Qué es la inversión de impacto
Las inversiones de impacto son aquellas que tienen la intención de generar un impacto ambiental y/o social positivo y medible, a la vez que generan un retorno financiero. Suelen centrarse en proyectos específicos ligados a los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas).
- Su importante crecimiento proporciona capital para apoyar soluciones a grandes desafíos en sectores como agricultura sostenible, vivienda asequible, sanidad universal y accesible, acceso a agua limpia, energías renovables…
- Los fondos de impacto están ganando interés, ya que muchos inversores son cada vez más sensibles a lograr, a través de sus inversiones, una mejora positiva y concreta de los problemas sociales y los desafíos ambientales.
- La inversión de impacto debe:
- Establecer los objetivos ambientales y sociales
- Configurar los parámetros de las métricas relacionados con los objetivos marcados, utilizando métricas estandarizadas
- Controlar el desempeño según esos objetivos y métricas
- Informar sobre los mismos (con reportes periódicos)
Existen diferentes estrategias de impacto dependiendo del universo de inversión; pero estas deberían reunir tres características principales:
Intencionalidad
Intención del inversor de contribuir a la generación de un beneficio social o ambiental concreto, positivo y medible. El objetivo explícito de los inversores de impacto es responder a un problema de desarrollo. Una estrategia de impacto tiene dos objetivos: generar rentabilidad financiera e impacto.
Para evaluar la intencionalidad, cabe preguntarse:
- ¿Cuáles son los objetivos de impacto “ex – ante”?
- ¿Cómo contribuyen a los ODS de la ONU?
- ¿Cómo se han mapeado las externalidades positivas de los objetivos de impacto?
- ¿Qué governance se ha establecido para alcanzar los objetivos de impacto (comité de impacto, comité científico…)
- ¿Cómo apoya la política die inversión a los objetivos de impacto?
- ¿Cómo se realiza la selección proactiva de inversiones basada en el impacto esperado?
- ¿Cubre su intencionalidad de impacto toda la cartera?
Adicionalidad
El impacto positivo no se habría alcanzado de otra forma sin esa inversión específica. La acción o contribución específica y directa del inversor permite a la compañía beneficiaria de la inversión o al proyecto financiado incrementar el impacto neto positivo generado por sus actividades. Es la respuesta a la pregunta: ¿cuál hubiera sido la diferencia si el activo no hubiera sido financiado por este inversor específico? La adicionalidad es la manifestación concreta de la intencionalidad. Puede ser financiera (por ejemplo, la financiación de activos poco o no cubiertos por los mercados) y/o no financiera (por ejemplo, apoyo activo a las compañías para que tengan un mejor impacto social y/o medioambiental).
Para evaluar la adicionalidad, cabe preguntarse:
- ¿Suelen los beneficiarios encontrar dificultades para encontrar financiación?
- El horizonte de inversión ¿permite a la compañía operar a largo plazo?
- ¿Cuentan con un compromiso de trabajar con los gestores de las compañías para alcanzar impacto? ¿cómo?
- ¿Qué iniciativas establece para apoyar el impacto de sus inversiones más allá del engagement con las compañías?
Medición o cuantificación del impacto
El proceso de medir los resultados sociales y/o ambientales de las inversiones en relación a los objetivos de impacto del inversor. Los objetivos de impacto pueden ser aumentar un resultado positivo o reducir significativamente un resultado negativo. El impacto puede medirse sobre una base cualitativa o cuantitativa, y puede referirse al impacto de los productos y servicios ofrecidos por la compañía, y en algunos casos, al impacto positivo significativo de sus procesos (a través de una política de diversidad e inclusión de alto impacto, por ejemplo).
Para evaluar la medición, cabe preguntarse:
- ¿Qué indicadores de impacto incluyen los reportings y qué metodología de reporte de impacto se usa?
- ¿Cómo se unas estos indicadores de impacto para informar la toma de decisiones y para reflejar los resultados del impacto?
- ¿Se publica un informe de impacto anual?
Los resultados de impacto deben ser comunicados y deben ser utilizados por el gestor de la cartera para tomar decisiones de inversión; por lo tanto, las inversiones de impacto son inversiones que se realizan con la intención de generar un impacto social y ambiental positivo y medible, junto con un retorno financiero. La inversión de impacto puede medirse en función de objetivos de impacto específicos que se han definido ex ante y se basan en la intencionalidad de los inversores o, en su caso, de las compañías en las que invierten.
La inversión de impacto debe basarse en indicadores de impacto. Su cuantificación permite a los equipos de gestión ajustar las carteras que se asignan en función del nivel de impacto previsto; a la vez que una mayor transparencia sobre el impacto generado por las inversiones. Ejemplos de mediciones de impacto: emisiones CO2, índice de reciclaje de residuos, horas de educación, diversidad en los consejos de administración…
Fuente: Página oficial de Naciones Unidas
En 2015, 193 países de la Asamblea General de la ONU adoptaron la Agenda de Desarrollo 2030, incluyendo los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) diseñados para ofrecer un esquema más claro de las mejoras que deben realizarse a nivel mundial para “lograr un futuro mejor y más sostenible para todos”. Aunque no todos estos ODS son actualmente “invertibles”, muchos de ellos están impulsando algunas de las megatendencias clave identificadas y seleccionadas por los inversores de renta variable temática, en particular en lo que respecta al clima, la innovación, la educación y la desigualdad.
