el mundo emergente es que la renta fija corporativa de esta región ya ha superado por tamaño al high yield estadounidense, aunque de una forma desigual: “La evolución de la deuda denominada en divisa local ha dado paso a un mercado muy fragmentado, es más homogénea la deuda emergente denominada en divisa fuerte”.

La conclusión de Rahman es que “ya se ha producido un ajuste externo por el canal del tipo de cambio y ahora toca un ajuste interno: desapalancamiento de los balances, refinanciaciones y extensión de los vencimientos. Estamos en los primeros estadios de ese proceso”. En base a esta visión macro y micro, el equipo de emergentes de Invesco está buscando ideas primordialmente en divisa local (llevan haciéndolo desde 2015, puntualiza el responsable). También van a estar muy atentos a los signos de deflación y al impacto que puedan tener sobre el mundo emergente, especialmente en Latinoamérica, cuyos países son muy sensibles a la evolución de las materias primas y el comportamiento del dólar. Rahman indica asimismo que van a ser muy selectivos en sus inversiones y que, dado que piensan que los índices no son representativos, consideran mejor adoptar un enfoque flexible y de retorno absoluto para invertir en deuda corporativa emergente.