La gestión discrecional de carteras se ha convertido en una auténtica alternativa para los ahorradores que buscan optimizar su patrimonio, delegando las decisiones de inversión a un gestor especializado y depositando su confianza en la experiencia, capacidades y conocimiento del mercado de los profesionales.
Los datos demuestran que este tipo de gestión ha ido ganando peso en España en los últimos años. Según datos de Inverco, a través de una muestra aproximada del 70% del total de la distribución de IIC en España, el patrimonio gestionado a través de gestión discrecional y asesoramiento suma al cierre de septiembre 211.765 millones de euros, un 11% más que al cierre de 2022. La cifra supone un 66% del total de los activos bajo gestión de las IIC españolas, mientras que el 34% restante se vehículiza a través de la vía comercialización.
Desglosados ambos servicios, el de gestión discrecional de carteras y el de asesoramiento, el porcentaje distribuido mediante gestión discrecional de carteras asciende al 26,1% del total (108.823 millones de euros) mientras que a través de asesoramiento es del el 39,9%. En 2022 las cifras eran del 28,1% y 37,2%, respectivamente.
Uno de los aspectos que más se valora en este tipo de gestión es el alto nivel de transparencia en la información periódica y de seguimiento que reciben los inversores sobre la evolución de sus ahorros. Terminamos el capítulo señalando los principales argumentos que la industria esgrime a favor de la gestión discrecional que está calando en el inversor minorista tal como demuestran los datos.
Ventajas de la gestión discrecional
- Permite llevar un control de las inversiones. La entidad gestora debe informar periódicamente de todos los cambios en la cartera, y de esta forma se puede comprobar si se están cumpliendo los objetivos marcados antes de invertir.
- Posibilita al inversor particular acceder a una variada gama de fondos de inversión a los que, de manera individual, podría no tener acceso. Y supone además una doble diversificación, tanto por la composición de la cartera (un gran universo de activos, áreas geográficas y estilos de inversión seleccionados estratégicamente en función del perfil del cliente y de sus objetivos) como por el hecho de invertir en fondos de inversión (que ya es en sí una manera de diversificar). Es importante tener en cuenta que en inversión los riesgos pueden minimizarse si se diversifica repartiendo el capital en diferentes productos financieros.
- Inversión en las mejores condiciones posibles (clases carteras).
- El cuestionario previo que debe cumplimentar cada cliente permite que la cartera de activos elegida se ajuste tanto a su perfil de riesgo como a sus objetivos de inversión.
- Se libera al inversor de la toma de decisiones en el día a día, delegándola a profesionales con amplia experiencia y conocimiento del mercado. Esta manera de operar proporciona al cliente una capacidad de respuesta ágil ante lo que suceda en los mercados.
- Gestión activa y flexible por parte de un equipo especializado.
- Su filosofía es que se lleven a cabo cambios tácticos en las diferentes carteras, pero que los movimientos estructurales estén bien planteados.
- Permite aprovechar las ventajas fiscales de operar con fondos de inversión. En caso de clientes que sean personas físicas residentes, estos podrán beneficiarse del régimen de diferimiento fiscal cuando se trate de traspasos entre fondos de inversión, dado que solo habrá que pagar impuestos una vez se retire el capital mediante el reembolso de fondos y no cada vez que se realicen traspasos entre fondos.
¿Riesgos en la gestión de carteras de inversión?
Por último, analizamos también los riesgos con los que se puede encontrar un inversor a la hora de invertir a través de gestión discrecional. Hay que tener en cuenta que habitualmente, la gestión de carteras se instrumentaliza a través de fondos de inversión; por tanto este tipo de inversiones no está exenta de riesgos. Así, quien vaya a invertir su capital a través de un servicio de gestión de carteras debe ser consciente de los posibles riesgos de crédito (tanto de los activos como de sus emisores), riesgos de mercado (entre ellos, los riesgos de tipo de interés, de tipo de cambio, de invertir en renta variable, en mercados emergentes o de concentración geográfica y sectorial), riesgo de pérdida de capital y también, del riesgo vinculado a invertir en instrumentos financieros derivados.
Otra de las cuestiones que un inversor particular debe considerar a la hora de optar por un servicio de gestión de carteras es la confianza que le genera la entidad que presta el servicio y, en concreto, la entidad gestora que gestionará a través de sus gestores el patrimonio de su cartera. Es dicha entidad gestora a través de sus gestores quien tomará las decisiones de inversión y ejecutará todas las operaciones por su cuenta, por lo tanto es muy importante que el cliente tenga plena confianza en su criterio y capacidades.