El cambio climático y el aumento de la desigualdad ya tenían un impacto significativo en la economía mundial, incluso antes de la aparición de la pandemia de coronavirus, pero ahora estamos viendo un reconocimiento por parte de las empresas y sus inversores de que estos temas deben estar en el centro de su estrategia, valores y propuesta de negocio. Los bancos centrales también han mostrado una creciente concienciación sobre estos temas y los están trasladando al centro de sus políticas.
El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, anunció ya en 2019 que abordar las desigualdades sería ahora una parte central del análisis del mercado laboral estadounidense por parte de la Fed. En cuanto al Banco Central Europeo, los miembros de su Comité Ejecutivo consideran que la lucha contra el cambio climático está vinculada al objetivo primordial de la institución de garantizar la estabilidad de los precios. Más de sesenta bancos centrales y reguladores de todo el mundo han incluido ya el cambio climático en su agenda, por lo que se espera que tenga una mayor influencia en el desarrollo de la política futura.
Aunque los ODS se establecieron originalmente como un plan para un futuro sostenible tanto para las personas como para el planeta, se utilizan cada vez más como puntos de referencia e indicadores de cómo una empresa o un sector está realizando sus esfuerzos para tener un impacto. Las empresas están basando sus marcos de información sobre sostenibilidad en los temas cubiertos por los ODS, debido a su naturaleza global y al consenso sobre su importancia entre la comunidad empresarial y financiera, lo que permite a los inversores tener una visión detallada del impacto de su inversión.
En combinación con la taxonomía de la UE para las actividades sostenibles y la promoción del Grupo Consultivo Europeo sobre Información Financiera (EFRAG) de indicadores no financieros normalizados publicados por las empresas, esto debería proporcionar los indicadores concretos, cuantificables, fiables y comparables que se necesitan para medir el impacto de una empresa, ya sea positivo o negativo.
Sin embargo, hay trabajo por hacer. Todavía no es posible medir de forma automática y precisa la armonización de la Taxonomía de la mayoría de las empresas debido a la falta de normas de información y datos pertinentes.
¿Qué significa esto para el sector de la renta variable temática?
Lo que se ha hecho evidente desde el desarrollo de los ODS es que la mayoría de las tendencias demográficas, tecnológicas o medioambientales mundiales están impulsadas por, o en respuesta a, la necesidad de una acción más sostenible a largo plazo. La ONU fijó originalmente la fecha de 2030 para la Agenda de Desarrollo, pero los inversores están empezando a pensar más allá de este punto en el futuro para considerar el impacto duradero de su inversión y de las decisiones tomadas por aquellas empresas en las que tienen una participación.
Por lo tanto, los inversores temáticos no solo deben tener en cuenta la forma en que se gestionan y operan las empresas, sino que pueden tener en cuenta también cómo contribuyen al crecimiento continuo de estas tendencias globales de sostenibilidad. A la hora de elegir un universo de inversión basado en un tema específico, los factores medioambientales, la reducción de la desigualdad social y la sostenibilidad del modelo de negocio de las empresas del sector son factores que hacen que ciertas empresas sean más invertibles que otras, lo que, a su vez, debería significar que aquellas que tengan un mayor impacto puedan prosperar en detrimento de las que no cumplan ninguna de las metas señaladas por los ODS.
Al ser selectivo en la forma de invertir, ya sea en líneas temáticas o en sintonía con otras medidas de sostenibilidad, el sector financiero tiene un papel que desempeñar en el apoyo a las acciones que están tomando las empresas para cumplir con estos objetivos de desarrollo sostenible. De este modo, los inversores pueden demostrar el valor de su estrategia de inversión buscando generar, en caso de la inversión de impacto, un impacto social y medioambiental positivo y medible, así como un rendimiento financiero para sus inversores, al tiempo que impulsan el cambio necesario para proteger la salud del planeta.
Fuente: Paul Skorupskas (Unsplash)
El enfoque de inversión responsable se refleja mejor en la gestión de impacto, donde las megatendencias y el impacto social positivo comparten la misma visión a largo plazo. Y se pueden abordar temas como el cambio climático y la transición energética, la educación, la reducción de las desigualdades o el reto nutricional. Al reconocer el impacto en las inversiones se ha dado un importante paso adelante en el intento de conciliar responsabilidad y rentabilidad y lograr un equilibrio entre los objetivos colectivos e individuales.
Además, el camino hacia el impacto va de la mano de la innovación, lo que tiene aún más sentido cuando se considera junto con la inversión temática. La inversión temática se basa en tendencias de largo plazo y, por tanto, trabaja con un horizonte de largo plazo que se ajusta al desarrollo sostenible. En consecuencia, incluye la financiación de los nuevos productos, servicios, herramientas y tecnologías que impulsarán avances en materia climática, en educación, en la alimentación y la igualdad social, en línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas.
Pero la innovación también debe aprovecharse para transformar nuestros propios enfoques. Solo se puede mejorar lo que es medible: ha llegado el momento de ajustar la forma en que evaluamos la evolución de las compañías. El ROI debe completarse para que represente “Return On Impact”. Actualmente, el desempeño económico es solo un aspecto de la evolución general de una compañía, pero tenemos el deber de dar vida a este nuevo marco analítico.