Los sesgos cognitivos los separaremos en dos grandes grupos:
Sesgos de perseverancia de creencias – Son sesgos que tiene que ver con la tendencia a mantener nuestras creencias, por muy irracionales que sean.
Sesgos de Procesamiento – Describen cómo la información que recibimos se procesa erróneamente o se usa de una manera ilógica.
Sesgos relacionados con nuestras creencias
Están muy conectados con el concepto psicológico de disonancia cognitiva. La disonancia cognitiva es el malestar mental que sufrimos cuando recibimos nueva información que discrepa con nuestro conocimiento previo. Para resolver esta disonancia, las personas suelen percibir en mayor grado la información de interés (exposición selectiva), o ignorar, o modificar la información que discrepa (percepción selectiva), o recordar solo la información que confirma su conocimiento previo (retención selectiva).
Los principales sesgos dentro de esta categoría son:
Sesgo de Conservadurismo
Hace que las personas mantengan sus predicciones pasadas porque no son capaces de incorporar nueva información. Estudios académicos han demostrado que el conservadurismo puede hacer que los individuos sobreponderen creencias iniciales sobre probabilidades e infraponderen la nueva información.
Debido a este sesgo los profesionales del sector financiero pueden cometer los siguientes errores:
- Mantener o ser lentos en actualizar sus pronósticos a pesar de la llegada de nueva información contraria a su tesis de inversión.
- Mantener una inversión por no querer lidiar con el estrés mental de tener que actualizar la visión sobre un activo.
Sesgo de Confirmación
Hace que las personas solo busquen, o que solo capte su atención, la información que confirma sus creencias previas, y que ignore o reste importancia a aquella que contradice estas creencias.
Debido a este sesgo los profesionales del sector financiero pueden cometer los siguientes errores:
- Considerar solo la información que afecta positivamente a los activos que tiene en su cartera.
- Crear carteras poco diversificadas que tienen demasiada exposición a determinados riesgos. Los inversores tanto no profesionales como profesionales pueden enamorarse de sus activos y no prestar atención a las malas noticias.
Sesgo de representatividad
Clasificar la nueva información basando esta clasificación en experiencias pasadas. Los seres humanos utilizamos nuestras clasificaciones mentales para poder derivar sentido de nuestras experiencias y le damos un peso muy importante a las mismas. Cuando obtenemos nueva información solemos incluirla en una de nuestras categorías, aunque no se ajuste a una de ellas. La información puede ser muy diferente a la del resto de información de un grupo y tener consecuencias muy distintas a las que anticipábamos.
Este sesgo puede llevar a:
- Realizar una predicción basándote en información que no es representativa.
- Actualizar creencias basándote en clasificaciones simplistas en vez de pasar por el estrés mental de trabajar los datos que pueden suponer mayor esfuerzo por ser más complejos.
Sesgo de ilusión de control
Las personas tienden a pensar que tienen control, o que pueden influenciar, sobre eventos cuando en realidad estos eventos son completamente ajenos. Por ejemplo, Langer (1983) descubrió que las personas a las que se les permite elegir los números de lotería estaban dispuestos a pagar más por el boleto que aquellos a los que se les asignaban los números de manera aleatoria.
Este sesgo puede llevar a:
- Realizar más operaciones en el mercado de las que son necesarias. El hecho de pensar que tienes un control alto sobre el resultado de tus inversiones puede llevar a exceso de operaciones y peores retornos.
- Carteras poco diversificadas. Muchos inversores prefieren invertir en acciones cercanas a ellos porque piensan que tienen más control sobre el resultado de las mismas.
Sesgo de retrospectiva
Sucede cuando, una vez que se sabe lo que ha ocurrido, se tiende a modificar el recuerdo de la opinión previa a que ocurrieran los hechos, en favor del resultado final. Este sesgo tiene mucho que ver con el hecho de que los resultados que han sucedido son más claramente evidentes para nuestro cerebro que aquellos que no sucedieron. Además de esto, las personas suelen recordar sus predicciones mucho más precisas de lo que realmente fueron.
Para aliviar la incomodidad asociada a la incertidumbre, las personas tendemos a ver las cosas que ya han ocurrido como inevitables y predecibles. Además, cuando las personas recordamos, no tenemos una memoria perfecta, tendemos a rellenar los huecos con aquello que preferimos recordar, lo que a veces nos impide aprender de nuestros errores pasados.
Este sesgo puede llevar a:
- Sobreestimar nuestras predicciones, dándonos una falsa sensación de confianza. Por ejemplo, cuando una inversión que hemos hecho sube de una manera que nuestro racional inicial no explicaba, podemos llegar a repensar nuestro racional para acomodar las razones.
- Nos puede llevar a tomar riesgos excesivos.
Sesgos relacionados con cómo procesamos la información
Los sesgos de esta segunda categoría hacen que procesemos y usemos la información que recibimos de una manera ilógica o irracional.
Los principales sesgos dentro de esta categoría son:
Sesgo de anclaje y ajuste
Es un sesgo en el que el uso de una heurística (anclaje) influencia la manera en la que estimamos probabilidades. Cuando tenemos que estimar el valor de una magnitud que no conocemos, comenzamos imaginándonos una cantidad inicial por defecto – un ancla – y solemos ajustarla arriba o abajo para reflejar el análisis de la información que nos llega sobre la magnitud. Las personas usamos este anclaje y ajuste porque somos mejores estimando comparaciones que valores absolutos.
Este sesgo puede llevar a:
- Tener puntos de compra y venta en niveles arbitrarios que no ajustamos bien con nueva información.
- No ajustar adecuadamente nuestra visión sobre las predicciones fundamentales sobre una compañía ya que nuestra primera predicción sirve como ancla.
Sesgo de encuadre
Las personas respondemos a preguntas de una manera distinta según la manera en la que se nos pregunta. Esto quiere decir que el procesamiento de información se ve afectado por el encuadre del estímulo. Un claro ejemplo es el usar el contexto de ganancia o el de pérdida. Como ejemplo sería este planteamiento: ganancia- el 25% de las personas a las que se les dé este medicamento sobrevivirán vs pérdida – el 75% de las personas a las que se les dé este medicamento morirán.
Este sesgo puede llevar a:
- Elegir inversiones inadecuadas por cómo la información sobre la inversión está presentada.
- Centrarse demasiado en las fluctuaciones del corto plazo.
Sesgo de disponibilidad
Las personas solemos determinar la probabilidad de un resultado afectados por lo disponible que tenemos el recuerdo de ese resultado o uno similar en nuestros cerebros.
Si recordamos ese resultado vamos a asumir que es más probable que ocurra. El problema es que nuestra memoria está sesgada, por ejemplo, recordamos mejor los eventos que han sucedido hace poco.
Este sesgo puede llevar a:
- No diversificar adecuadamente: elegir basados en un rango de selección limitado a nuestra experiencia.
- No tener una distribución de activos adecuados con unas características de riesgo-retorno óptimas, por no ser capaces de estudiar todo el universo de posibilidades de inversión y centrarnos solo en aquello que nos es conocido.