La IA generativa es un término genérico que engloba el aprendizaje profundo. Utiliza máquinas entrenadas con conjuntos de datos para realizar determinadas tareas y/o hacer predicciones sin intervención humana y recientemente han dado un gran salto tecnológico en su forma de aprender. La mayoría de los modelos iniciales de ML implicaban aprendizaje supervisado, en el que se necesitaban humanos para clasificar los datos; por ejemplo, identificar una imagen como “perro” o una publicación en redes sociales como “política”.
Los últimos avances en IA generativa funcionan con aprendizaje no supervisado, en el que el modelo hace sus propias predicciones y cálculos por medio de las ingentes cantidades de datos que se le introducen.
Y es que ahora, la máquina ha pasado de ser capaz de identificar al perro en una imagen a crear una imagen del perro. Una tecnología llamada DALL-E crea cuadros a partir de palabras descriptivas, y Chat Generative Pre-trained Transformer (ChatGPT) es capaz de escribir comentarios sobre economía o incluso código informático a partir de unas pocas indicaciones.
La tecnología que está en la base de ChatGPT y DALL-E tiene varios años y, aunque ya ha alcanzado un buen nivel en cuanto a experiencia de usuario, sigue mejorando con rapidez. Meta Platforms, Microsoft, Google y otros tantos llevan creando avanzados modelos GPT privados y de código abierto desde 2018.
Según estudios, el mercado de la IA generativa podría crecer un 27% anual a lo largo de una década.
Aspectos éticos y regulatorios
ChatGPT y todas las tecnologías relacionadas con la IA plantean importantes retos éticos, como los derechos de autor y las licencias de las imágenes creadas por IA. También puede producir respuestas incorrectas, incoherentes o incluso inapropiadas, que son producto de utilizar toda la información de internet como conjunto de entrenamiento. Para las empresas que utilicen la tecnología para usos más específicos, será menos problemático y podrán seguir entrenando y afinando la máquina con conjuntos de datos más concretos. Sin embargo, para las empresas de redes sociales en particular, representa dificultades serias.
Como hemos observado en numerosas ocasiones con la irrupción de una tecnología nueva, primero se introducen las aplicaciones y usos y, a continuación, la regulación tiene que ponerse al día a posteriori. OpenAI espera que la apertura inicial de ChatGPT al público permita mejorar el entrenamiento del modelo con el feedback en tiempo real de los usuarios. Más de un millón de usuarios se registraron para utilizar la herramienta ChatGPT de OpenAI en los primeros cinco días tras su lanzamiento en noviembre de 2022.