Las tres patas sobre las que pivota el BNY Mellon Global Equity Income: calidad, valoración y yield

Nick Clay (BNY Mellon)
Foto cedida

Nick Clay es el responsable de todas las estrategias de generación de rentas (income) de Newton, filial de BNY Mellon Investment Management especializada en inversión temática global. Bajo su responsabilidad está la gestión del BNY Mellon Global Equity Income, fondo cinco estrellas Morningstar que este año disfruta de la calificación Consistente Funds People tras haber ofrecido en los últimos tres años una rentabilidad anualizada del 7,1% con una volatilidad del 8,5% (ratio de Sharpe del 0,89).

Según explica el gestor en una reciente visita a España, la clave del éxito de este producto se cimenta en los principios que sigue Newton a la hora de invertir y del hecho de ser capaces de mantenerse siempre fieles a dichos principios. “Como suele decir el famoso inversor estadounidense Howard Marks, para tener éxito en el mundo de las inversiones debes mantenerte fiel a tu filosofía independientemente de cuáles sean las condiciones del mercado. Y eso es lo que nosotros hemos hecho y seguimos haciendo”, afirma Clay.

En una presentación celebrada en el Hotel Hesperia de Madrid, el gestor de Newton ha querido dejar clara cuál es la estrategia que sigue el fondo y los aspectos que lo hacen diferente de sus competidores. “Muchos de nuestros competidores con fondos de generación de rentas practican una estrategia barbell: combinan acciones que pagan un alto dividendo con valores growth. Nuestro caso es muy diferente. En primer lugar, nosotros solo podemos invertir en compañías que pagan dividendo y siempre que éste sea un 25% superior al del mercado”, revela.

Es decir: si en estos momentos la rentabilidad por dividendo del MSCI World es del 2,6%, las empresas en las que invierten deben ofrecer una rentabilidad por dividendo mínima del 3,25%. “Esto te garantiza que vas a obtener por esta vía una rentabilidad por dividendo superior a la del mercado si no te equivocas con las compañías que has elegido”, indica. Y es que, el principal riesgo al que se enfrentan es el de que la empresa decida repentinamente cambiar su política de retribución al accionista. 

“El peligro de que la compañía corte el dividendo es uno de los principales riesgos que monitorizamos. Nos obligaría automáticamente a excluir el valor de la cartera. Nos equivocamos como todo el mundo, pero la diversificación de la cartera es lo que nos protege”, señala. La cartera del fondo está compuesta por 47 valores. Aunque prácticamente el 75% corresponde a compañías de gran capitalización, El gestor también reserva un 23% para empresas de mediana capitalización. En ese nicho de mercado es donde a veces suelen aparecer las mejores oportunidades. “Ahora todo el mundo ve que Facebook es la ganadora, pero en su momento no era tan evidente. Por ese motivo es tan importante la diversificación”.

Para Clay, la gestión de una estrategia de income no solo tiene como objetivo la generación de rentas. El objetivo que se han fijado en el equipo es generar una rentabilidad atractiva pero asumiendo una menor volatilidad que el mercado y sus competidores. Por esa razón, además de la cuantía del pago, a los criterios que exigen a un valor para entrar en cartera les han añadido otros dos: calidad y valoración.

“Las compañías en las que invertimos tienen un perfil de riesgo asimétrico. Nos centramos todo el tiempo en compañías de alta calidad, pero solo cuando la valoración es atractiva. Eso es lo que nos permite no enamorarnos de los valores que tenemos en cartera. Anima a los gestores a ser contrarian. Nos permite comprar cuando todo el mundo ve un problema en la compañía y vender cuando todo el mundo está comprando. Un 21% de la cartera está en compañías que se encuentran en una situación especial. Hoy todo el mundo se centra en las FAANG y se olvida de empresas tecnológicas con un negocio aburrido, pero que cumple con lo que buscamos. Estas compañías han sido el principal motor de la rentabilidad el año pasado en el fondo”, revela.