Aunque los rendimientos de las carteras dependen de una combinación de resultados a corto, medio y largo plazo, sin duda, cuanto más largos sean los periodos de inversión, más tiempo cuentan las inversiones en convicciones para obtener buenos resultados.
En paralelo, como se cuenta con tiempo suficiente para aumentar sus resultados, los profesionales tratan de evitar los riesgos excesivos que puede traer consigo la inversión a corto plazo.
Se aprecia perfectamente en este gráfico, donde en azul vemos los mercados alcistas y en verde los bajistas.
Fuente: MSCI
Visto lo anterior de otra forma más resumida.
Sin embargo, está demostrado que incluso a los inversores de más largo plazo, les puede resultar difícil mantenerse en mercado en momentos bajistas debido sobre todo esos sesgos conductuales de los que hemos hablado en el capítulo 2.
¿Qué puede decir un asesor a esos inversores para evitar que vendan en el peor momento posible?
Tanto la volatilidad como los mercados bajistas asustan al inversor, pero para los profesionales de la gestión financiera son una oportunidad para tomar posiciones en empresas cotizadas de calidad a precios baratos. Las caídas crean oportunidades para los inversores que mantienen la calma. Si tomamos buenas decisiones en periodos de tensión de los mercados, podríamos lograr una sólida rentabilidad en los años posteriores.
Dicho de otro modo, y recogiendo una frase de Warren Buffett: “Hay que ser temeroso cuando los demás son codiciosos y codicioso cuando los demás son temerosos”. En otras palabras: los mercados bajistas pueden ser un buen aliado para los inversores, siempre que estos mantengan la calma, sean pacientes y se enfoquen en el largo plazo.
Invertir en una compañía cuando los precios son bajos y no cuenta con el favor de los inversores, manteniendo la inversión durante el tiempo suficiente como para que el mercado refleje su verdadero valor.
Qué lecciones se aprenden de los mercados bajistas
Podemos identificar al menos seis.
1. Evitar las compañías que destacaron en el ciclo anterior
Los ciclos de mercado son largos. La pandemia marcó el final del ciclo posterior a la crisis financiera mundial, dominado por el desapalancamiento, los problemas de demanda y la expansión de la globalización. Estas condiciones llevaron a una orientación más expansiva de la política monetaria y fiscal, a un coste de capital reducido y a la inflación de las cotizaciones.
Hoy nos encontramos en el principio de un nuevo ciclo marcado por la desglobalización, la reducción de la oferta de mano de obra y la descarbonización, condiciones que llevarán a un cambio de la inflación de los precios de los activos a la inflación de los bienes. Los márgenes de beneficios y las compañías con valoraciones elevadas se enfrentarán a una presión continua. Es probable que la inflación continúe subiendo durante este periodo, por lo que hay que evitar muchas de las compañías de rápido crecimiento, fundamentalmente estadounidenses, que destacaron en el ciclo anterior.
2. El liderazgo del mercado suele cambiar tras un mercado bajista
En este caso, una imagen vale más que mil palabras. A veces son esas compañías que más caen las que generan más sorpresas positivas a los inversores una vez pasa la tormenta.
Fuente: Capital Group, MSCI, Refinitiv Datastream
3.- Separar el grano de la paja
Las cosas han cambiado. La inversión en las mejores compañías con las mejores trayectorias de crecimiento ha sido un buen enfoque en los últimos diez años. Pero de cara al futuro, lo más probable es que resulte más complicado generar una buena rentabilidad y que cambien los factores que la impulsan. Por ejemplo, ya no es posible mantener la inversión en las compañías de más rápido crecimiento sin tener en cuenta los beneficios. Estamos ante el regreso de los fundamentales. Desechar a aquellas compañías que generen dudas e invertir únicamente en nuestras mayores convicciones.
4.- Los mercados bajistas pueden provocar caídas indiscriminadas
Otra imagen vale más que mil palabras. El caso Amazon comparado con otra puntocom, Pets.com, visto en dos gráficos. Evolución de sus cotizaciones desde 31 de enero de 2022 hasta el 30 de junio de 2022 (el gráfico de menor tamaño muestra las rentabilidades diarias desde el 3 enero 2000 al 31 diciembre 2000). Pets.com terminó desapareciendo.
5.- Cambiar lo intangible por lo tangible
En los últimos diez años, el mercado ha valorado en gran medida aquellas compañías que ofrecen productos intangibles, como el software, pero recientemente hemos comenzado a ver una mayor aceptación de aquellas otras que fabrican cosas tangibles. Por ejemplo, la demanda de vehículos eléctricos no deja ver materias primas que han visto aumentar su consumo, como níquel y el cobre, necesarios para fabricar baterías. A largo plazo tienen un gran recorrido.
No obstante, para que una inversión en materias primas tenga éxito, es necesario que la compañía en cuestión cuente con recursos a largo plazo o con un medio rentable que permita encontrar dicha materia prima y producir más cantidad.
6.- Enfocar la inversión en compañías dominantes
No estamos ante una tormenta pasajera, sino ante un verdadero «cambio climático» en los mercados. Debemos evitar quedarnos anclados en las tasas de crecimiento, los márgenes de beneficios o las cotizaciones que se registraban en el pasado. Dada la gran incertidumbre que ofrece el entorno actual, el foco está en compañías consolidadas y dominantes en sus respectivos sectores, que generan sólidos flujos de caja, cuentan con fuertes ventajas competitivas y pueden financiar su propio crecimiento. De nuevo, análisis fundamental.
Conclusión
Podemos resumir que:
- Muchos inversores creen que pueden anticipar el comportamiento del mercado: son muchas las pruebas que apuntan a que la mayoría no puede.
- La inflación es un riesgo del que los inversores no pueden escapar, por lo que debe tenerse en cuenta durante el proceso de construcción de la cartera.
- La inversión a largo plazo proporciona un elemento de estabilidad para superar los sesgos conductuales de los inversores.
- Junto a la inversión a largo plazo, el establecimiento de normas de inversión, el reequilibrio frecuente, la inversión sistemática y la inversión basada en objetivos pueden servir para superar los sesgos conductuales de los inversores.